Entre la estación de Sants y la plaza España de Barcelona se encuentra el Restaurant Nectari, que luce con todo merecimiento una estrella Michelin desde el año 2012. Es el espacio de buena mesa en que el chef Jordi Esteve pone en práctica su idea de la cocina, basada en el producto de primera calidad, autóctono y de temporada tratado siempre de manera virtuosa. Él mismo va a Mercabarna tres veces por semana a por el pescado y se sienta a comer con los pescadores. “Así he aprendido a saber diferenciar no sólo tipologías, sino también a conocer realmente cuando el producto es del día”, nos cuenta.
Jordi puede presumir con toda justicia de una formación en grandes restaurantes, la mayoría de ellos galardonados también con estrellas Michelin. Trabajó con Martín Berasategui en San Sebastián, en l’Ambroise y el Pré-Catalan de París y en el Girasol de Alicante, donde fue durante cuatro años primer chef.
Actualmente, además de sus tareas en Nectari, participa habitualmente como chef invitado en Jornadas Gastronómicas de diversos países. “Todo empezó cuando un chef japonés vino a comer al Nectari. Estaba de ruta con diez pianistas por toda España. Me dijo que era el establecimiento en el que mejor había comido y que me esperaba en un año en Osaka para hacer un intercambio de técnicas y elaboraciones. Nos dimos un apretón de manos y yo creí que todo se quedaba ahí, como un halago precioso. Pues no. Once meses después recibí los billetes de avión para ir y gracias a una amiga compositora japonesa, Mine Kawakami, empecé mis experiencias gastronómicas con el chef Mottokawa.
Luego ha venido él aquí y así seguimos haciéndolo todos los años. Mine nos hace de intérprete y ahora tengo una vía directa de productos desde Japón. La mejor calidad es mi leitmotiv, así como que la experiencia en un restaurante lo incluya todo”. La comida se sirve en unas bandejas para que sólo haya en la mesa dos platos a la vez. “Lo que quiero es que, como en Japón, la gente viva la comida como un placer de valor incalculable, así como la compañía y la sobremesa”.
El resultado de esa excelente formación y de la filosofía culinaria que ha ido perfeccionando con el paso de los años es una cocina gastronómica de raíces mediterráneas y pinceladas japonesas, con elaboraciones como las virutas de foie marinadas al momento con reducción de Sauternes, un increíble gazpacho de bogavante con sorbete de melón y crujiente de jamón, un arroz meloso de cigala y, para los amantes de la carne, lomo de cabra hispánica con piña.
Pequeño y acogedor local
Un pequeño local con una docena de mesas, distribuidas entre tres comedores, con una decoración que mezcla los estilos clásico y moderno hace que nos encontremos en un ambiente sumamente acogedor. A ello contribuye el trato que dispensa a los comensales Conxita, la madre de Jordi, que como encargada de la sala consigue que se sientan como en casa sin dejar en ningún momento de atenderles con la máxima profesionalidad.
Para Esteve es fundamental tener una carta sumamente equilibrada. Es por ello que elabora junto a su hermana Blanca Esteve, dietista nutricionista, las cartas y menús. Asimismo, cada plato viene indicado con todo detalle para evitar cualquier problema de alergias. “Lo cocino todo al momento, de modo que si alguien tiene alguna alergia o intolerancia, me lo puede indicar fácilmente y buscamos una alternativa para que no se sienta diferente”.
Es más, la carta y los menús (hay el del mediodía y noche a 35 euros y el degustación de diez platos a 75 euros) están también disponibles en braille para los invidentes. Nectari: néctar para los 5 sentidos.