De los bosques de Málaga... al plato
Con esa sabia fórmula de humedad y rayos de sol que nos trae el otoño, llegan un año más a nuestros campos y bosques... y a nuestros platos, las setas, uno de los productos gourmet más esperados. Y en Málaga tienen, cada temporada, más adeptos. Nos referimos, por supuesto, a las setas naturales, aquellas que crecen de manera silvestre. Auténticas joyas gastronómicas con sabores y texturas inimitables, que poco a poco comienzan a asomarse en selectos puestos de los mercados de Málaga. Y no podía faltar la inimitable furgoneta de Antonio Ocaña, personaje fundamental en la popularización de los hongos que, con el descriptivo sobrenombre de "Demonte", recorre media Andalucía surtiendo de producto de altísima calidad a numerosos restaurantes. En Málaga hay varias zonas con una inmensa riqueza micológica donde disfrutar de una buena jornada para buscar setas, como los alcornocales de Gaucín y Cortes de la Frontera, el Valle del Genal, por la zona de Ronda o los montes de Málaga, donde podemos encontrar variedades excepcionales de hongos como Boletus, Amanita Cesarea –también llamadas Yemas–, Níscalos o diferentes tipos de Chantarellas. Es cada vez más habitual encontrar bares y restaurantes malagueños que apuestan por este producto de temporada, incorporándolo a sus cartas, normalmente, en el apartado de "sugerencias". Entre ellos, cabe destacar El Refectorium del Campanario, en la zona del Cerrado del Calderón; y en el centro destacan La Cocina, donde Pachu Barrera confita los boletus de manera excepcional; y La Cosmopolita, en cuya cocina Dani Carnero los marca a la plancha; o también El Trillo. Una curiosidad: ¿sabéis cuál es la diferencia entre una seta y un hongo? La primera sería la "fructificación" de un hongo. Usando un símil, la seta sería el fruto y el hongo el árbol. Texto y foto de José Cabello, director de SobreGustos Comunicación.