Los bodegones de pimientos, limones y berenjenas ya se han convertido en un clásico de La Pequeña Taberna, situada muy cerca de la Plaza San Juan de la capital murciana. Este restaurante presenta, a priori, tres de las condiciones más demandadas por los comensales de la ciudad: un espacio bonito y cuidado, un servicio apropiado y un producto de temporada que se revisa todos los días en una de las principales plazas de abastos de la Región.
La taberna comenzó su andadura con unos escasos treinta metros de local –de ahí su nombre– hasta que con el paso del tiempo decidieron ampliar el establecimiento y se situaron donde se ubica actualmente. Miguel, su propietario, es el verdadero alma del restaurante y su entusiasmo tras la barra hace que los clientes busquen sus recomendaciones. “Voy a la plaza todos los días para buscar el mejor producto, incluso los días que no necesito nada, me acerco hasta la plaza, porque aunque yo no busque nada concreto, el producto sí puede encontrarme a mí”, asegura.
Actualmente, el cliente de La Pequeña Taberna busca platos tradicionales de Murcia, con los pescados, los arroces y las carnes como principales protagonistas. Es una cocina sencilla, donde el comensal encuentra sabores profundos de elaboraciones cuidadas y reposadas con las verduras por bandera. Un tapeo rápido o un mediodía de cañas en la barra da la oportunidad de probar un excelente pulpo al horno, una sobresaliente marinera –rosquilla, ensaladilla rusa y anchoa– o un calamar con salsa negra para chuparse los dedos.
Pero la terraza, el comedor interno y los reservados, dan pie a platos más contundentes, más elaborados. “Muchos clientes vienen a comer en la barra o en las mesas altas que tenemos en el interior y en la terraza. No se trata de una comida rápida para el empresario o el trabajador que tiene más o menos poco tiempo, sino que es una comida a base de tapas y de platos al centro desde un punto de vista más informal”, afirma Miguel.
Pero esta cocina tradicional murciana tiene algunos platos estrella para los clientes más habituales, como son las alcachofas guisadas al escabeche suave –receta que cedió hace más de quince años Cruz, del restaurante La Virgen del Mar– o el bacalao con frito murciano que realizan todos los días y que en el primer bocado se aprecia el fuego lento y la delicadeza con la que se han tratado todos los ingredientes.
Para terminar, además de una buena selección de postres made in La Pequeña, el local ofrece una gran variedad de las mejores frutas de temporada y, para los que necesiten un digestivo suave, unos mini gin tónics medio enterrados en una enorme bandeja metálica cubierta de hielo picado, para que, en dos tragos, el cliente limpie la boca a la vez que degusta una ginebra aromática.