Baobab: el alimento de moda que ha llegado para quedarse
El baobab siempre me ha parecido uno de los árboles más bellos de África. Su aspecto es enigmático y majestuoso, todo un icono de los paisajes africanos. Es conocido como el árbol de la vida, y con razón; puede proporcionar refugio, ropa, alimentos y agua a los animales y humanos de las regiones de la sabana africana.
En El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, el pequeño príncipe temía que si crecían en su asteroide destruirían su hogar y no es de extrañar ya que pueden alcanzar una altura de 30 metros con diámetros de tronco entre 7 y 11 metros (en Limpopo, Sudáfrica existe un baobab con un bar y una bodega de vinos dentro). Por otro lado, durante la temporada de lluvias absorbe y almacena agua en su vasto tronco, lo que le permite producir un fruto denso en nutrientes en la estación seca, cuando todo se vuelve seco y árido. Su tronco puede llegar a contener entre 4.500 y 120.000 litros de agua. Todos los árboles baobab son caducos. Pierden sus hojas en la estación seca y permanecen sin ellas durante nueve meses del año. La fruta tiene una cáscara aterciopelada y es del tamaño de un coco, con un peso aproximado de 1,5 kilogramos. Tiene un sabor algo ácido, descrito como "entre pomelo, pera y vainilla".
Origen
El adansonia digitata, o árbol baobab, crece en zonas bajas de África y Australia. Al baobab también se le llama el “árbol al revés” porque cuando está desnudo de hojas, las ramas que se extienden hacia el cielo parecen raíces que sobresalen en el aire, como si hubieran sido plantadas del lado opuesto. Hay nueve especies de árboles baobab en el mundo: una en el continente africano, adansonia digitata, (la especie que puede crecer hasta alcanzar el mayor tamaño y la edad más avanzada), seis en Madagascar, y una en Australia. Igualmente, crece en Oriente Medio.
Además de sus notables dimensiones, el baobab es también uno de los árboles más antiguos de la tierra. Según algunas estimaciones y gracias a la datación del carbono, se ha demostrado que algunos pueden vivir entre 1.500 y 3.000 años.
Más de 300 usos
Las hojas, ricas en hierro, se pueden hervir y comer como las espinacas. Las semillas se tuestan para elaborar un sustituto del café o se prensan para hacer aceite para cocinar o elaborar cosméticos. La pulpa se transforma en jugo, mermelada o fermentado para elaborar cerveza. Las plántulas jóvenes tienen una raíz que se puede comer como una zanahoria. Las flores también son comestibles. Las raíces se pueden utilizar para hacer tinte rojo, y la corteza para hacer cuerdas y cestas.
El cremor tártaro (un ingrediente para cocinar) se producía originalmente a partir de la pulpa ácida de la semilla del baobab, sin embargo, actualmente se obtiene principalmente como subproducto del proceso de vinificación.
Beneficios
Recientemente, el mundo occidental ha ensalzado la fruta del baobab como una superfruta gracias a sus altos niveles de calcio, hierro, potasio y vitamina C. Algunos estudios afirman que la pulpa de la fruta tiene casi diez veces la cantidad de vitamina C que la porción equivalente de naranjas frescas. Tiene un 50% más de calcio que las espinacas y se recomienda para dar elasticidad de la piel, ayudar en la pérdida de peso (gracias a su fibra y su efecto laxante) y mejorar nuestra salud cardiovascular. Además, es antioxidante, antimicrobiana, tiene efectos antiinflamatorios y antipiréticos y posee un efecto analgésico comparable al de la aspirina (probablemente debido a la presencia de esteroles, saponinas y triterpenos en la pulpa).
Quizás el uso medicinal más común de la pulpa de la fruta del baobab en la medicina tradicional africana es el tratamiento de la disentería. La pulpa de la fruta contiene aproximadamente un 50% de su peso en fibra, con proporciones casi iguales de fibra insoluble (celulosa) y soluble (mucílago). También contiene taninos astringentes y ácido cítrico, todos los cuales pueden contribuir a su eficacia contra esta dolencia.
Cuidado de la piel
El aceite de semillas de baobab contiene vitaminas antioxidantes A, D y E, así como ácidos grasos esenciales Omega 3, 6 y 9, y es un suero calmante y rejuvenecedor para el cuidado de la piel.
Usos culinarios
La fruta puede consumirse fresca o seca. La pulpa puede mezclarse con leche o agua, o utilizarse como ingrediente para cocinar con gachas de avena, elaborar diversas bebidas alcohólicas y no alcohólicas y hervirse en infusión. El zumo obtenido se conoce en África con el nombre de "bouye".
La pulpa y las semillas pueden utilizarse como espesantes de mermeladas, sopas y salsas. Las semillas tostadas se consumen a menudo como tentempié.
Las hojas pueden consumirse frescas (como verdura) o en forma de polvo (hojas secas y molidas) para la preparación de sopas y salsas. El fruto del baobab se consume únicamente cuando está seco. El polvo de fruta seca y de la semilla, que es lo que realmente llega a Europa, también se utiliza de varias maneras, y la demanda va en aumento. Una cucharada de polvo de baobab proporciona 9 calorías: 0% grasa, 98% carbohidratos, 2% proteína. El polvo de baobab tiene un ligero sabor a nuez.
¿Dónde encontrarlo?
El polvo se puede comprar online o en tiendas especializadas. También lo encontramos como ingrediente en barritas nutricionales, bebidas y yogures. Es aconsejable comprar el polvo orgánico 100% natural, libre de conservantes o aditivos.
El polvo se puede mezclar con infusiones, limonada y agua de coco. Se puede utilizar en ensaladas, adobos y salsas, añadir a sopas y guisos, hornear en panecillos y galletas caseras, espolvorear sobre fruta fresca, en helados, batidos, en gofres o crepes. Cuando se añade el polvo de baobab a las bebidas, se debe elaborar primero una pasta con unas gotas de agua para evitar la formación de grumos.
Precaución
Como todos los superalimentos, es mejor consumirlo con moderación. Todavía no hay estudios concluyentes sobre sus efectos secundarios. Consulta a un médico antes de incorporar el polvo de baobab a tu dieta, especialmente en el caso de mujeres embarazadas, madres lactantes, niños, o aquellos que están tomando medicamentos.