Los pollos también tienen su 'jabugo': el Pota Blava
Existe un tipo de pollo que no se cría normalmente, sino que goza de cuidados especiales. Al igual que los cerdos ibéricos que comen en libertad en las dehesas de Andalucía o que los relajados bueyes de Kobe en Japón, los pollos de la raza autóctona del Prat tienen un sabor exquisito, único y de lo más demandado entre los amantes de la buena mesa.
La razón, una vida de ‘lujo’ comparada con la de otras aves del mercado. En lugar de permanecer sólo 30 ó 40 días en el gallinero, los pollos Pota Blava lo hacen desde seis hasta nada menos que nueve meses a lo largo y ancho de la comarca del Baix Llobregat (Barcelona). Comen maíz y alimentos naturales, lo que genera una carne más dura, tersa, sabrosa y con menos grasa.
Sin embargo, existe a simple vista una característica inequívoca de esta raza avícola –la única en España que cuenta con la distinción comunitaria de Indicación Geográfica Protegida (IGP)–: las (asombrosas) patas azules. De ahí su nombre Pota Blava. Este rasgo, obviamente, provoca la curiosidad de todos aquellos que ven un ejemplar Pota Blava por primera vez. Bien lo sabe Valentina Guisado, presidenta de la Asociación de Criadores Raza Prat y una de los 15 criadores que estará presente en la 40 edición de la Feria Avícola de Raza Prat del 13 al 15 de diciembre.
“Tanto el pollo como el gallo o el capón del Prat tiene un brillo especial. Literalmente. Algunos me preguntan si les echamos laca, pero no, reflejan unos cuidados especiales”, ríe Guisado, para quien la carne es “deliciosa” aunque, recuerda, “hay que cocinarla bastante”. Convertida en unas de las aves más apreciadas de nuestra gastronomía, el Pota Blava será el protagonista absoluto de dicha feria, un único escaparate para dar a conocer esta especie y buscar, además, desestacionalizar el producto fuera de la campaña de Navidad. “Es fundamental a la hora de difundir su sabor y su calidad agroalimentaria”, explica la criadora, tras señalar que la feria contará además con stands de degustación de los mejores restauradores de Barcelona.
Huevo Pota Blava a la flamenca con crujiente de jamón ibérico, del Centro Extremeño Ruta de la Plata.
Además, un año más, el Pota Blava es el ingrediente fundamental de la ruta Quinto Tapa Pota Blava del Prat. En esta nueva edición y hasta el 15 de diciembre también, participan un total de 32 locales, una docena más que en la anterior. Aquí, se puede escoger entre dos propuestas de degustación: la tapa Pota Blava (de 3,5 €) y la tapa especialidad de la casa (de 2,5 €), ambas servidas con un quinto de cerveza Estrella Damm. “Hay concursos y un sinfín de oportunidades de probar este ave”, comenta Valentina. “Al fin y al cabo, se trata de dar a conocer este producto de primera calidad”.
Así, junto al pabellón agrícola, el visitante podrá disfrutar de una exposición de gallos y gallinas Pota Blava y saborear los mejores productos en el llamado Espacio Gastronómico. La 40 edición de la Feria Avícola contará también con una agenda plena de actividades y jornadas. “Tendremos también pollitos, que siempre se venden enseguida y generan muchas colas”, indica.
Pero, ¿cómo se cocina un pollo Pota Blava? De entrada y debido a su carne más tersa y fuerte, los tiempos de cocción aumentan. “Hay que tenerlo mucho en cuenta, porque no es para nada como un pollo normal”, explica Valentina. Por su parte, como más le gusta hacerlo en casa es “siempre asado”. “Es fácil: le añado ajo y perejil y ya está. Si se trata de un capón o un gallo, un poco de manteca viene estupendamente para que quede más dorado”. La clave, tener paciencia y que se haga “despacito” y, a última hora, añadirle un chorrito de coñac. Como guarnición, quedan muy bien “los frutos secos, unas ciruelas o unas setas por ejemplo”. O qué mejor que unas alcachofas también del Prat, cómo no.
Texto de Ari Basaguren