Kutxus, un postre vasco entre pastel y pasta de té
Son de bocado, o casi. ¿Pastelito? ¿Pasta? Ambas cosas, y ni una de ellas en concreto. Son la joya de la corona de la Pastelería Igueldo, el buque insignia de esta empresa con un pequeño producto que nunca falla como postre en una comida familiar en casa, en un restaurante con tu pareja o en una sociedad gastronómica entre amigos y amigas. Tan sencillo como complicado; menos es más.
Son los Kutxus, una mezcla de pasta de té y pastel de almendra elaborado, exactamente, con los siguientes ingredientes: harina de almendra, almendra fileteada, mantequilla, huevo así como azúcar. ¿Su modo de elaboración exacto? Un secreto guardado celosamente por sus creadores desde los años ochenta hasta nuestros días.
Normalmente se suelen consumir como postre, acompañados de café, té o infusiones. No en vano, existen bares y restaurantes que los ofrecen en sus cartas de postre, incluso algunos los acompañan con queso del País Vasco Idiazabal para disfrutar de ellos al término de una opípara comida. Aunque hay quien los consume para desayunar o merendar por su perfecto tamaño para degustarlos casi de un bocado. Un vicio para cualquier momento del día.
Los kutxus fueron creados, concretamente, en abril de 1981 de la mano del maestro repostero Enrique Sansebastián, de dilatada trayectoria pastelera y curtido en obradores como la popular pastelería Eceiza de Tolosa. Sansebastián abrió junto con la que entonces era su esposa, la también experimentada repostera Maite Camón, la Pastelería Igueldo. Rápidamente comenzaron a confeccionar y vender todo tipo de dulces así como a investigar y realizar pruebas con el fin de dar con un producto propio que los distinguiera. Decirlo y hacerlo. Fue así como a principios de los años ochenta ambos crearon los kutxus; y dieron en el clavo.
Marca registrada y exclusiva
El éxito de los Kutxus fue tal que tomaron la decisión de registrar el nombre como una marca propia y exclusiva de dicha pastelería. De hecho, no tardaron en salirles competidores con similares productos, intentando copiar la receta con su característico sabor; incluso hoy en día se venden bajo otras marcas y elaborados por otras pastelerías.
Los primeros Kutxus se pusieron a la venta, en concreto, en la tienda y obrador que la Pastelería Igueldo tenía en San Sebastián, la primera de ellas, en la calle San Bartolomé. Posteriormente, años después, la empresa saltó a la calle Miracruz, en el barrio donostiarra de Gros, para, finalmente, trasladarse a la calle San Francisco del mismo barrio, su ubicación actual. Eso sí, siempre con sus famosos Kutxus por bandera, aunque elaboran todo tipo de dulces, tales como relámpagos, pastelitos de trufa y nata, obispos, condes, rusos, tocinos de cielo, jesuitas, canutillos de crema, etcétera.
En cartas de postres
Actualmente se pueden adquirir en la misma Pastelería Igueldo así como en establecimientos autorizados, sin olvidar, por supuesto, los diversos bares y restaurantes que disponen de estas delicias donostiarras –casi- de bocado, magníficas para acompañar un buen café o té como genuino postre, desayuno o merienda a cualquier hora del día.