Casa Guillermo, el templo de la anchoa en Valencia
No es tradición en tierras valencianas la costumbre del tapeo, pero en el del barrio de El Cabañal encontramos uno de esos bares con solera de visita obligada. La fama de suanchoa ha destronado el monopolio del tapeo reservado al País Vasco, Madrid o Andalucía para extenderse hasta Valencia. La anchoa de Casa Guillermo es el talismán que atrae a locales y foráneos.
De soleras mucho sabe Amparo Madrigal, alma de Casa Guillermo, abolengo heredado de su padre que allá por el 1957 abrió una bodega en la que degustar vinos tapados con un trozo de pan y algo más. Guillermo fue famoso por sus anchoas, tanto que en el siglo pasado fuecoronado como el Rey de la Anchoa. El bocarte de Casa Guillermo es, a pesar de su sencillez en la presentación, un manjar que llena la boca con un ligero sabor a mar, aceite y ajo que incita a mojar pan una y otra vez.
Después de más de cincuenta años en la calle José Benlluire, Casa Guillermo se trasladó a Progreso conservando todas y cada una de sus tapas. Con la premisa de trabajar sólo con productos de máxima calidad, su hija Amparo ha logrado elaborar una carta de cuarenta y tres tapas de igual sencillez y dignidad. Mojama de Almadraba, cecina de ciervo o croquetas de chipirón, son algunas de las clásicas. Y como novedad la vitello tonnato, una variedad del norte de Italia a base de carne bañada con salsa de atún o anchoa, aquí la sirven con un sabroso lomo de orza, que en palabras de Amparo es pecata minuta. Habrá que probarla con un buen pan servido en papel de estraza, como hacía su padre en el siglo pasado.
Carteles toreros, una robusta máquina de agua de selz o una colección de antiguas botellas de vino son algunas de las herencias que decoran y dan vida a este moderno bar, con una tranquila terraza que en verano llena todas las reservas. Un espíritu renovado y fresco que combina a la perfección lámparas de diseño con la historia de la que hablan sus carteles. Amparo dice que era un hombre con personalidad y un tanto excéntrico, pero que atendía por igual a vecinos del barrio que a famosos de la época, todos cabían en su casa. DeVicente Barrera a Antonio Gala, de Massiel a Carlos Herrera, un constante desfilar de personalidades que siguen llegando a Casa Guillermo a degustar su anchoa. Y no sólo en el barrio de El Cabañal se ha comido su bocarte en aceite, hasta en la residencia de Cantinflas en Miami o en la mesa del mismísimo Rey Juan Carlos en una de sus visitas a Valencia.
Amparo sólo trabaja con las mejores anchoas, las más grandes y de mejor temporada. Según las capturas del año podemos comer en su bar las Doble o “nueve peces”, denominadas así por el tamaño que ocupan las anchoas en la lata de conserva: 9 anchoas por capa. Envasadas en salmuera por camadas, llegan a las manos de Amparo como si de joyas se tratasen. Por su esmerada preparación el ritual para comer la anchoa en el bar de Amparo Madrigal se ha convertido en un culto. Sagrado es mojar el pan en el aceite, poner encima una anchoa con ajitos y disfrutar de un buen plato de anchoas en Casa Guillermo.
Más información:
Casa Guillermo
Calle del Progreso, 15
Valencia
Telf.: 963 679 177