Cocinar con tomates secos: ideas y recetas
El tomate seco es una joya culinaria que asociamos con la cocina italiana, a pesar de que es tan versátil que puede utilizarse con cocinas de casi todo el mundo. Su historia se remonta varios siglos, cuando los antiguos aztecas y mayas comenzaron a secar tomates al sol como método de conservación. Fue más tarde cuando los italianos perfeccionaron esta técnica de forma magistral. Lo que empezó siendo una forma de conservación ha terminado convertido en un elemento esencial de la despensa gourmet.
Cómo secar tomates
El proceso de elaboración de tomates secos implica deshidratarlos para eliminar gran parte de su contenido de agua. Tradicionalmente, se cortan en mitades y se exponen al sol durante varios días, lo que los deja con una textura carnosa y un sabor intenso y dulce. Hoy en día, también se utilizan métodos de deshidratación en hornos a baja temperatura para lograr el mismo resultado.
El valor del tomate seco como ingrediente reside en su versatilidad. Agrega profundidad y riqueza a una amplia gama de platos, desde ensaladas y pastas hasta panes y salsas. Su sabor concentrado añade una dimensión única, complementando perfectamente ingredientes como el ajo, el aceite de oliva, las hierbas y los quesos.
Nutricionalmente, los tomates secos son una excelente fuente de antioxidantes, vitaminas C y K, así como de minerales como el potasio y el hierro. Aunque son más calóricos que los tomates frescos debido a su menor contenido de agua, su potente sabor significa que se necesitan cantidades más pequeñas para realzar un plato.
Su capacidad para elevar el sabor de los platos lo ha convertido en un ingrediente apreciado en la gastronomía internacional. Ya sea en pizzas, aderezos, aperitivos o platos principales, el tomate seco continúa deleitando paladares y aportando un toque de sol y sabor a las recetas más diversas.
Arroz con salsa cremosa de tomates secos y albahaca
Ingredientes:
- 300 g de arroz (preferiblemente variedad de grano largo)
- 100 g de tomates secos
- 240 ml de caldo de verduras o agua
- 240 ml de crema de leche
- 2 dientes de ajo, picados finamente
- 120 ml de vino blanco
- 125 g de queso parmesano rallado
- 60 ml de aceite de oliva
- Un puñado de hojas de albahaca fresca
- Sal y pimienta al gusto
Elaboración:
Coloca los tomates secos en un recipiente con agua caliente y deja que se hidraten durante unos 15-20 minutos hasta que estén suaves. Escúrrelos y reserva un poco del agua de remojo.
Coloca los tomates secos hidratados, el ajo, la albahaca fresca, el aceite de oliva y una pizca de sal y pimienta en un túrmix. Mezcla hasta obtener una pasta suave y homogénea. Agrega un poco del agua de remojo de los tomates si es necesario para alcanzar la consistencia deseada.
En una olla grande, cocina el arroz según las instrucciones del paquete, utilizando el caldo de verduras en lugar de agua para darle más sabor.
En una sartén grande a fuego medio, vierte la mezcla de tomate seco y albahaca. Cocina durante unos minutos, revolviendo constantemente. Agrega el vino blanco y cocina otros 2-3 minutos hasta que el alcohol se evapore.
Reduce el fuego a bajo y vierte la crema de leche en la sartén con la salsa. Revuelve bien para combinar todos los ingredientes y calienta la salsa, pero sin llegar a hervir. Añade el queso parmesano rallado y mezcla hasta que se derrita y se integre totalmente.
Sirve el arroz cocido en platos individuales y cubre con generosa cantidad de la salsa cremosa de tomates secos y albahaca. Opcionalmente, decora con hojas frescas de albahaca y un poco más de queso parmesano rallado antes de servir.
Focaccia con tomate seco
Ingredientes:
- 500 g de harina de trigo
- 350 ml de agua tibia
- 25 g de levadura fresca o 7 g de levadura seca activa
- 2 cucharaditas de sal
- 100 g de tomates secos en aceite, escurridos y cortados en trozos
- 100 g de aceitunas verdes, sin hueso y cortadas en rodajas
- 4 cucharadas de aceite de oliva extra virgen
- Sal gruesa
- Romero fresco o seco (opcional)
Elaboración:
En un bol grande, mezcla la harina con la sal. Haz un hueco en el centro y agrega la levadura disuelta en agua tibia. Mezcla con una cuchara de madera hasta obtener una masa pegajosa.
Sobre una superficie enharinada, amasa la masa durante unos 10-15 minutos hasta que esté suave y elástica. Forma una bola y colócala en un bol ligeramente engrasado con aceite. Cubre con un paño húmedo y deja reposar en un lugar cálido durante aproximadamente una hora o hasta que la masa haya duplicado su tamaño.
Precalienta el horno a 200°C. En una bandeja de horno, extiende la masa con las manos, estirándola suavemente hasta que cubra uniformemente la bandeja. Deja que la masa repose durante unos 10-15 minutos.
Presiona suavemente los tomates secos y las aceitunas verdes en la masa, hundiéndolos ligeramente. Rocía con aceite de oliva extra virgen y espolvorea un poco de sal gruesa por encima. Si lo deseas, puedes añadir algunas hojas de romero fresco o seco para aromatizar.
Coloca la bandeja en el horno precalentado y hornea la focaccia durante 20-25 minutos o hasta que esté dorada y crujiente por los bordes. Una vez lista, retira la focaccia del horno y déjala enfriar un poco antes de cortarla en porciones y servirla. Puedes disfrutarla sola o acompañada de aceite de oliva y vinagre balsámico como dip.
Ensalada con mozzarella y tomates secos
Ingredientes:
- 200 g de mezclum de lechugas (lechuga verde, roja, rúcula, espinacas baby, etc.)
- 200 g de tomates cherry, cortados por la mitad
- 100 g de mozzarella fresca, cortada en trozos o bolas pequeñas
- 50 g de tomates secos hidratados, cortados en tiras o trozos
- 2 cucharadas de piñones (opcional)
- Hojas frescas de albahaca para decorar (opcional)
Para la vinagreta:
- 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 1 cucharada de vinagre balsámico
- 1 diente de ajo, picado finamente
- Sal y pimienta al gusto
Elaboración:
En un bol grande, coloca el mezclum de lechugas. Agrega los tomates cherry cortados por la mitad. Añade los trozos de mozzarella fresca sobre la mezcla de lechugas y tomates.
Distribuye los tomates secos hidratados sobre la ensalada. Si estás utilizando piñones, puedes tostarlos ligeramente en una sartén sin aceite a fuego medio durante unos minutos hasta que estén dorados. Luego, agrégalos a la ensalada.
Prepara la vinagreta mezclando el aceite de oliva, el vinagre balsámico, el ajo picado y sazona con sal y pimienta al gusto. Bate la mezcla hasta que esté bien combinada. Añade la vinagreta a la ensalada justo antes de servir, mezcla suavemente y, si lo deseas, decora la ensalada con hojas frescas de albahaca para añadir un toque de frescura y aroma.
Pasta corta con tomates secos, alcaparras, anchoas y parmesano
Ingredientes:
- 300 g de pasta corta (penne, fusilli, rigatoni, etc.)
- 50 g de tomates secos en aceite, escurridos y cortados en tiras
- 2 cucharadas de alcaparras, escurridas
- 4 filetes de anchoas en aceite, picados
- 2 dientes de ajo, picados finamente
- 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 50 g de queso parmesano rallado
- Sal y pimienta negra recién molida al gusto
- Perejil para decorar
Elaboración:
Hierve agua en una olla grande con sal y cocina la pasta según las instrucciones del paquete hasta que esté al dente. Escúrrela, reservando una taza del agua de cocción.
Mientras se cocina la pasta, calienta el aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio. Añade el ajo picado y saltea durante un minuto hasta que esté fragante, sin dejar que se dore demasiado.
Agrega los tomates secos escurridos, las alcaparras y los filetes de anchoas picados a la sartén. Saltea durante unos 2-3 minutos para que se mezclen los sabores. Si la mezcla parece seca, puedes agregar un poco del agua de cocción de la pasta para mantenerla jugosa.
Añade la pasta escurrida a la sartén con la mezcla de tomates secos, alcaparras y anchoas. Remueve bien para que la pasta se impregne con los sabores. Si es necesario, añade un poco más de aceite de oliva o agua de cocción para que la pasta quede bien cubierta. Incorpora el queso parmesano rallado a la pasta y mezcla hasta que se derrita ligeramente y se integre con los demás ingredientes. Esto ayudará a crear una salsa ligera y sabrosa.
Sirve la pasta en platos individuales y espolvorea un poco más de queso parmesano rallado por encima. Decora con hojas frescas de albahaca o perejil si lo deseas.
Pollo cremoso toscano con tomates y espinacas
Ingredientes:
- 4 filetes de pechuga de pollo
- Sal y pimienta al gusto
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 3 dientes de ajo, picados
- 240 ml de caldo de pollo
- 240 ml de crema de leche
- 100 g de queso parmesano rallado
- 150 g de tomates cherry, cortados por la mitad
- 60 g de espinacas frescas
- 1 cucharadita de condimento italiano (mezcla de hierbas secas como orégano, albahaca y tomillo)
- 1 cayena (opcional)
- Perejil fresco picado para decorar
Elaboración:
Seca los filetes de pechuga de pollo con papel de cocina y sazónalos con sal y pimienta al gusto por ambos lados. En una sartén grande o una cacerola profunda, calienta el aceite de oliva a fuego medio-alto. Agrega los filetes de pollo y cocínalos durante 5-6 minutos por cada lado, hasta que estén dorados y cocidos por completo. Retira el pollo de la sartén y colócalo en un plato, cubriéndolo con papel de aluminio para mantenerlo caliente.
En la misma sartén donde cocinaste el pollo, reduce el fuego a medio y añade el ajo picado. Saltea durante 1 minuto, con cuidado de que no se queme. Vierte el caldo de pollo en la sartén y raspa los restos dorados del fondo (esto añade sabor). Luego, agrega la crema de leche y el queso parmesano rallado. Mezcla bien y deja cocinar a fuego medio-bajo hasta que la salsa se espese ligeramente.
Incorpora los tomates cherry cortados por la mitad a la salsa cremosa y mezcla. Luego, agrega las espinacas frescas y mezcla hasta que se marchiten ligeramente. Añade el condimento italiano y la cayena picada si deseas un toque picante. Prueba y ajusta la sazón si es necesario. Coloca los filetes de pollo cocidos de nuevo en la sartén o cazuela baja con la salsa y deja cocinar durante 2-3 minutos más para que se impregnen de los sabores.
Pizza con tomates en aceite, rúcula y queso gorgonzola
Ingredientes:
Para la masa de pizza:
- 300 g de harina de trigo
- 1 cucharadita de levadura seca
- 1 cucharadita de azúcar
- 1 cucharadita de sal
- 200 ml de agua tibia
- 2 cucharadas de aceite de oliva
Para el topping:
- 150 g de tomates deshidratados en aceite, escurridos y cortados en trozos
- 100 g de queso mozzarella rallado
- 100 g de queso gorgonzola, desmenuzado
- Hojas de rúcula lavadas y escurridas
- Aceite de oliva extra virgen
- Sal y pimienta al gusto
Elaboración:
En un bol grande, mezcla la harina con la levadura seca, el azúcar y la sal. Agrega el agua tibia y el aceite de oliva. Mezcla con una cuchara o una espátula hasta que se forme una masa. Transfiere la masa a una superficie enharinada y amasa durante unos 5-10 minutos hasta obtener una masa suave y elástica. Forma una bola y colócala en un bol ligeramente engrasado con aceite. Cubre con un paño húmedo y deja reposar en un lugar cálido durante aproximadamente una hora o hasta que duplique su tamaño.
Precalienta el horno a la temperatura más alta posible, idealmente a unos 250°C o más. Una vez que la masa haya duplicado su tamaño, estira la masa con un rodillo sobre una superficie enharinada hasta obtener el grosor y la forma deseados para la pizza. Transfiere la masa a una bandeja para hornear previamente enharinada o a una piedra para pizza si la tienes.
Pica la mitad de los tomates y distribuye los trozos sobre la masa extendida. Espolvorea el queso mozzarella rallado sobre los tomates. Agrega el queso gorgonzola desmenuzado. Termina con la otra mitad de los tomates por encima. Lleva la pizza al horno precalentado y hornea durante 10-15 minutos o hasta que la masa esté dorada y los quesos se hayan derretido y dorado ligeramente. Opcionalmente, puedes añadir unas hojas de rúcula fresca sobre la pizza una vez la retires del horno. Rocía con un poco de aceite de oliva virgen extra y sazona con sal y pimienta antes de servir.
¿Cómo sacar provecho a los tomates secos? Más ideas
Ensalada de quinoa y tomate seco: Mezcla tomates secos rehidratados con quinoa cocida, pepino, cebolla morada, cilantro y un aliño de limón y aceite de oliva para una ensalada fresca y llena de sabor.
Pesto de tomate seco: Reemplaza parcial o totalmente los tomates frescos por tomates secos en la receta tradicional de pesto. Combínalos con albahaca, piñones, ajo, queso parmesano y aceite de oliva para obtener un pesto lleno de sabor.
Relleno para pollo o pescado: Mezcla tomates secos picados con queso feta o mozzarella, aceitunas, albahaca y ajo para hacer un relleno delicioso para pechugas de pollo o filetes de pescado.
Rellenos para empanadas o quiches: Mezcla los tomates secos con espinacas, queso ricotta o cualquier otro ingrediente que te guste y úsalo como relleno para empanadas o quiches.
Aceite aromatizado: Sumerge tomates secos en aceite de oliva con hierbas aromáticas como romero, tomillo o albahaca. Déjalos reposar durante unos días y luego utiliza este aceite en aderezos, para saltear vegetales o como un toque final en platos.
Tapenade de tomate seco: Tritura tomates secos con aceitunas, alcaparras, ajo y aceite de oliva para hacer una tapenade deliciosa para untar en panes o crackers.
Rellenos para sandwiches o wraps: Agrega tomates secos cortados en tiras a tus sandwiches o wraps para darles un sabor más intenso y una textura jugosa.
En platos de arroz o couscous: Mezcla tomates secos picados con arroz o couscous cocido y otros ingredientes como piñones, espinacas o hierbas frescas para un plato sabroso y completo.
Arroz frito con tomate seco: Saltea arroz cocido con trozos de tomate seco rehidratado, verduras mixtas (zanahorias, guisantes, cebolla), salsa de soja y un toque de aceite de sésamo. Puedes agregar huevo batido para darle más consistencia.
Sopa asiática con tomate seco: Agrega tomates secos rehidratados y picados a una sopa asiática de fideos, ya sea de