5 tendencias gastronómicas que arrasan en Estados Unidos
A principio de cada año el aluvión de predicciones gastronómicas se desborda en la prensa de Estados Unidos, pero sucede que los productos o propuestas que acaban triunfando surgen inesperadamente y, en su mayoría, son fruto del abrazo de las redes sociales. De entre todas las tendencias latentes seleccionamos cinco que en los últimos tiempos saborean el sueño americano:
1. Cronut: un anillo (dulce) para gobernar al mundo
El 10 de mayo de 2013 un francés llamado Dominique Ansel lanzó una nueva creación desde su pequeña pastelería de Nueva York que en breve se convertiría en la pasta más viral de la historia. La fotografía de este híbrido de croissant y donut comenzó a circular por diversas redes sociales creando un fenómeno mundial que apenas se puede comparar con ningún otro producto. Ansel jugó bien sus cartas y al contrario de lo que se pudiera esperar no dio el paso de comercializarlo industrialmente ni creó franquicias para abastecer el ansia y la expectación generada. Para disfrutar de un verdadero cronut no queda otra que comprar un billete a la Gran Manzana y madrugar mucho.
De forma diaria y ya antes de las 7 de la manaña se forma una cola infinita en la puerta de su establecimiento. Adeptos neoyorquinos y turistas que se arriesgan a irse con las manos vacías pues Ansel no elabora más de 300 piezas por jornada ni vende más de dos por persona. La demanda es tal que ya existen empresas y particulares que logran lucrarse al ofrecer su propio tiempo de espera para aquellos que no quieran pasar frío, mojarse o permanecer en la calle durante horas. La pastelería de Dominique Ansel.
El llamado “Willy Wonka de NYC” ha conseguido en tan sólo un año convertirse en objeto de estudio de universidades, ser protagonista de miles de artículos, recibir decenas de premios y ver cómo se conmemora un día oficial y nacional alrededor de su creación. Mantiene que su cronut es único y el resto meros híbridos pasados por aceite, pero lo que es imparable es la cantidad ingente de pastelerías dentro y fuera de sus fronteras que moldean copias a la espera del mismo efecto.
2. Kale: la revolución verde
Olvidaros de Popeye y de su fórmula secreta, el “superalimento” que multiplica por diez las vitaminas de las espinacas es lo que nosotros llamamos col verde o rizada. Llamamos, pero no utilizamos, dado que no es una especie que forme parte de nuestra culinaria. Su cultivo se ha dado originalmente en el norte de Europa, donde está asociada a diversas festividades, aunque si en California se planta, seguro que nosotros también podríamos hacer lo propio. Pertenece a la especie brassica oleracea, por lo que es prima hermana de la coliflor, el romanesco, el brócoli o la berza. Sus propiedades son las verdaderas responsables de su auge: contiene más calcio que la leche y más hierro que un bistec, es rica en potasio, ácido fólico, carotinoides y vitaminas A, K y C.
Una rápida búsqueda en portales editoriales deja boquiabierto a cualquiera, pues existen más de 23.000 libros actualmente donde el kale tiene protagonismo. Se prepara de todas las maneras imaginables, aunque como aderezo, en ensalada, batido o snack es como más triunfa.
RECETA DE KALE CHIPS
Ingredientes:
- - Col rizada
- - Aceite
- - Sal
Preparación:
- Limpia las hojas y sécalas con un poco de papel
- Precalienta el horno a 180 ºC
- Corta las hojas en trozos, introdúcelas en un bol e impregna ligeramente con aceite virgen extra.
- Dispón las hojas separadas en una bandeja que contenga su respectivo papel de horno.
- Hornea durante 8-10 minutos aproximadamente vigilando que no se quemen.
- Sala al gusto…¡y a disfrutar del snack más sano y en boga!
3. Sriracha: fuego en el plato
La salsa ultra picante tamaño XL con boquilla verde a modo de biberón que vende el tendero asiático de la esquina ha tocado el cielo entre el público estadounidense. Algunas de las mayores publicaciones especializadas le llegan a dedicar una semana entera de contenidos e incluso en Halloween fueron muchos quienes idearon trajes que emulaban el bote. Viendo todo el material que se genera al respecto parece que ya no se coma nada sin este toque explosivo no apto para paladares sensibles.
El nacimiento de esta salsa se remonta unos ochenta años a la ciudad tailandesa de Si Racha, donde la Sra. Thanom Chakkapak la servía entre sus familiares y convecinos hasta dar el paso de comercializarla. Hace ahora 30 años vendió la receta a una empresa mayor cuyo producto sería copiado por otras compañías que durante décadas proporcionaron este sabor tan autóctono a locales y expatriados.
La reciente fiebre que se ha apoderado de los estadounidenses, y que poco a poco es más familiar en Europa, responde al interés en progresión geométrica sobre los platos del sudeste asiático. Hoy día te la encuentras hasta en la sopa, literalmente, así como en pastas, carnes, pescados y aderezos. Las propuestas más excéntricas que arrasan son palomitas, galletas y Bloody Marys impregnados de esta salsa. Pura adicción.
RECETA PARA UNA SRIRACHA CASERA
Ingredientes:
- - 1 chile (jalapeño o serrano)
- - 4 dientes de ajo
- - Media cucharita de sal
- - Una cucharada de azúcar moreno
- - Una taza de agua
- - Una cucharada sopera de vinagre de arroz
Preparación:
- Picar el chile y los dientes de ajo y volcar a una sartén o cazo con la sal, el azúcar y el agua hasta que hierva.
- Bajar el fuego y dejar unos cuatro minutos.
- Enfriar fuera del fogón y añadir el vinagre.
- Triturar, colar, rectificar y llorar.
4. Food Trucks: gastronomía nómada
Cantine California, en París.
El abanico culinario actual sobre ruedas en Estados Unidos es infinito. Y nada de alimentos meramente grasientos y fritangas mortales, la apuesta también recae sobre ingredientes orgánicos, elaboraciones artesanas y creaciones imaginativas. El restaurador se ahorra toda la quimérica documentación y elevadas tasas que el suelo americano requiere y es él quien va a la búsqueda y captura de su clientela a puerta fría. La prensa asegura que existen tres millones de puestos de comida ambulante en suelo yanqui. ¿Por qué? Porque pueden.
Aquí la legislación prohíbe que estas furgonetas con cocina y mostrador se establezcan más allá de un mercadillo o una feria. Nada de llenar los chaflanes o esquinas de nuestras ciudades de sabores y olores. Vale, es verdad que en algunas poblaciones rurales patrias pasa varias veces por semana el “coche del pan o de los congelados”, pero sólo reparten, no elaboran platos. La comida (y bebida) callejera forma parte del patrimonio gastronómico y actúa como reclamo turístico por todo el mundo.
5. Jars: el vaso ya no se lleva
Cuando el hombre se cansó de beber de la palma de su mano comenzó a idear recipientes a partir de cáscaras, cuernos y otros materiales de la naturaleza que serían destronados al conocer la alfarería. El dominio del metal, el cristal, el vidrio y la porcelana logró ubicarse a medio camino entre la artesanía y el arte hasta que el contaminante pero higiénico plástico irrumpió a principios del pasado siglo.
Y ahora, en 2014, la humanidad da un paso más allá en la historia de la vajilla: el uso de los botes de conservas. ¿Pero cómo no se nos había ocurrido antes? ¿Por qué no servir las bebidas en recipientes de boca ancha con roscas moldeadas? Una moda que debió nacer en la cocina de alguien que no estaba de humor para fregar los cacharros y decidió hacer uso del tarro más cercano.
Y luego, maravillado por su genial idea, hizo la oportuna foto y la subió a Pinterest o Instagram siendo compartida por todos los hipsters foodies del mundo. Así que no os extrañéis si al pedir un té frío, un zumo, un batido o un vaso de leche os lo presentan en un bote de mayonesa. ¡Oh, modernidad, tus caminos son inescrutables!
Texto de Carmen Alcaraz del Blanco
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