Sendaviva, un parque para disfrutar con toda la familia

Sendaviva, un parque para disfrutar con toda la familia
Sendaviva, un parque para disfrutar con toda la familia
Son ya once años los que lleva de andadura Sendaviva, un parque que combina atracciones, espectáculos y animales, dirigido al público familiar.

Son ya once años los que lleva de andadura Sendaviva, un parque que combina atracciones, espectáculos y animales, dirigido al público familiar. Once años de vida, en las que hemos ido en varias ocasiones a visitarlo, sobre todo desde que nuestras hijas Angela, de 5 años, y Julia, de 3, nos lo piden. El parque se encuentra ubicado en Arguedas, a poco más de media hora de nuestra casa, en Murchante. Concretamente se ubica junto al parque natural de Bardenas Reales de Navarra, declaradas por la UNESCO como Reserva Mundial de la Biosfera. ¡Un enclave semidesértico único y de gran belleza! Como siempre, antes de ir, había ojeado su web para hacerme una idea de todas las novedades que nos podíamos encontrar (todos los años incluyen algo nuevo que hace que cada visita sea totalmente distinta a la anterior), y este año tienen nuevos animales: jaguares, águila imperial… También vi algunos vídeos que hay colgados en Youtube y leí comentarios de otras familias con niños que habían visitado el parque recientemente. Así que con toda esa información y muchas ganas de pasarlo bien con las peques, cogimos carretera y manta. Parque sendaviva Por fin llegamos. Tras dejar el coche en un parking inmenso, tomamos un camino agradable rodeado de árboles que nos lleva hasta la entrada al parque. Vemos ya los primeros animales, ganado vacuno y caballos que viven y pastan en amplios espacios. Hace sol, nos colocamos las viseras y las gafas justo al llegar a la entrada. Consultamos el plano del parque. ¡El parque es enorme! Para visitar la zona de la Feria podemos tomar el transporte en tren que ofrece Sendaviva pero decidimos continuar andando para ver de cerca a burros, potokas y caballos de Burguete. Las niñas están encantadas, no dejan de ir de un lado a otro, quieren verlo todo. Estamos en la Feria. Lo sabemos al ver la Carpa del Circo, el Tiovivo, los Potrillos, los Espejos de la Risa y, sobre todo, los chorros de agua que emanan del Laberinto acuático. Imposible convencer a mis hijas para que esperen un rato antes de mojarse, ¡no pueden! Así que les coloco los bañadores y las chancletas (y nosotros los nuestros) y ahí que vamos toda la familia a ponernos a remojo andando por el laberinto de chorros de agua hasta empaparnos completamente. Justo al lado está también otra zona de atracción acuática, la Batalla de Agua, en la que con pistolas de agua el objetivo es empapar el rival. A Roberto, mi marido, le han dejado calado. Mientras nos secamos un poco, aprovechamos para ver a Onco y Linda, la pareja de jaguares que ha llegado al parque esta temporada. Son una auténtica preciosidad. Al igual que el tigre blanco y el dorado, y también los avestruces y las cebras. Jaguar Había leído antes de la visita, que el año pasado nació en el parque una cebra y este año otra. No soy capaz de reconocer a la que tiene ya un año, pero sí a la nacida más recientemente. ¡Parece tan chiquita al lado de las demás! Ya prácticamente secos, cogemos el camino peatonal que nos lleva por la Senda de los Cinegéticos (gamos, corzos, ciervos…) hasta el anfiteatro en el que tiene lugar la exhibición de vuelo de rapaces. Tomamos asiento, ¡está repleto! Se hace el silencio entre el público. Comienza la narración. Estoy asombrada, nunca había visto nada parecido. Desde los montes que se ven a lo lejos bajan planeando hasta nosotros distintas aves como el cóndor andino, el buitre leonado o el ratonero de Harris. Sorprende su tamaño. Si ya parecen grandes cuando emprenden el vuelo desde allá a lo lejos, ¡ni os imagináis una vez que llegan al anfiteatro! Afortunadamente, todas las rapaces obtienen su recompensa de mano del cetrero, que la pasea por delante de nosotros hasta llevarlas cada una a su recinto. La novedad de este año es el águila imperial, símbolo de poder, ya que fue emblema de la casa real de los Habsburgo durante el Imperio Austrohúngaro. La exhibición es una auténtica maravilla. Continúa después con los vuelos y curiosidades de aves de menos tamaño, como el búho nival, el alimoche, el búho real o el marabú (¡impresiona por lo grande que es!) hasta que, en cuestión de segundos, nos vemos rodeados de todas las aves que conforman la exhibición, salidas no sabemos desde dónde. ¡Puro espectáculo! Llega la hora de comer, así que decidimos subir hasta la Granja y disfrutar mientras comemos en el self-service de las vistas de todo el parque. En primer plano las Sillas Voladoras y, debajo, todo el lago, con las Barcas de Remo, las Bumpers y la Tirolina infantil que lo cruza de orilla a orilla. Por encima, la bestial Tirolina (ésta sólo para adultos) que baja desde el Bosque, una de las más largas de Europa. Reposamos un poco la comida antes de visitar con las niñas la Granja. Me encantan sus caras cuando se encuentran con las gallinas, los cerdos, las ardillas… y el Ciclo del Huevo. Ellas aún son pequeñas, pero trato de explicarles la evolución desde que la gallina pone los huevos hasta que nacen los pollitos. parque sendaviva Ahora sí, tomamos uno de los trenes que ofrece el parque para moverse de una zona a otra y volvemos a la Feria. Hemos decidido participar en una actividad extra que se llama Mundo Zoorprendente, que creemos que a las niñas les encantará. En un recinto junto a la Carpa del Circo nos reciben algunos monitores y cuidadores de Sendaviva. Pasamos al interior y allí ya nos convertimos en auténticos exploradores. Los monitores nos cuentan la historia y curiosidades de tortugas, serpientes, mofetas, loros… Cómo es su comportamiento, de qué se alimentan, cuánto miden. Pero lo mejor de todo es que nos dejan tocarlos, ¡están ahí mismo! ¡Realmente Zoorprendente! El día continúa y todavía nos queda por ver el espectáculo del circo. Mezcla de números humorísticos de un grupo de auténticos payasos, por un lado; y, por otro, arriesgadas y perfectas acrobacias de una pareja de artistazos y que se doblan como chicles y se cuelgan de telas para girar y bailar como si volaran. Una vez más, y no sé cuántas van ya en el día de hoy, consiguen dejarme con la boca completamente abierta y los ojos sin parpadear. Realmente merece la pena la visita. Recomendable 100%. Las peques han disfrutado y nosotros hemos disfrutado como peques también. ¡Volveremos! Texto de Idoya Jarauta