Isabella Beach Club

Cuando abrió hace 2 años en la urbanización playas de Fornells, en la costa norte de Menorca, Isabella fue la sensación del verano en Menorca, por lo novedoso del concepto beach club en la isla y porque sentarte en una silla menorquina, con una copa en la mano o picando algo, mientras el sol se va escondiendo detrás del imponente cabo de Cavallería, es una auténtica delicia.

El responsable de todo esto es Xavi Coll, “el más listo de la clase”, un joven emprendedor, atrevido e innovador, que hoy cuenta con otros dos beach club, el Francesca en Cala Galdana (Ferreries), que se inauguró hace un año, y el Ivette, en Cala Morell (Ciutadella), que ha abierto este verano. Los nombres femeninos no son casualidad, son los de las mujeres de su vida, su madre, su hija y su mujer.

Nada más entrar por la puerta te das cuenta que estás en un sitio especial. En la decoración, muy mediterránea, predomina el color blanco, las paredes, el mobiliario, las sillas menorquinas, la indumentaria del personal, gente joven. La luz del mediterráneo inunda todos los espacios semi interiores y las terrazas, donde te puedes acomodar en un sofá mientras te tomas un cóctel, un vino o una copa de champagne y contemplas el espectáculo.

Su propuesta gastronómica tiene tres partes claramente diferenciadas. “Algo para picar”, con tapas y platos para compartir de corte más clásico: bravas, croquetas de diferentes sabores, mejillones, carpaccios, jamón ibérico de bellota, quesos (con un surtido de quesos de Menorca). Un apartado dedicado “A la brasa”, con excelentes carnes, de muy buena calidad y bien tratadas en la brasa: diferentes brochetas, solomillo y entrecot; y piezas especiales, como el T-Bone de vaca madurada 900gr, el chuletón de ternera dry aged 600gr, o el entrecot Angus Nebraska 300gr. Y por último las “Especialidades japonesas”, que merecen mención aparte.

Se agradece encontrar en una carta hasta 15 propuestas de “Especialidades Japonesas”, porque en Menorca, aunque la hay y de buena calidad, no abunda la oferta gastronómica de cocina oriental.

De entrada llaman la atención los siete uramaki diferentes. De salmón con aguacate, o con mango y queso Philadelfia; de pollo agridulce; vegetariano, con espárrago triguero, Maguro con atún (Balfegó); el uramaki Isabella, relleno de gamba, cebolla caramelizada, sésamo y tope de mahonesa de soja; y la estrella de la casa, un plato sabrosísimo y de presentación espectacular, el uramaki Francesca. Está relleno de cigala de Menorca con tope de alioli gratinado, coloreado con remolacha, y se presenta con la enorme cabeza de la cigala, que ha sido salteada con aceite y soja, y la cola, utilizando los rolls como si fueran las anillas del cuerpo, dándole así al plato la forma del crustáceo. Una gran cigala comestible en diferentes texturas, con un ligero toque ahumado y con el punto picante del alioli.

Antes de gozar con el Uramaki Francesca, o después, puedes optar por unas delicadas gyozas de gambas, excelentes, o de pollo; por uno de sus sashimis o sus variados de sushi, con un sushi Isabella muy bien presentado; decantarte por un tataki de atún Balfegó (es el atún que tienen para todas sus elaboraciones) en tres texturas; o pedir un tartar de salmón con mango.

Para acabar el ágape, como no tienen postres en la carta sino tres o cuatro tartas y helados para cubrir el trámite, y como tampoco tienen café, te recomendamos que pases directamente a un combinado o un cóctel, por ejemplo, el frutal Isabella, que lleva piña, mango, sandía y fresas, con vodka o ron, y te relajes contemplando el paisaje y el mar, el color anaranjado del cielo si acaba de ponerse detrás del cabo Cavallería, o las estrellas si ha caído la noche.