“Si la alta cocina es música clásica, yo soy Britney”
Mikel López Iturriaga es autor de uno de los blogs gastronómicos más influyentes de España: El Comidista. Además, este año ha sido nominado a la Mejor Tarea Periodística por la Academia Nacional de Gastronomía y acaba de publicar su segundo recetario, La Cocina Pop de El Comidista. Hablamos, sobre todo, de este libro.
Segundo libro, candidato a Premio Nacional de Gastronomía, miles de visitas en el blog… El Comidista arrasa en la Red y fuera de ella. Supongo que es algo normal para alguien nacido en el centro del Universo, ¿no?
Sí, está claro que los de Bilbao estamos llamados a triunfar (risas). No, a mí me sorprende mucho todo. No es falsa modestia pero no creo que lo que hago sea tan especial. Es periodismo, nada más. Lo que sí pienso es que, quizá, estoy haciendo algo que en España nadie hacía, que es tratar la gastronomía de manera más sencilla y no tratar solo la alta gastronomía, sino temas que quizá pueden parecer más chorras pero que en realidad pueden interesar a mucha más gente.
La pregunta, aunque absurda, tiene un trasfondo sesudo. ¿En Euskadi mamáis gastronomía en casa?
No sé si Euskadi es el sitio donde mejor se come de España, no lo podría decir. En Cataluña, en Galicia, en Andalucía… en muchos sitios se come fenomenal. Pero sí que es diferente la importancia que la gente le da a la comida en Euskadi. Todas las reuniones son alrededor de la mesa, toda actividad familiar se hace alrededor de comida. Mi madre, por ejemplo, no era una persona que se conformaba con poner tres rodajas de salchichón y un trozo de pan.
Dedicas el libro a tu madre y eso, fuera bromas, es algo precioso… ¿alguna receta inolvidable?
Muchas. Una es el marmitako. Otra, la merluza en salsa verde que hacía por Navidad. Luego, también, las patatas con vainas. Es un plato que hacía de una manera totalmente viejuna, recocía las judías, pero es el sabor que me recuerda siempre a ella. Mi madre me metió en el cuerpo el interés por la cocina, por eso le dedico el libro.
Estoy seguro que tienes un secreto afán de desbancar a Simone Ortega y sus 1.080 recetas. ¿Cuántas llevas publicadas entre tu primer blog, Ondakin, El Comidista y ambos libros?
Nunca me he parado a contarlas. Yo diría que unas cuatrocientas pero hay muchas que me gustan menos que en su momento. El libro me ha servido, entre otras cosas, para ordenar un poco y rehacer alguna.
Es imposible que a nadie se le ocurran tantas recetas. Confiesa, tienes un negro, ¿verdad?
Debería, pero no. Ya quisiera yo ser Ana Rosa.
¿A qué te refieres cuando hablas de Cocina Pop? Ya, ya sé que debes explicarlo en algún lugar del libro pero tendría que haberlo leído…
Son dos palabras que vienen de mi primer blog, Ondakin. En Ondakin era una sección dedicada a artículos que mezclaban la cocina o la comida con la cultura pop, que es de donde yo venía como periodista: música, cine, arte…. Por otro lado, yo creo que mi cocina es pop porque es fácil. Si la alta cocina fuera música clásica mi estilo de cocina sería una canción de los 40 principales, de Britney Spears.
Así a cascoporro uno diría que las recetas son muy ligeritas y sanas. ¿Qué pasa con los guisotes, las salsorras y la carnaza?
Bueno, hay quien opina lo contrario. Cada vez que uso mantequilla en una receta salen los talibanes del aceite de oliva virgen extra, del “AOVE”, a decir que cómo se me ocurre freír algo con mantequilla. Más que sanas mis recetas son muy verduleras. Me gusta mucho la cocina con verduras y no soy demasiado de carne roja. Pienso que hay motivos de salud, económicos y ecológicos para no promocionar demasiado la carne de ternera. No es que no me guste, que me gusta, pero entiendo que hay motivos para no comer demasiada carne roja de ternera.
Me consta que cocinas de muerte pero en el libro (admito haber leído una parte muy breve) te confiesas amante de recetas sin complicaciones, fáciles y directas…
Pero eso es un mérito hasta cierto punto. A mí me gusta mucho cocinar, tengo algunos conocimientos, hice un curso en la Hofmann… pero yo no podría hacer una cocina mucho más elaborada, no soy cocinero profesional. Y tampoco creo que a la gente le vaya a interesar mucho eso. La gente está dejando de cocinar. Si encima exigiera cierto nivel culinario, llegaría a un grupo muy pequeño. Lo hablaba con mi prima el otro día. De su grupo, una docena de chicas de treinta y pocos, ella es la única que sabe hacer algo más que poner un filete en la plancha. Eso me fastidia porque creo que estamos perdiendo la buena cocina casera de este país.
Sin embargo, en El Comidista te metes constantemente en berenjenales: que si escribes cartitas al presidente de Mercadona, atacas a las tiendas pijas de pan o desvirgas en público al aceite de oliva… ¿Te van las polémicas o es que nos dan constantemente gato por liebre?
No voy a negar que me gustan los temas polémicos, es así, pero está bien que se hable de estas cosas. Con el aceite de oliva, además, la mayoría de los medios se había limitado a reproducir la nota de la OCU pero nadie se había preocupado de explicar qué había detrás. Pero con la del aceite no me enfurecí demasiado. Con el pan, sí.
¿Por qué te enfureció más lo del pan?
Me parece una estafa el pan industrial, difícilmente se puede llamar pan. Y me parece un fenómeno un poco absurdo esta moda de lo contrario, la panadería pija que parece una joyería y donde cobran cantidades de dinero desorbitadas por un pan que no es tan bueno como debería ser.
Mantienes un consultorio que es probablemente el espacio gastronómico más bizarro de la Red, sección que llevas al nuevo libro, La Cocina Pop de El Comidista. ¿Qué es lo más raro que te han preguntado en Aló Comidista?
Las propuestas sexuales. Hubo un tipo que me preguntó qué merienda podía preparar para liarse con otro que tenía pareja. Al cabo de un tiempo me volvió a escribir para contarme que había fracasado en el intento y para proponerme que organizara un encuentro con seguidores porque quería enrollarse conmigo.
Otra cosa que me sorprende es la gente que me escribe sin saber de qué va el blog. El otro día me escribió una chica que tenía un blog de peluquería para chicas negras para que le votara en los premios Bitácoras. Luego, un crudívoro que me decía que la cocina cocinada era tóxica y hacía que te estallaran las células. Pero también hay preguntas que plantean debates interesantes.
El otro día me escribió una mujer vegetariana que había llevado a su hijo, bebé, a la guardería y ahí se negaban a darle una dieta vegetariana. ¿Qué prevalece? ¿Lo que digan los padres, lo que diga la escuela, es sana una dieta vegetariana para un niño?
¿No es muy extraño que una institución tan seria como la Real Academia de la Gastronomía te haya nombrado candidato a Premio Nacional de Gastronomía por la Mejor Labor Periodística? ¿Es que no leen Aló Comidista?
Yo aluciné, sinceramente. Cualquier otro premio me encajaría más pero, viendo la trayectoria de la Academia y viendo a la gente que han premiado antes, me sorprende. Quizá me han nominado porque quieren, de alguna manera, reconocer el trabajo de la gente que hace cosas por internet. Los periodistas que habían nominado hasta ahora eran de medios tradicionales. Para mí es un reconocimiento muy grande. Estoy muy contento de que me hayan nominado, pero tengo mis dudas de que vaya a ganar.
En La Cocina Pop de El Comidista participan con sus recetas una lista de invitados de lujo: Elvira Lindo, Especialistas Secundarios, Miqui Puig… ¿quién te gustaría que hubiera participado y no ha podido ser?
Me habría gustado tener a Joaquín Reyes, a Carlos Areces, a David Bowie o a cualquiera de los tróspidos. G: ¿A quién no invitarías jamás? MLI: A un cocinero, porque sus recetas serían mejor que las mías. Tampoco a políticos en general. Y, en concreto, no hubiera invitado a Melendi, María Dolores de Cospedal, Mariló Montero ni a Salvador Sostres.
La Cocina Pop de El Comidista es mucho más visual que Las Recetas de El Comidista, tu primer libro. Incorporas ilustraciones de Dani Jiménez y fotografías de Ainhoa Gomà. ¿Cómo de importante consideras que es la vista en lo que se refiere a las recetas?
No lo consideraba muy importante. La mayoría de recetarios que más me gustan no tienen fotos. Pero después de publicar el primer libro mucha gente me dijo a través de las redes sociales que sí lo consideraban importante. Que si “cómo se te ocurre sacar el libro sin fotos, que si yo no me lo voy a comprar porque no tiene fotos” y, la verdad, me pusieron la cabeza como un bombo. Entonces decidí que el siguiente libro, aunque fueran pocas, incorporaría algunas fotos. Ni que fuera para que esa gente se callara. Ahora, visto el resultado, creo que las fotos de Ainhoa son un acierto. Los platos están muy poco producidos, lo más naturales posible. Yo prefiero que sean fotos más cercanas a lo que la gente obtendrá cuando prepare el plato en casa para que no generen frustración. Y Dani me tiene muy cogidos los gestos, es muy buen ilustrador y ha sabido pillar muy bien mi sentido del humor. Hay caras en las que me veo reflejado.
El libro contiene una sección de Menús para Series en la que dedicas platos a Mad Men, Dexter o Juego de Tronos, entre otras. ¿Cuál es tu serie favorita de todos los tiempos?
No sé si será la favorita de todos los tiempos pero de pequeño seguía con total devoción Espacio 1999. Era una serie de ciencia ficción super cutre protagonizada por Martin Landau. No recuerdo haber seguido otra con esa intensidad y eso que he visto todas las que aparecen en el libro y me encantan. También me gustan mucho las clásicas de los ochenta: Dinastía, Falcon Crest y todo ese tipo de culebrones americanos. Luego, también, Friends y Frasier.
En las Antiguías, otra sección, compartes consejos para pasar una "Nochebuena horrenda" o para "fracasar en un restaurante". ¿Quieres mal a tus lectores o es una lección magistral de psicología inversa?
Es psicología inversa. Bueno, en realidad es una manera divertida de hacer pequeñas guías prácticas sobre las verduras, la carne, el neverismo… Sobre Nochebuena y celebraciones en general tengo varios posts en el blog porque en mi familia han sido tradicionalmente conflictivas. No nos peleábamos en la mesa pero la organización de esas celebraciones era un infierno. Era imposible que nos pusiéramos de acuerdo en algo. Y en el momento que lo hacíamos mi madre cambiaba alguna cosa. Y luego aparecía mi tía y hacía lo que le daba la gana. Eran mesas siempre imposibles.
Haces entrevistas a platos y alimentos viejunos… ¿a qué Comida Viejuna salvarías del asilo?
La que más me gusta, o la más entrañable, es el bocata de chorizo de Pamplona. En la infancia disfruté, y mucho, de esos bocadillos. Pero es que a los otros, excepto al After Eight, tampoco les tengo manía. Creo que el concepto de Comida Viejuna se entiende mal: no es comida que yo condeno ni comida mala, es comida pasada de moda. Un melón con jamón, por ejemplo, no es el plato que me pediría pero no tendría ningún problema en comerlo si me lo pusieran.
Entre tanta divertidísima frivolidad incluyes un capítulo dedicado a las temporadas de los alimentos. ¿En el fondo tienes un corazoncito y quieres que tus lectores coman mejor?
Sí, claro. Evidentemente yo tengo un punto de frivolidad pero ni en mi blog ni en mi libro es todo cachondeo. Yo no soy humorista, soy un periodista que utiliza el humor para entretener al lector. Pero yo trato muchos temas bastante serios, como el asunto de las temporadas. No entiendo cómo se nos han olvidado. Hace años la gente sabía cuándo llegaba una cosa u otra pero ahora, con el lío que hay montado con la distribución alimentaria, tiene que haber de todo todo el año y esto es un despropósito. Una de las cosas buenísimas de la primavera es que lleguen los espárragos y las fresas. Si las consumes todo el año pierden el sentido y tú la ilusión. Además, la fruta y la verdura de temporada suele ser más barata y tiene menos impacto ecológico. Yo creo que una de las labores de los bloggers y la gente que nos dedicamos a la gastronomía es educar sobre este tema. Una forma de hacerlo es no publicar recetas con productos fuera de temporada. En eso soy muy militante.
Entre los agradecimientos mencionas el nombre de varios gastroblogueros. ¿Tan buen rollo hay?
Hay rencillas, no lo voy a negar, como en todos los grupos humanos. Pero mi experiencia ha sido siempre muy buena. Hay un sentido de comunidad, de prestarse información, de pasarse fotos, de enlazarse… Y esto me pasaba ya cuando empecé en Ondakin y no me conocía nadie. Creo que he encontrado más apoyo y solidaridad que entre periodistas.
¿Por que comprar el libro existiendo el blog?
Primero porque el libro tiene cosas que no están en el blog. Luego, porque hay recetas que están mejoradas en el libro, a veces gracias a sugerencias de los lectores. Y además, por tenerlo todo junto en un soporte físico, que en determinadas ocasiones, sobre todo si no tienes claro qué vas a cocinar, es más práctico.
Foto de Ainhoa Gomà e ilustración de Dani Jiménez