13 bocadillos estelares: mordiscos de crujiente placer
En la vida hay dos clases de personas: los de montadito y los de bocadillo. En Gastronosfera los queremos a todos, claro. Sin embargo hoy vamos a intentar provocar la sonrisa y la gazuza de los amantes del entre pan y pan. Otro día ya nos encargaremos de los montaditos que también molan, claro. Pero hoy nos daremos un paseo disfrutando del paisaje que nos ofrecen 13 bocadillos que nos robaron la sonrisa y nos regalaron grandes momentos a mordisco limpio. Sin piedad.
El bocadillo, una larga historia
Según la RAE, un bocadillo es: 1. m. Panecillo partido longitudinalmente en dos mitades entre las cuales se colocan alimentos variados y también un 2. m. Refrigerio que los trabajadores y estudiantes suelen tomar entre el desayuno y la comida. Esta definición se nos antoja parca, le falta un poco de lírica gastronómica. Completemos la definición apostillando que suele consistir en un trozo de pan de naturaleza variable y de tamaño también variable, abierto en dos mitades (no negociable) y entre cuyas mitades se coloca cualquier alimento diferente al propio pan. En su practicidad reside su primera virtud, puesto que con el bocadillo la propia vajilla se convierte en comestible.
Transporte, resguardo, soporte y sabor todo en un solo recipiente. Un invento colosal que además resulta una buena solución alimentaria para sumar los hidratos de carbono al yantar del currante. Porque el bocadillo era básicamente una comida de proletario antes de que la clase media (aceleradamente menguante, jodida crisis) lo convirtiera también en un delicioso bocado informal.
El sándwich de paella, con chorizo incluido. Hay bocadillos que pertenecen al lado oscuro. (Fuente)
Debido al desatado etnocentrismo cultural que padecemos, es bastante habitual encontrar por la red artículos que sitúan el origen de nuestro protagonista en la ‘civilizada’ Europa y datan su nacimiento entre los siglos XVII y XVIII. Si los cavernícolas aprendieron a hacer potajes con piedras calientes arrojadas a las primitivas cazuelas, que las salazones permitían conservar y añadir sabor a las carnes y pescados… ¿Cómo no iba a descubrir también muy pronto la humanidad que los cereales panificados servían como base sobre la que servir el resto de comida?
Basta ya de andar leyendo que el concepto de bocadillo nació con el Conde de Sandwich, no way. “En la era precolombina en diversas partes de América, las poblaciones indígenas ya elaboraban tortillas de maíz. La pupusa una tortilla gruesa de maíz rellena con uno o más ingredientes era ya parte fundamental de la dieta de asentamientos precolombinos como el Señorío de Cuzcatlán de los pipiles, de lengua nahuat o los quichés de Ahuachapán. Fuente: Wikipedia Ítem más, en África, donde nació el primer humano también nacieron los proto bocadillos. “Este tipo de alimentos se conocen desde la prehistoria en África, Asia y especialmente en la India, entre los primeros documentos escritos para elaborar comidas: Dürüm, Nan-i-Afghani, Khubz, pita, Bánh mì, kai-jiaw y otros panes que rellenaban de carne y otros alimentos como se hace por ejemplo en los kebabs y burritos actuales.” Fuente: Wikipedia
Por abundar en el tema, en círculos judíos se sostiene que Hillel el viejo fue el primer nombre propio al que se le conoce haber inventado un bocadillo. Lo hizo hace tiempo: justito antes del nacimiento de Cristo. Parece ser que el venerable rabino ponía entre dos matzohs (pan ácimo judío) una mezcla de manzanas, nueces picadas, especias y vino. Así este bocadillo aparentemente vegano y espiritual se degusta en la fiesta tradicional del Sedel.
John Montague, Conde ludópata e inventor del Sandwich.
Queda claro pues que la técnica de mejorar la comida situándola entre dos rebanadas o pedazos de pan lleva entre nosotros tanto tiempo como probablemente lleve el pan. Aunque para ser justos, es cierto que Lord Sandwich también tuvo su parte de gloria y honor en toda esta historia. John Montague era un jugador compulsivo hasta lo que a mí me parece ludopatía al que le costaba horrores separarse más de unos metros del tapete.
En una partida excepcionalmente larga y apasionante, pidió a los cocineros del London’s Beef Steak Club que le sirvieran la comida en la mesa de juego, y que para ello prepararan los filetes metidos entre dos piezas de pan tostado para que la salsa no manchara las cartas. Cuando lo nombraron Cuarto Conde de Sandwich el personal cogió la costumbre de pedir ‘lo mismo que (el conde de) Sandwich’ y así nació esta variante tan meliflua y tontorrona del bocadillo. Que no digo que no esté buena. Pero para mi gusto, le falta punch. Al contrario a lo que sucede con croquetas y canelones, rara vez me he encontrado a una persona que defienda que el mejor bocadillo es el que le hacía su abuela.
Parece que los bocadillos memorables suelen arraigar en nuestra memoria emocional algo más tarde, o esa es mi impresión: bocadillos de juventud que son comida asequible, sabrosa y gregaria. Personalmente aún recuerdo algunos de los submarinos de barra entera que nos empujábamos antes de ir a simular que nos interesaba bailar. Afortunadamente mi espíritu peterpanesco se mantiene firme y son habituales las excursiones a la busca y captura de bocadillos espectaculares. Bocadillos que nos recuerdan que no solo en manteles de lino y lujo vive el sibarita. En los bocadillos también habitan las almas gourmet.
Bocadillos de bar, bodega, orgasmo y devoción
Bocadillo de bacalao rebozado con pimientos verdes fritos
Bar Neme, Mercat de Collblanc (Barcelona).
Foto: Lluis Rey (tiritinyam)
El bocadillo de bacalao, alioli y pimiento verde más potente del cuadrante Alfa de la Galaxia. En una barra tradicional bien crujiente y muy cargados de material. Directos al cielo en cada bocado. Por cierto, también bordan el de mayrarebozada y berenjena.
Bocadillo de fricandó de ternera
Bodega Montferry (Barcelona)
El fricandó es un estofado de carne pasada por harina y cocinada amorosamente con setas y un fondo de verduras. Suele comerse a cucharadas y se termina mojando el pan en la salsa del gozo infinito. En este formato lo tienes todo en uno, por un precio de risa (3,5 euros) tienes quizá el bocadillo de mejor relación calidad–precio de toda la ciudad. Al menos, de todos los que yo he probado. Si-de-ral.
Bocadillo de butifarra de tortilla de patatas
Butifarring (Barcelona)
Este nuevo proyecto gastronómico pivota alrededor de la butifarra en base a fabricarla con interesantes y novedosas combinaciones. La que ha robado nuestro corazón es un estupendo bocadillo de butifarra de tortilla de patatas. Y no es coña, es una butifarra que además de carne también tiene huevo y patatas y una vez mordida es un auténtico cañón. Además le han puesto un puntito picante de pimienta. Gol por toda la escuadra.
Bocadillo de jamón con espinacas y queso
Bar Dole Café (Barcelona)
El Popeye es un clásico de clásicos de Barcelona, un bocadillo que se presenta planchuto tras su paso por la sandwichera (o sea, que llega calentito) y combina el jamón ibérico, el queso y unas espinacas que con su acento acaban por darle el nombre. En la escasa barra del local se amontonan los clientes en hora punta, pidiendo una y otra vez el Popeye. Un auténtico festival en un local que mantiene todavía la atmósfera y el profesional servicio del s. XX, genial.
Bocadillo de tortilla de patatas con salsa brava
Docamar (Madrid)
Este bocadillo combina la tortilla de patatas con la salsa de las patatas bravas. La elección no es casual ya que el Docamar es abanderado de las patatas bravas tradicionales de Madrid. A diferencia de las salsas bravas habituales en otras zonas, en Madrid no utilizan el tomate para la elaboración de esta salsa sino pimentón y caldo.
Raúl Cabrera, propietario al timón describe con entusiasmo este bocadillo que tanto nos sulibeya: “El bocata de tortilla con nuestra salsa brava es un clásico de la casa y ha servido de almuerzo a generaciones de estudiantes de colegios cercanos. Para mí que el de tortilla es el que reúne más cualidades de todos: en todas las cartas de bocatas siempre es el más económico, es de los que más llenan el estómago, y si está bien cocinado es una delicia y puede estar a la atura de los mejores, con la ventaja de que se puede comer frío o caliente.” Raúl Cabrera.
Bocadillo de albóndigas
Bar bodega Can Ros (Barcelona)
Foto Lluis Rey
No sé qué razón puede haber para admitir sin problemas la hamburguesa como preparado cárnico bocadilleable y en cambio no sea habitual ver a sus primas rechonchas, las albóndigas, en similar tesitura. Casi todos los guisos se pueden abrazar con pan y resultan bocados portátiles y exquisitos. Éste lo es, y resulta además de sabroso también divertido: ¡A ver si consigues que no se te caiga ningún guisante!
Bocadillos Gourmet para sentirnos especiales
Bocadillo de Porchetta
Sagàs (Barcelona)
La porchetta es una especialidad italiana: lechón deshuesado y vuelto a ‘enrollar’ junto a aderezos y aromáticos para ser asado en horno de leña con amor y cariño. Las horas de lenta cocción concentran jugos, tuestan azúcares y transforman en crisol meloso las fibras del animal. Servido en un pan tipo ciapatta muy crujiente, ligero y untado con tomate al catalán style. ¡¡Bravíssimo!!
Bocadillo de calamares picantes
Bodega 1900 (Barcelona)
Albert Adrià y su recientemente abierta Bodega 1900 proponen esta versión sibarita del bocadillo de calamares, con un pan alargado con textura tiernísima muy similar a la de un mollete. Unos calamares delicadamente pequeños y por tanto también tiernos y una mezcla de mayonesa con salsa picante que le dan un matiz interesante y un extra de jugosidad.
Bocadillo de llonganissa con cebolla dulce y tomacons
Chef: Mai Martí del restaurante La Giberga (Reus).
Esta delicia nos la describe la misma cocinera, que se lo cocina también a la familia cuando tiene ganas que la abracen y le den mimitos, ¿soborno emocional entre rebanadas? “Un buen trozo de llonganissa (butifarra tal y como se denomina en la zona de Reus y Tarragona) abierta por la mitad, pasada por la plancha sobre la que se ponen rodajas de cebolla dulce, tomacons (un tipo de tomate de colgar) todo pasado también por la plancha. Se termina con unos cortes de queso de cabra cremoso y un buen pan de pagès tostado en la misma plancha que se empapa del sabor”. Mai Martí.
Bocadillo de calçots y salsa romesco
Fastvinic (Barcelona)
Una forma limpia de calzarse una calçotada express. Sin necesidad de babero, en plena ciudad y con unos calçots tiernos acariciados por un romesco sabroso. La escarola aporta el puntito fresco y la textura crujiente de un bocadillo que bien pensado es ideal para veganos que gusten de los sabores potentes.
Bocadillo ‘Litigator’: buey asado con cebolla caramelizada
Bread&Circuses (Barcelona)
Este local del Poble sec es propiedad de dos simpáticas americanas que han trasladado la personalidad potente de los bocadillos de su tierra hasta nuestra mediterránea casa. Este bocadillo está hecho con buey asado (empezamos bien), cebolla caramelizada, pimiento verde y se sirve con un delicioso pan tipo Viena que suma y sigue hasta el placer total. Se llama ‘the litigator’ y es delicious, really.
Bocadillo de pies de cerdo con trompetas de la muerte y queso Cadí
Chef: Pablo Felgueroso del Restaurant El Passatge del Murmuri
El chef Pablo Felgueroso nos ha dado la receta para elaborar este bocadillo delicioso que incluye setas, uno de nuestros ingredientes fetiche preferidos. La textura melosa de los pies de ministro combina de fábula con el crujiente pan. ¡Un pequeño gran bocadillo!
Ingredientes:
- - Pan (Nosotros hemos escogido uno de aceitunas y pimiento verde)
- - 1 unidad de pie de cerdo cocido y deshuesado
- - 25gr de trompetas de la muerte
- - Ajo y aceite
- - Queso Cadí
Elaboración:
- Calentar el pan para que quede crujiente y abrir por la mitad. En la base del pan poner alioli al gusto.
- En una sartén con un poco de aceite, saltear los pies de cerdo previamente deshuesados y cocidos con la trompeta de la muerte con un punto de sal y pimienta.
- Colocar sobre la base del pan con una rodaja de queso Cadí. Terminamos con una sorpresa, o eso espero, para el respetable.
Bocadillos de postre: EL ROCADILLO
Rocambolesc (Girona)
Proceso de preparación. Foto: Silvia Soto (Cuinetes)
El bocadillo postre de los Hermanos Roca que a pesar de ser caliente por fuera, contiene un cremoso helado en su interior. Un bocadillo dulce, y que además juega con las temperaturas –caliente por fuera y cremosamente helado por dentro–. Un pan extremadamente ligero, similar a los panes de leche y que se ofrece en versión blanca o con chocolate (el de la foto es versión con chocolate).
Se rellenan con el helado y los toppings, en el caso de la foto era helado de vainilla con pistachos garrapiñados y avellana, se introduce en la sandwichera y el pan se tuesta ligeramente por fuera. ¡Ñam!
Foto: Silvia Soto (Cuinetes)
Éste ha sido nuestro paseo entre rebanadas, degustando los bocadillos que más nos han gustado y que hemos querido compartir con usted, querido lector. A partir de aquí seremos todo ojos y esperamos/deseamos/ansiamos que comparta en los comentarios cual es su bocadillo favorito. No se corte, que a nosotros nos gusta leerle, estamos aquí justamente para eso.