/ Ingredientes.
Nº de comensales
4200 g de harina (para la masa)
120 g de mantequilla (para la masa)
1 cucharada de azúcar (para la masa)
1 cucharadita de sal (para la masa)
¼ vaso de agua fría (para la masa)
Arroz, judías o pesos de cocina (para que la masa no se bufe durante la primera hornada)
4 huevos
½ l de nata líquida
Mantequilla, para freír y engrasar
150 g de bacon, en dados
150 g de queso cheddar, en dados
4 cabezas de ajo, fileteado
Sal y pimienta
Si tuviéramos que conjurar un ideal platónico de una quiche, probablemente la versión que nos vendría a la cabeza sería una quiche Lorraine: originada en entornos humildes en la homónima región francesa, esta ‘tarta’ de ingredientes básicos se ha convertido en toda una exquisitez. Aunque sus componentes puedan hacernos pensar que esta elaboración es sencilla, lo cierto es que prepararla desde cero implica una serie de pasos sensibles, principalmente relacionados con la masa, que deberá prepararse el día de antes. Cuando dominemos esta receta, sin embargo, tendremos en nuestro repertorio un plato clásico que podremos cocinar sin demasiada complicación y nos asegurará el éxito entre los comensales.
/ Preparación.
Cortar la mitad de la mantequilla en cubos y la otra mitad en lascas finas, sin manosear en exceso para que no se deshaga. Volver a refrigerar ligeramente antes de continuar con la receta para garantizar que esté fría al integrarla con la harina.
En un bol, mezclar la harina con la sal y el azúcar. Incorporar uno a uno los cubos de mantequilla, aplastándolos con las manos para deshacerlos e integrarlos con los ingredientes secos, trabajando rápido y manoseándolos lo mínimo para no calentarlos. Continuar con las lascas siguiendo el mismo procedimiento.
Verter el agua fría y continuar amasando hasta conseguir una masa más o menos homogénea, sin trabajarla en exceso. Trasladarla a una superficie, componer un disco y enrollar en papel film. Dejar reposar en la nevera mínimo una hora, idealmente un día entero.
Retirar la masa de la nevera y colocar, sin el plástico, sobre una superficie previamente preparada con harina. Con la ayuda de un rodillo, golpear ligeramente la masa para calentarla y extenderla. Después, estirar con el rodillo hasta conseguir un rectángulo de 1 cm de grosor. Doblar en tercios sobre sí mismo y dejar reposar otra hora en la nevera.
Precalentar el horno 220ºC. Retirar la masa de la nevera y, de nuevo, colocar sobre una superficie previamente preparada con harina. Golpear ligeramente la masa para calentarla y extenderla y estirar con el rodillo hasta conseguir una lámina de pasta lo suficientemente grande.
Engrasar un molde desmontable con un par de cucharadas de mantequilla y extender con un pincel de cocina. Colocar la masa en el molde, asegurándote de que no hay fisuras por donde se podría escapar el relleno. Colocar dos hojas de papel vegetal en cruz sobre la masa o cubrir con papel de plata y llenar con los pesos escogidos. Hornear durante unos 20 minutos, hasta que empiece a dorarse.
Paralelamente, calentar una cucharadita de mantequilla en una sartén a fuego medio y dorar el bacon y el ajo. Retirar y reservar.
En un bol, batir los huevos y la nata líquida. Salpimentar al gusto.
Retirar la masa del horno y comprobar que no se han producido fisuras. De ser así, pueden arreglarse con un poco de harina y agua.
Repartir el bacon y el queso en la masa y verter la mezcla de huevos y nata. Hornear otros 25 minutos o hasta que el relleno haya cuajado.