/ Bodega

Una del mediodía, una pareja oriental y un grupo de italianos contemplan boquiabiertos desde sus taburetes el espectáculo más apetitoso cuando uno se dispone a “picar algo”: cómo cortan el jamón de bellota a mano con ese estilo inconfundible que ha hecho famoso este producto internacionalmente.

Sobre la mesa tienen ya unas cañas, olivas rellenas manualmente de anchoa y unas raciones de bravas y croquetas que captan la atención de los transeúntes. ¡Señores, esto sí que es un vermut!

El apellido de Pedro y Luis, y también de un restaurante vinoteca pensado por y para ellos. Estos dos  hermanos son el “tanto monta……” de esta casa donde el vino y la cocina tradicional bien hecha se han convertido en cómplices y en pareja inseparable y el lugar de encuentro donde acuden muchos fieles que se saben acogidos con la calidez de dos profesionales que cuidan su clientela.

Para nuestros queridísimos vecinos del norte, el vino es mucho más que una bebida noble. Veo, subo y doblo la apuesta: mucho más que la bebida más noble que pueda recorrer un gaznate. Para los queridísimos vecinos del norte el vino es un asunto de identidad.

Fuera de toda duda, no serían éstas las primeras líneas que se escriben, cual alegato, a favor de estos lugares, de esta forma de vida. Y, en especial, de un tiempo a esta parte. Desde luego, en los últimos meses y/o años vemos frecuentemente manifestaciones a favor de esta forma de vida (porque en la opinión de uno lo es) y de su compañera de fatigas, la tapa. Siempre bien acompañados de su vermut o caña. Hace poco, otro gran rastreador de lugares de buen comercio y bebercio, David, lo resumió como nadie.