Noches con ritmo en la azotea de la Casa de les Punxes

La Casa de les Punxes se prepara para el verano y lo hace dando el pistoletazo de salida, este viernes 22 de junio, a una nueva propuesta musical: las Noches con Ritmo. El edificio modernista, proyectado por el arquitecto mataronés Josep Puig y Cadafalch en 1905, abrirá las puertas de su majestuosa azotea para acoger conciertos de jazz, swing, bossa nova y soul todos los viernes, hasta finales de agosto.

Las Noches con Ritmo incluyen una visita previa a la exposición de la planta principal, donde vivió la familia Terradas, propietaria de la finca, y a la azotea, el espacio más fascinante de todo el edificio, con espectaculares vistas panorámicas sobre Barcelona. Podremos descubrir más detalles sobre la obra de Puig y Cadafalch, el modernismo, la simbología del edificio y el estilo arquitectónico de todo el conjunto, inspirado en la edad mediana pero que denota modernidad en las soluciones constructivas.

Posteriormente, con la llegada del atardecer, a partir de las 20 horas, empezarán los conciertos en la azotea, que tendrán una hora de duración e irán acompañados de una copa de cava, todo por un precio de 25 € (17,50 € para los residentes en Cataluña). La programación incluye la presencia de las bandas y los artistas Scaramouche, Zazu, André Marchiori, TindndJoe, Heart & Soul, Casi el mejor trío de tu vida, Marcelo y Salt and Soul.

Acompañados de sus ritmos musicales, podremos contemplar de cerca las seis torres puntiagudas de la casa, con su revestimiento cerámico exterior que imita las escamas de un pez de colores. Sin duda, uno de sus los elementos más característicos de este edificio, considerado uno de los monumentos más paradigmáticos del modernismo catalán. Conviene estar atento a su web y a sus redes sociales porque durante los meses de calor, esta azotea acogerá otras actividades que se rigen por la misma fórmula: combinar la visita cultural con el placer de comer y beber en un entorno mágico.

Matalaranya, el bar

Se puede completar la experiencia en la barra o en las mesas del Matalaranya, ubicado en la planta baja de la casa, en la confluencia entre la Diagonal y la calle Rosselló. Su fórmula gastronómica responde a la de un bar-vermutería tradicional: tapas y platillos para compartir elaborados con productos locales y de calidad. Desde que abrió, hace ahora dos años, su carta ha apostado por las conservas, las banderillas, las tapas -la bomba sigue siendo su plato estrella- y los platillos basados en e recetario catalán, como los garbanzos con cap y pota y las albóndigas con sepia. 

Ahora han ampliado y renovado esta carta con cinco nuevas propuestas que se suman a los platos ya existentes: la ensalada de queso de cabra de los Pirineos con frutos del bosque, los raviolis de bogavante con  suquet de pescado, el bacalao confitado con calabacín y calamarcitos, el tartar de atún con huevos de salmón y el magret de pato con setas de temporada y mermelada de higos. Mantienen su menú de mediodía, que permite ir descubriendo poco a poco todos estos platos, y cuentan con otra pequeña terraza, junto a la Diagonal, perfecta para divertirse en las jornadas veraniegas de vermut y cervezas.

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