Fresas, la fruta que anuncia el buen tiempo
¿Qué tendrá la fresa que es tan utilizada en mermeladas, yogures, helados, caramelos y golosinas? Sin duda es una fruta bonita, con su rojo subido, y gusta a pequeños y mayores, sola o dando sabor y color a otras preparaciones; es un símbolo de sensualidad y pasión para algunos, y el capricho de las mujeres embarazadas a satisfacer para evitar que su marca aparezca en la piel del bebé.
Por la razón que sea, consumimos este fruto originario de las regiones montañosas del norte desde la época de los romanos, y como su temporada comienza aproximadamente este mes de marzo, se ha convertido en la precursora de la época del buen tiempo, cuando las fruterías multiplican su oferta con las variedades que llegan en primavera y en verano.
A pesar de que son la misma fruta, distinguimos entre las fresitas, pequeñas; las fresas, de tamaño medio, y los fresones, las más grandes.
-Fresas de origen silvestre: crecen en los bosques de alta montaña, son pequeñas y delicadas y de un color rojo intenso cuando maduran; hay que consumirlas apenas cosechadas porque se estropean enseguida. Las que encontramos en el mercado son de cultivo y un poco más grandes que las silvestres.
-Fresas tradicionales: son de cultivo, de medida media, proceden del cruce de varias especies de fresitas, no son tan rojas, y son más aromáticas, sabrosas, redondas y no tan duras como los fresones. Se conservan 4 o 5 días en buenas condiciones.
-Fresón: es la variedad más consumida actualmente, porque son más rentables para el agricultor y aguantan más antes de estropearse, por lo menos una semana. Proceden de la hibridación de variedades silvestre europeas con variedades americanas, y su carne es más dura, pero menos sabrosa que las fresas más pequeñas.
Buenas y sanas
Además de ser buenas y gustar a todos, o casi, las fresas son muy sanas. Tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, son diuréticas y tienen más cantidad de vitamina C que la naranja. También tienen otras vitaminas, potasio y fibra, y aportan pocas calorías ya que tienen menos cantidad de azúcar que otras frutas, como nos explica la nutricionista Magda Carlas.
No todo, sin embargo, es positivo, y las fresas también tienen un lado oscuro: a algunas personas les provocan alergia, con síntomas que pueden ir desde una urticaria en la piel o una inflamación en la boca a otros más graves como inflamación de la garganta o los bronquios.
Fresas con nata, fresas y chocolate...
La mejor manera de comer las fresas es directamente, solo lavadas y con la mínima manipulación, porque es un producto delicado. Hay que pasarlas por agua antes de quitar el pedúnculo, para evitar que la fruta se agüe, y ya están listas para consumir.
Una vez limpias, las podemos bañar en chocolate caliente para hacer un postre de lo más glotón, o bien optar por acompañarlas con nata o azúcar, o bien bañadas con algún líquido: zumo de naranja, vino dulce tipo moscatel o su propio zumo.
Cuando abundan en el mercado podemos hacer mermeladas, batidos (triturándolas con leche o yogur), tartas, mousses, tartas, helados o postres tradicionales (copa de fresas con nata, fresas con crema). Alegran el desayuno mezcladas con los cereales o añadidas al yogur, o en un batido con otras frutas.
En la cocina salada quedan muy bien en ensaladas, a las que aportan su toque dulce y ácido, y también podemos hacer salsas o acompañamientos para productos grasos, como por ejemplo el magret de pato o el atún: aportarán frescura y acidez para limpiar el paladar.
Mezclándolas con queso crema podemos hacer cremas para untar, e incluso podemos experimentar combinaciones más atrevidas, con espárragos o en una ensalada de lentejas.
Recetas fáciles con fresas
No podía faltar una receta sencilla para hacer mermelada, que podemos practicar en el momento que encontremos las fresas al mejor precio, ni una receta para hacer un helado fácil. Tampoco un postre de fresas, pero hay cientos: simplemente debemos poner imaginación en la combinación de ingredientes, utilizando los que más nos gusten. El resto de recetas, todas asequibles, esperamos que os sirvan y que al menos alguna os sorprenda.
Chutney (salsa agridulce) de fresas
Ingredientes: 500 g de fresas o fresones, 1/2 cebolleta o cebolla morada, 100 g de azúcar moreno, 1 cucharada de jengibre rallado, pimienta negra molida, ralladura de piel de limón, 1 guindilla pequeña, aceite de oliva, 125 ml de vinagre (la mitad de vino blanco o de manzana y la mitad de módena) y sal.
Preparación: Lavamos las fresas o fresones, cortamos la coleta y partimos a cuartos. Cortamos la cebolla a dados y la sofreímos en una cazuela con aceite. Cuando empiece a estar transparente, añadimos el resto de ingredientes, mezclamos bien y echamos el azúcar y las fresas. Dejamos cocer a fuego medio entre 20 y 30 minutos, hasta que el líquido reduzca y obtengamos una salsa espesa. Podemos guardar en tarros de conserva o varios días en la nevera; calentamos antes de servir acompañando por ejemplo un magret de pato, o lo servimos frío con unos quesos. También podemos untar sobre una tostada, para el desayuno.
Mermelada de fresas
Ingredientes: 1 kg de fresas o fresones, 600 g de azúcar y 1 limón.
Preparación: Lavamos bien las fresas o fresones, quitamos las colas y las ponemos en un bol, cortadas a cuartos. Regamos con el zumo del limón y espolvoreamos por encima una cuarta parte del azúcar. Dejamos reposar media hora o una hora. Pasamos por el pasapurés y, en una olla de acero inoxidable, añadimos el resto de azúcar y cocemos durante 20 o 25 minutos, revolviendo con frecuencia. Si no tenemos pasapurés, cocemos las fresas en trozos y al terminar el proceso, si no se han deshecho y queremos una mermelada fina, trituramos con la batidora.
Helado de fresas
Ingredientes: 500 g de fresas congeladas, 150 g de queso de untar y 4 c/s de azúcar.
Preparación: Antes de congelar las fresas, las lavamos, les quitamos las hojas y las partimos si son grandes. Ponemos las fresas congeladas justo recién sacadas del congelador en el vaso de la batidora con el queso y el azúcar. Trituramos hasta conseguir una masa cremosa y homogénea, como un helado. Servimos en copas altas con virutas de chocolate por encima o unas hojas de menta.
Tarta fácil de crema y fresitas
Ingredientes: 1 paquete de fresas, 1 lámina de hojaldre, azúcar lustre y 1 huevo batido.
Para la crema pastelera: 1/2 litro de leche, 3 o 4 yemas de huevo, 2 cucharadas de fécula (maicena), 125 g de azúcar, vainilla, canela o piel de limón.
Preparación: Desenrollamos la lámina de hojaldre (preferiblemente rectangular) y recortamos de cada lado una tira de 1 centímetro de ancho. Mojamos estas tiras con un poco de huevo batido y las pegamos a los cuatro lados de la masa, formando como un muro alrededor. Lo pintamos con huevo. Pinchamos toda la superficie con un tenedor, lo llenamos con garbanzos o alubias secas (nos ayudaran a que no suba durante la cocción) y la horneamos con el horno precalentado a 200ºC, bajamos la temperatura y dejamos cocer unos veinte minutos, o hasta que vemos que los bordes cogen un bonito color tostado.
Mientras tanto, preparamos la crema pastelera. Trabajamos las yemas de huevo con el azúcar hasta que estén bien mezclados y cojan un color blanquecino, añadimos la fécula y, cuando esté todo bien unido, vertemos la leche hirviendo perfumada con la canela, la piel de limón o la vainilla, al gusto. Lo ponemos al fuego y vamos removiendo continuamente hasta que se vaya espesando y hierva; retiramos del fuego y seguimos removiendo unos instantes bien fuerte; dejamos reposar.
Sacamos del horno el hojaldre y lo dejamos reposar. La crema la repartiremos por la base de la tarta, y decoraremos la superficie con las fresas. Acabaremos esparciendo por encima azúcar lustre, utilizando un colador fino. Si utilizamos fresones, los cortamos por la mitad y los superponemos formando filas.