Comida típica de Málaga (de restaurantes con mucha personalidad)
La cocina es una disciplina artística no reconocida como tal. Como sucede con la pintura, la escultura, la arquitectura, la música, la danza, la literatura o el cine, en gastronomía, el talento del artista, en este caso el chef, sumado a la originalidad creativa del mismo y años de formación y esfuerzo convierten su elaboración en una verdadera obra de arte.
Una obra de arte que, como en otras disciplinas, se puede disfrutar visualmente, a través del sonido o al tacto. Sin embargo, la cocina tiene una gran ventaja, y es que también se suman los dos sentidos restantes: el gusto y el olfato. Quizá, y en humilde opinión, los que más placer pueden llegar aportar a una persona.
Esto sucede en algunos restaurantes malagueños donde la personalidad y el talento culinario se traducen en platos icónicos que, sin ninguna duda, se deben probar al menos una vez en la vida, porque destilan lo mejor de la gastronomía malagueña. Por eso, si te preguntas qué comer en Málaga, te dejamos una selección de algunos platos malagueños que destacan por su originalidad y creatividad. ¡Esta comida típica de Málaga no te dejará indiferente!
El Alimentario
Jaime Tejedor es el artista al frente de El Alimentario, restaurante que apuesta por la alta cocina de autor apta para todos los bolsillos. Este concepto de tasca gourmet ubicado en Torre del Mar se ha convertido en uno de los grandes referentes de Málaga.
Así lo han traducido en uno de sus platos más icónicos: la vieira con papada confitada, puré de coliflor tostada y jugo de pollo. Este plato ejemplifica la esencia del restaurante: recetas aparentemente sencillas con un trasfondo denso y potente. Es un homenaje a la cocina del mar y montaña catalana, evocando recuerdos de la cocina de Santi Santamaria.
En el plato se combinan dados de papada de cerdo curada y cocinada a baja temperatura, acompañadas con unas vieiras marcadas ligeramente, elemento marino que aportan el dulzor y la salinidad, y puré de coliflor, el elemento disruptor del plato, el cual se cocina desde una base de mantequilla tostada y se va fondeando durante horas hasta que sus sabores cambian por completo. Una oda al producto y la sencillez de una cocina elaborada con pasión.
Picador (Hotel La Zambra)
La oferta gastronómica del hotel La Zambra, en general, y de este restaurante, en particular, está en manos del chef Iker González. En Picador, la pasión y creatividad definen las propuestas del chef, cuyas recetas se traducen en carta con un perfecto equilibrio entre la vanguardia y la comida tradicional de Málaga.
El plato icónico elegido por el chef ejecutivo ha sido el pescado de lonja frito y porra de piparra, una receta única por su combinación de ingredientes frescos y una meticulosa preparación que resalta los sabores mediterráneos y del sur de España.
La clave de este tan personal es la combinación de técnicas modernas de emulsión con productos típicos de Málaga como la piparra y el pescado frito. La rúcula, menta, lubina y los tirabeques equilibran la receta y la llenan de texturas, frescor y complejidad. Esta elaboración invita a los clientes a regresar a su infancia, recordando la comida típica de Málaga y cuando sus abuelas les daban pan para rebañar el plato.
La Milla
Luis Miguel Menor es el chef ejecutivo de La Milla, un reconocido restaurante en Marbella. Tratando de romper con el estereotipo de chiringuito de playa, pero con unas impresionantes vistas al mar, apuesta por una altísima calidad de sus platos donde se mezcla el producto fresco de las costas de Cádiz, Tarifa, Málaga, Granada y Almería con elaboraciones más modernas y arroces y brasas.
El plato icónico de La Milla no es otro que su salpicón de bogavante azul con emulsión de sus huevas. Este se sirve en la cascara de su propio cuerpo, todo limpio y listo solo para comer sin tener que pelar nada. Una de las claves de esta elaboración es que se suelen utilizar bogavantes hembra para sacarle partido a sus huevas, y en el caso que no las tenga, se sustituyen por caviar, dándole un toque premium. Esto, sumado a la emulsión de yema pasteurizada, hacen de esta receta una delicatesen.
Sabor y virtuosismo se dan la mano en una receta única que deja sin palabras a quien la prueba.
BACK
El chef David Olivas es el virtuoso que ocupa las cocinas de este restaurante marbellí. En este espacio se desarrolla alta cocina de territorio donde priman las costumbres e influencias gastronómicas de Andalucía con un toque de fusión internacional.
El plato icónico elegido por el equipo de cocina ha sido su castañeta confitada y glaseada con pimiento amarillo y espeto de presa ibérica. Esta receta tiene un ingrediente muy especial, el cerdo ibérico de castaña, único en la Serranía de Ronda, donde conviven encinas y castaños. Gracias a esta peculiaridad el animal se alimenta tanto de bellotas como de las propias castañas, haciendo que no posea tanta grasa externa.
Sin embargo, la clave de esta elaboración está en la parte elegida para cocinar, sus castañetas o glándulas salivales. Estas se confitan a baja temperatura para después glasearlas a través de un jugo de manitas del propio animal, del cual se extrae el colágeno. Esto se acompaña de una salsa menier de ají amarillo y un espeto de presa ibérica. Se culmina con un crujiente de la propia piel del cerdo ibérico de castaña.
Back realiza con este plato un verdadero homenaje a los paladares más exigentes con un producto con uno de los productos típicos de Málaga.
Ménade
Pablo Vega y Pablo Domínguez son los artistas culinarios al frente de Ménade, restaurante emplazado en el complejo Baviera Golf de Vélez Málaga. Allí se desarrolla una cocina sin artificios, con un lenguaje de platos llenos de sabor, color y buen producto. En carta conviven recetas muy pensadas y trabajadas, mucha cocina de base y un punto informal con una huella muy personal.
Así se demuestra en uno de sus platos más icónicos: su tartar César con crema de parmesano, emulsión de tuétano y helado de mostaza antigua. Este es un plato tradicional pero sofisticado, con una idea muy clara: la búsqueda de ese giro de tuerca a una receta de moda con mucha cultura en cocina a nivel internacional.
Elaborada con ternera, crema de parmesano, emulsión de tuétano y helado mostaza antigua, la clave de la preparación se encuentra en cuatro puntos muy concisos, como son la dosificación del aliño, el corte de la ternera y la temperatura del plato, donde la carne no se sirve del todo fría, pero contrasta con la tibiez de la emulsión de tuétano y el helado de mostaza.
El cuarto y último punto clave es que el restaurante cuenta con la patente tradicional y original de la salsa César, la cual han implementado en el plato con cada ingrediente y paso de elaboración exacto. Este es, sin duda, un plato que juega con los sentidos, atrayendo la vanguardia de unos cocineros con un acento especial a una cocina de tradición muy marcada.