Carne in vitro: ¿una alternativa de futuro?
La incontrolable demanda de productos cárnicos va al alza, una situación que convierte al actual modelo ganadero en insostenible. Las cifras hablan por sí mismas: desde 1950 hasta ahora se ha quintuplicado el consumo de carne a nivel mundial. De los 45 millones consumidos a mitad del siglo pasado hemos alcanzado los casi 300 en la actualidad y podríamos llegar a los 600 en el 2050. Unos datos que alertan de la situación y exigen propuestas alternativas que cubran el apetito de la insaciable población carnívora.
Esta situación ha provocado que la ciencia busque nuevas opciones, como la carne in vitro, creada en el laboratorio a partir de células musculares de animales. El científico holandés Mark Post fue pionero en esta área al crear, en el 2013, la primera hamburguesa de laboratorio. Concretamente, en el de la universidad de Maastricht, a partir de células madre vacunas. Esta hamburguesa artificial se convirtió en la más cara del mundo, con un coste de 250.000 dólares (unos 225.000 euros).
A partir de ahí se ha seguido experimentando y mejorando los procesos productivos de la carne cultivada, cuya textura y sabor ya son similares a las de la carne natural. Un avance que demuestra que se pueden producir alternativas reales a esta sin necesidad de sacrificar animales. Una posibilidad especialmente interesante para veganos y vegetarianos. “Con esta técnica, un solo cerdo ofrecerá en 5 años la misma cantidad de producto que sacrificando 2.000 animales”, asegura Mercedes Vila, cofundadora de Biotech Foods, una empresa vasca puntera en el sector y referente en nuestro país. Los expertos también proyectan que en el futuro pasaremos de necesitar 120 días para criar a un cerdo a solo 5 días, gracias a que la división celular es exponencial.
Esta carne creada con ingeniera de tejidos también supone una interesante vía de consumo más sostenible, ya que permite una reducción de los gases de efecto invernadero hasta un 96%.
Ventajas e inconvenientes de la carne cultivada
De entrada, estos procesados son mucho más atractivos de lo que a priori podemos imaginar. Su aspecto y sabor se parecen mucho a los de cualquier producto cárnico tradicional.
Conocida como carne limpia o clean meat en Estados Unidos, este alimento posee los mismos nutrientes que la convencional desde el punto de vista proteínico. Otra de las ventajas de la carne in vitro es la ausencia de químicos y antibióticos, sustancias que suelen estar presentes en la carne tradicional. Tampoco tiene grasa o su nivel es casi nulo, por lo que resulta una opción excelente para los deportistas, que podrían sustituir -o complementar- los batidos de proteínas y las pastillas por esta carne alternativa.
El proceso de fabricación es totalmente natural y está basado en la medicina regenerativa. Consiste en alimentar las células madre de los músculos de animales para que estas crezcan. Quienes la fabrican aseguran que se trata de carne saludable, natural y segura, que no pretende sustituir a la convencional, sino ser una alternativa sostenible que satisfaga la imparable demanda de carne.
Una veintena de empresas
Esta carne cultivada en laboratorio ofrece los mismos tipos de procesados que la de toda la vida, desde hamburguesas y albóndigas hasta salchichas y nuggets. La start up donostiarra Biotech Foods, creada en febrero del 2017, ha desarrollado una tecnología basada en la proliferación in vitro de células animales que puede producir tejido muscular porcino, vacuno o aviar apto para el consumo. Sus productos se podrán comprar en los supermercados, previsiblemente, a partir del 2021.
Además de la vasca, existen alrededor de una veintena de empresas dedicadas a la carne in vitro y otras que apuestan por experiencias parecidas a comer carne, pero solo con proteínas vegetales. Este es el caso de Beyond Meat, que hace sucedáneos de carne con proteínas vegetales, o Impossible Foods, una empresa estadounidense que vende hamburguesas vegetales elaboradas a partir de proteínas de plantas, que incluso se sirven en restaurantes. De hecho, hace unas semanas lanzó, junto con Burger King, un proyecto piloto de hamburguesas hechas con vegetales y hemo, una proteína procedente de la soja con un sabor igual al de la ternera.
Incluso el pescado tiene un hueco en este mercado. La compañía estadounidense Finless Foods fabrica filetes de atún con el mismo valor nutricional que el pescado real, pero de forma sostenible, sin capturarlo del mar.
El precio es uno de los factores que juega en contra de este tipo de productos, ya que su elaboración es más costosa. La intención de quienes quieren convertirla en un producto de consumo habitual es que cueste lo mismo que la carne que podemos comprar en cualquier carnicería, algo que será posible cuando se produzca a mayor escala.