Cold brew coffee: qué es y receta
Lo de tomar el café frío no es nada nuevo: en verano, nuestras terrazas están llenas de gente bebiendo café con hielo o disfrutando de caprichos algo más elaborados, como frappés o affogatos. La tendencia del cold brew, sin embargo, parece haber aterrizado en paralelo al boom de las cafeterías de especialidad en nuestro país dejando a más de uno fuera de juego, y es que no todos los cafés fríos son iguales.
Cold brew: qué es
A pesar de que su popularidad es relativamente reciente, el cold brew coffee es una técnica de infusión del café originaria de Japón con casi cinco siglos de historia. El proceso del cold brew, que podría traducirse como “maceración fría”, consiste, simplemente y como su nombre indica, en macerar granos de café molidos en agua fría entre 12 y 24 horas, y posteriormente realizar un doble filtrado. De esta manera se consigue un café de sabor menos ácido y amargo que uno elaborado de forma “tradicional” (es decir, con agua caliente), pero que contiene la misma cantidad de cafeína. Así que, además de tener un gusto más suave y ligero, pero ser igualmente potente, el cold brew es una preparación que no requiere de máquinas sofisticadas ni de excesivo conocimiento cafetero. ¡Apto para cualquier amante del café amateur!
Cold brew: proporciones
A la hora de preparar cold brew en casa, las proporciones variarán según se quiera conseguir una bebida más o menos infusionada, pero generalmente se recomienda usar 1 parte de café por 8 partes de agua y puede escalarse hasta 1 parte de café por 4 partes de agua para elaborar un concentrado. Si quiere prepararse 1 litro de cold brew coffee, entonces, lo recomendable sería macerar 125 gramos de granos de café en 1 litro de agua.
Cómo hacer cold brew en casa
Como has podido comprobar, preparar cold brew en casa es muy sencillo, así que si prefieres tomar las riendas de tu exploración cafetera, aventúrate a hacer cold brew con esta receta.
Para hacer ½ litro de cold brew coffee, añade 60 gramos de granos de café (recomendable que sean gruesos) a un recipiente lo suficientemente grande. Incorpora el agua fría y no lo mezcles ni remuevas. Cubre el recipiente y déjalo reposar como mínimo 12 horas e idealmente 24 en un lugar fresco.
Una vez pasado este tiempo, filtra el cold brew con un filtro de tejido, de café o con dos trozos de papel de cocina. ¡Y listo! Ya puedes disfrutar de tu cold brew, o almacenarlo hasta siete días en una botella en la nevera.
La gracia del cold brew es, precisamente, su sabor suave pero sobrio, así que no te recomendamos aditivos como el azúcar o los siropes de vainilla (estos van mejor con otras elaboraciones de café, como los frappés, los batidos o un iced coffee algo más elevado), pero puedes combinarlo con un poco de leche fría sin problema.