Cracker, una fiesta del rock’n’roll en el Music Hall de Barcelona
El próximo miércoles 2 de diciembre aterrizará en la sala Music Hall de Rambla Catalunya de Barcelona la banda americana Cracker, para presentar su último disco “Berkley to Bakersfield” y para celebrar los 30 años de la revista musical especializada Ruta 66.
Ruta 66 nacía en 1985 de una excisión de la revista Rock Especial, más tarde Rockdelux , mientras David Lowery uno de los dos fundadores de Cracker, conducía los destinos de otra gran banda californiana Camper Van Beethoven. Tendrían que pasar todavía 5 años hasta la separación de estos últimos y el diseño y construcción de lo que hasta ahora conocemos como Cracker.
Fue en 1990 cuando David se junto con el guitarrista Johnny Hickman y comenzaron a perpetrar los cimientos de Cracker, una de las bandas más polifacéticas de la escena californiana de los 90’s y a la postre una de las más atractivas de la escena underground americana de la década. Sin casarse con nada ni con nadie, su primer disco “Cracker” era una explosión de júbilo y alegría que podía gustar por igual al público indie o alternativo, a los amantes más carcas del típico rock americano, a los aperturistas del country rock y a los que buscaban en una nueva etiqueta, americana, escapar del tedio y la clonación mental de década anteriores.
Desde ese primer disco el desfile de músicos ha sido numeroso y complicado de seguir, pero siempre se han sentado juntos en el poyete de la diligencia los dos conductores habituales, David Lowery y Johnny Hickman, que serán los encargados de dirigir el viaje del próximo 2 de diciembre.
Como os decía anteriormente se acercan a Barcelona, y van ya unas cuantas visitas, para presentarnos y hacer los honores de su último disco, el doble álbum de estudio “Berkley to Bakersfield” editado en el 2014 y planteado como un viaje iniciático entre las dos ciudades que dan nombre al disco. Para la grabación del álbum contaron con numerosos compañeros de profesión entre los que destacan los miembros de la primera formación para la primera parte del disco, el llamado “Berkley”.
Entre las ciudades de Berkley y Bakersfield hay tan sólo cinco horas en coche, pero musicalmente son muy diferentes y es por eso que los dos discos son distintos, reflejando el espíritu de ese viaje que antes comentaba.
Berkley vio nacer parte de lo mejor de la escena rock de los 70 y 80, mientras que Bakersfeld es más cercana al country o lo que actualmente se conoce como americana; y es por eso que las primeras nueve canciones son más duras, más cercanas al punk y al garaje, mientras que las segundas se centran más en un estilo más pausado y country.
Los dos hemisferios tienen en común letras muy reivindicativas e incluso politicamente incorrectas, que denotan que los miembros de Cracker aprovechan cualquier escusa para dejar sobre el papel cual es su posicionamiento ante la política y la sociedad en general, no es algo nuevo, lo vienen haciendo desde los primeros discos, pero ya se sabe aquello de “más sabe el Diablo por viejo que por Diablo”.
Os puedo asegurar que asistir a un concierto de Cracker es adentrarse en una lección de rock americano de alta calidad, es someterse a una sesión de gimnasio musical donde las agujetas están aseguradas y donde los refrigerios son imprescindibles para no terminar deshidratado.
Porque si bien el disco que vienen a presentar es por si sólo una garantía de un gran concierto, no olvidemos que en un show de Cracker no pueden faltar temas clásicos y obligados como “Low”, “Teen Angst”, “Lonsome Johnny Blues”, “I Hate My Generation” y la imprescindible y bellísima “Euro-Trash Girl”.