La 'Macropulpada Electrónica' reúne música y gastronomía en el Raval
Algunos barrios son todavía como pueblos dentro de una ciudad. Otros, en cambio, se convierten en zona de paso y caladero de turistas y transeúntes. Las dos almas de la urbe conviven en el Raval, que lleva siendo el puerto de llegada para muchos barceloneses desde hace varios siglos, sin dejar por ello de albergar un espíritu de comunidad. Este año, su fiesta mayor ha comenzado con olor a pulpo gallego y música.
La pulpada electrónica que organizan mensualmente los restaurantes Arume y Cera 23 se ha transformado en macropulpada, y el pulpo, que es la estrella de Arume –no por casualidad en su versión Pulpo Atlántico mereció a la Mejor Tapa del Año 2014- ya ha cobrado dimensiones de monstruo de novela de Julio Verne.
Porque esta tapa crea afición: en el recinto de la macropulpada, que se celebró el pasado viernes, en algunos momentos el aforo quedó completo y hubo que guardar cola para entrar en el solar que albergaba el escenario y las barras con pulpo, bebidas y souvenirs. En el interior, familias con bebés que llevaban un dibujo de pulpo en los pañales, algún disfraz de pulpo, y bolsas y abanicos de la celebración que –según le oigo comentar a una chica- se agotan a media tarde.
Por el escenario, aunque la pulpada se defina como electrónica, pasarán propuestas muy distintas que conducirán de la tarde a la noche a los asistentes. “Algunos de los músicos son de nuestro entorno. Con otros, hemos querido apostar por gente con nos gusta mucho”, me cuenta Carlos Vidueira, uno de los copropietarios de ambos locales. Far Island, Pantanito, Dotore, Houdinis, Maribel Pinchadiscos y Option B se suceden ante un público de todas las edades.
A primera hora, los niños del barrio se mueven con la música. Al otro lado de la estrecha calle Aurora, unos vecinos mayores miran sonrientes desde el balcón. El calor arrecia, pero es raro ver a ninguno de los asistentes sin la tapa de pulpo, un pulpo que llega de Galicia y que es la enseña de estos dos restaurantes del Raval.
“Queríamos hacer algo especial para celebrar que el Arume cumple un año y el Cera 13, cuatro. Hemos intentado hacer cocina gallega pero dándole modernidad, y cogiendo también influencias mediterráneas de la ciudad. Los dos restaurantes comparten un concepto entre sí, pero no tienen platos iguales”. Bajo los auspicios de ambos la primera pulpada sirvió 30 raciones, mientras que en esta ocasión se esperaba hasta a 1800 asistentes.
Patata, pimentón, aceite y una cocción cuidada, aliñados con música que fueron subiendo las pulsaciones hasta las dos de la mañana: un baile de fiesta mayor para el siglo XXI.