¿Mandarinas o clementinas? Descubre sus diferencias
De entrada, es muy fácil confundirlas. Su intenso color naranja, su forma aplanada, su piel rugosa, su estacionalidad -la temporada alta de ambas frutas es el otoño y el invierno, aunque las mandarinas suelen empezar un par de semanas antes- y los enormes beneficios que aportan a nuestro organismo son los principales puntos en común de ambos cítricos. También su tamaño -las clementinas son ligeramente más pequeñas- y su versatilidad en la cocina, ya que son ideales tanto como postre como ingrediente de ensaladas o guarnición en platos de carne y pescado.
Sin embargo, y a pesar de todas sus similitudes, las mandarinas y las clementinas presentan particularidades que las convierten en dos cítricos distintos. La primera de ellas es el sabor. Las clementinas son más dulces que las mandarinas, siendo más parecidas a algunas variedades de naranja. A diferencia de las mandarinas, las clementinas no tienen pepitas y son más fáciles de pelar, ya que la piel está menos pegada a la carne.
Mandarinas
El origen de ambas frutas anaranjadas es distinto. Al parecer, las mandarinas empezaron a cultivarse en China en el siglo XII a.C. y se expandieron rápidamente por el sudeste asiático. Sin embargo, su cultivo no llegó a Europa hasta principios del siglo XIX y, a América, hasta casi finales de este. En España, los primeros datos de los que se tiene constancia del cultivo de mandarinas son de mitad del siglo XIX y se sitúan en la Comunidad Valenciana, desde donde se amplió su cultivo al resto de la Península.
Por su parte, y según datos documentados, el origen y el nombre de las clementinas procede de la hibridación que llevó a cabo un misionero francés llamado Clément Rodier a finales del sigo XIX en un orfanato de Argelia. Al parecer, Rodier realizó un cruce entre un naranjo amargo con un mandarino, del que nació la clementina, cuya popularidad creció rápidamente entre los niños del orfanato y también cruzó fronteras y empezó a cultivarse en los países mediterráneos.
Clementinas
Adiós a los constipados
En cuanto a su valor nutricional, mandarinas y clementinas son muy similares. Ambas tienen propiedades antioxidantes, antibacterianas y antiinflamatorias, por lo que son grandes aliadas para prevenir los molestos -y casi inevitables- resfriados invernales.
Ambas frutas también son ricas en fibra y vitaminas B y C. Si miramos con detalle el valor nutricional de cada una, las clementinas solo aportan 47 calorías cada 100 gramos, mientras que las mandarinas, 53. El nivel de potasio, un mineral esencial para los músculos y el sistema nervioso, también es ligeramente superior en el caso de las clementinas. Por el contrario, la proporción de grasas y azúcares es algo inferior en este crítico de origen argelino, algo más ligero que las mandarinas.
Ambas frutas de temporada son el reclamo ideal en platos y postres. Proponemos dos recetas, una con cada tipo de fruta.
Ensalada de pasta con mandarinas, espinacas, queso y pasas
Se trata de una receta fácil, apetitosa y muy saludable, apta para veganos, e ideal para dar color y sabor a tus platos esta temporada.
Ingredientes (4 personas):
2 mandarinas, 200 g de pasta tricolor, 80 g de queso fresco, 30 g de nueces, 50 g de espinacas en bolsa, aceite de oliva virgen extra y un puñado de pasas.
Para la vinagreta: 20 g de miel, 20 ml de vinagre de Jerez, 60 ml de aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta.
Preparación:
-Pelamos con cuidado las mandarinas y les quitamos las pielecillas blancas de los gajos. A continuación, cortamos las nueces por la mitad y las reservamos.
-Ponemos a calentar en una olla agua, añadimos una pizca de sal y un chorrito de aceite de oliva e incorporamos la pasta hasta que esté al dente.
-Después, escurrimos la pasta, añadimos un chorrito de aceite y la mezclamos bien con una espátula par aque no se pegue.
-Dejamos que se enfríe y mientras, preparamos la vinagreta. Para ello, colocamos en un recipiente la miel, el vinagre y la sal y batimos ligeramente mientras vamos agregando poco a poco el aceite de oliva para que se mezcle bien.
-Cuando la pasta esté fría, agregamos las mandarinas, las nueces, el queso cortado en daditos, las espinacas y un puñado de pasas y mezclamos bien todos los ingredientes. Incorporamos la vinagreta que hemos preparado como aderezo y servimos en cuencos o en un plato hondo.
Tarta de plátano y clementinas
El contraste de sabores entre la clementina y el plátano convierten a este tradicional postre de estilo francés en la excusa perfecta en una reunión de amigos. A ello se suma la facilidad de preparación y su delicioso sabor. ¡Metamos las manos en la masa!
Ingredientes (4 personas)
6 plátanos, 2 clementinas, masa quebrada en lámina, 1 huevo, 120 g de azúcar, 60 ml de nata líquida y 80 g de almendra molida. Para decorar, azúcar glas y almendra laminada.
Preparación:
-Precalentamos el horno a 160ºC.
-A continuación, forramos un aro de unos 23 centímetros de diámetro con la masa quebrada y la dejamos en la nevera.
-Mientrastanto, cortamos el plátano en rodajas y exprimimos el zumo de las clementinas. En una sartén, añadimos 40 gramos de azúcar, el plátano y el zumo y dejamos caramelizar ligeramente durante cinco minutos. Reservamos la mezcla.
-En un bol mezclamos el huevo, la almendra en polvo, la nata y el resto del azúcar. Vertemos esta mezcla por encima de la masa quebrada, repartimos las rodajas de plátano, espolvoreamos con azúcar glas y echamos las almendras en láminas. Colocamos la tarta en el horno durante 50 minutos, dejamos que se enfríe y luego la desmoldamos. ¡Lista para ser devorada!