Kefta: el plato de Oriente Medio que conquistó Andalucía
Hay platos que además de llenar el estómago —algo que está genial—, también te nutren de historia, cultura y pasado. Es sin duda alguna el caso del kefta, un manjar de carne especiada con raíces orientales. Lo verás en la zona del Magreb, en Turquía o el Líbano, pero también con un poquito de atención en los rincones del sur, en la gastronomía árabe en España. Porque sí, el kefta andaluz existe. Y aunque puede que no lo llames así en casa, te aseguro que lo has comido —y disfrutado— más veces de las que crees.
Hoy nos vamos de viaje por la cocina mediterránea, desde las primeras incursiones de la historia del kefta en Al-Ándalus hasta su presencia, más o menos camuflada, en los menús de toda Andalucía. Pero no sin antes contarte exactamente qué es el kefta, cómo prepararlo y por qué la gastronomía árabe en España no sería lo mismo sin él.

Historia del kefta: una albóndiga con el pasaporte lleno
Vamos a lo básico: ¿qué es el kefta? Se trata de una preparación de carne picada, normalmente de cordero, ternera o una mezcla de ambas, aderezada con especias, cebolla, ajo, hierbas frescas y, a veces, pan rallado y huevo. Se le da forma de bola, de cilindro o incluso de pincho, y se cocina a la parrilla, a la plancha o al horno. Según el país y la familia, la receta de kefta varía, pero la esencia siempre es la misma: carne especiada que huele a calles marroquís y a cocina mediterránea.
La historia del kefta se remonta a siglos atrás, cuando el mundo árabe empezó a extenderse por el Mediterráneo. Se cree que el plato proviene de Persia —actual Irán—, donde “kufta” significaba literalmente “carne machacada”. Desde ahí, la receta viajó y se adaptó a cada lugar. En el Magreb se convirtió en kefta; en la India, en kofta con curry; en Grecia, en keftedes; y en Andalucía... bueno, en algo muy, muy parecido.
Durante el Al-Ándalus, la presencia musulmana en la península ibérica trajo consigo no solo arquitectura y poesía, sino también un arsenal gastronómico que hoy forma parte de lo que muchos llamamos la “gastronomía árabe en España”. La introducción de especias como el comino, la canela o la pimienta negra cambió para siempre la cocina del sur, y con ellas llegó también la base del kefta, que luego se transformaría en albóndigas, pinchos morunos o rellenos especiados. El kefta andaluz, en esencia, es una evolución autóctona de ese legado.

Kefta andaluz: cuando la fusión sabe mejor
Aunque en Andalucía no encontrarás muchos restaurantes que lo anuncien como “kefta”, lo cierto es que platos muy similares están presentes en toda la región. Desde unas albóndigas con comino y hierbabuena hasta una brocheta de carne picada con ajo y perejil, el espíritu del kefta andaluz sigue vivo en nuestras cocinas, adaptado al gusto local y mezclado con lo mejor de la cocina mediterránea.
En Córdoba, por ejemplo, es común encontrar pinchos de carne especiada en puestos callejeros, herencia clara de la tradición morisca. En Granada, hay recetas familiares que usan canela y cilantro para aderezar albóndigas de cordero, y en Sevilla, algunos bares sirven brochetas con hummus y pan de pita que podrían pasar perfectamente por una receta de kefta marroquí con mucho acento andaluz —su tesoro más preciado—.
Y, por si fuera poco, el kefta es un plato agradecido con las adaptaciones modernas a la gastronomía árabe en España: puede hacerse al horno en lugar de frito, en versión vegana con lentejas o tofu, o sin gluten para los intolerantes. Que no te engañe su origen milenario: este plato juega en todas las ligas.

Receta de kefta sencilla, sabrosa y directa al paladar
Vale, si te he convencido de que el kefta es lo más, te estarás preguntando… ¿cómo se prepara? Aquí va una receta de kefta tradicional con un pequeño toque andaluz:
Ingredientes:
- 500 g de carne picada —cordero, ternera o mezcla—
- 1 cebolla pequeña rallada
- 2 dientes de ajo picados
- 1 puñado de perejil fresco picado
- 1 puñado de cilantro —si te gusta—
- 1 cucharadita de comino molido
- ½ cucharadita de canela
- Pimienta negra
- Sal
- AOVE
Elaboración:
- Mezclar todos los ingredientes en un bol hasta formar una masa homogénea. Cuanto más se trabaje con las manos, mejor se integrarán los sabores.
- Formar bolitas, cilindros o pinchos con brochetas de madera.
- Cocinar en la sartén hasta que estén doradas por fuera y jugosas por dentro.
- Acompañar con pan de pita, un poco de yogur con menta o salsa tahin.
- ¿Más andaluz aún? Sirve el kefta andaluz con couscous, un poco de salmorejo como contraste o incluso unas papas aliñás. La mezcla de culturas funciona, y lo sabes.

Kefta, fusión y gastronomía con historia
El kefta no es solo una receta de Oriente Medio. Es un puente entre culturas, una historia contada a través de sabores, y un ejemplo de cómo la gastronomía árabe en España ha influido profundamente en nuestra identidad culinaria. Y, además, no nos engañemos, es un plato que gusta a casi todo el mundo: sabroso, especiado, fácil de preparar y versátil. ¿Qué más se puede pedir? Si es que al final va a ser cierto eso de que como la cocina mediterránea no hay ninguna.
En un momento donde reivindicar lo tradicional está más de moda que nunca, el kefta merece salir del segundo plano. La cocina no entiende de fronteras, y la nuestra es precisamente eso: una conversación entre pueblos que se celebra en el paladar.
