¿En qué consiste la dieta flexitariana?
Con demasiada frecuencia, las dietas se basan en lo que no se puede comer. Uno se acaba obsesionando demasiado con comer de una manera específica que interfiere en sus vidas. Quizá por ello la dieta flexitariana es un soplo de aire fresco en el mundo de las dietas.
La cultura popular y los foodies llenan las redes de hashtags como #eatclean (“come limpio” en cuanto a sostenible, ecológico y saludable). Según Euromonitor International, la carne se enfrenta a una caída de popularidad en algunos países de Europa con una reducción del consumo del 15% en la última década. Los nuevos productos vegetarianos se han duplicado en los últimos cinco años, brindando mejores alternativas a la carne. Quizá sólo estamos volviendo a un equilibrio puesto que tal y como muchos especialistas aseguran, comemos mucha más carne de la que necesitamos. La gente toma conciencia de cómo el consumo de carne afecta al cambio climático, nuestra salud y nuestros recursos.
El neologismo flexitariano nace de la unión de las palabras flexible y vegetariana. El término se añadió al Oxford English Dictionary en 2014, refiriéndose a un individuo que sigue una dieta principalmente vegetariana, comiendo ocasionalmente carne o pescado. Esta corriente flexitariana o semivegetariana surgió a mediados de los años 90 pero no se confirmó hasta la publicación en 2008 del libro “The Flexitarian Diet" de Dawn Jackson Blatner que afirma que las personas que siguen esta dieta pesan un 15% menos que los que se nutren con una dieta 100% omnívora. Asimismo, algunos estudios aseguran que los flexitarianos tienen una menor tasa de diabetes, cáncer y enfermedades cardíacas y que viven 3,6 años más que aquellas que siguen la dieta regular.
Aunque muchas personas consiguen adelgazar con esta dieta, no se trata de una dieta en sí, tal y como afirma Blatner. Se trata de un estilo de vida saludable de gente que quiere consumir alimentos sanos sin privarse de nada. Muchos somos flexitarianos casi sin saberlo. El pescado o la carne no son los protagonistas de las comidas diarias en las que abundan las legumbres, frutas, cereales, huevos y verduras.
Dentro de esta dieta han surgido nuevas corrientes como Vegan Before 6 (creada por Mark Bittman) que opta por no consumir ningún producto de origen animal hasta las 6 de la tarde. De este modo cualquiera puede adaptarse a la vida social. Es mucho más sencillo a la hora de comer fuera de casa, con amigos o viajar. Otra corriente impulsada por el ex beattle Paul Mc Cartney y su hija Stella es el free meat Monday (lunes sin carne).
Razones para adoptar una dieta flexitariana
Esta tendencia se debe al fácil acceso a comida orgánica, ecológica y biológica. Cada día hay más propuestas sanas en las cartas de los menús de los restaurantes y muchos establecimientos que ofrecen opciones sabrosas y variadas.
La conciencia y la ética alimentaria también juegan un papel muy importante en esta moda que no parece pasajera. Los millennials se muestran muy sensibles al bienestar animal o al gran coste que tiene el consumo de carne para el medio ambiente desde las emisiones de CO2 a la creciente necesidad de espacio de cultivo de productos alimenticios para animales (que produce como resultado, por ejemplo, la deforestación de la selva amazónica). Los recursos empleados son desorbitados: se necesitan aproximadamente 16 000 l de agua para producir un kilo de ternera.
Recientemente se han emitido muchos documentales que muestran la crueldad animal y los riesgos del consumo de carne para el medio ambiente y la salud. La carne roja tiene un alto contenido de grasa, sal y productos químicos relacionados con las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Además, el uso excesivo de antibióticos en granjas intensivas industriales contribuye a una mayor resistencia a los antibióticos en los humanos.
Muchos optan por una carne de mejor calidad: pollo de corral, carne de res alimentada con pasto, pescado silvestre. Por otra parte, evitan carnes procesadas como salami, salchichas, tocino. El aspecto económico también es muy importante. La reducción de la ingesta de carne y pescado significa que las familias gastan menos en general en sus presupuestos de alimentos y carnes de calidad inferior.
Pros y contras de la dieta flexitariana
El principal riesgo de una dieta 100% vegetariana es padecer algunas carencias como la falta de vitamina B12, calcio, zinc, ácidos grasos omega 3, vitamina D, o el riesgo de sufrir anemia por falta de hierro. Los complementos de vitaminas y minerales pueden suplir algunas de estas insuficiencias, pero no siempre se absorben adecuadamente por el organismo. Los flexitarianos reconocen el hecho de que la carne es una fuente importante de proteínas, grasas y micronutrientes, sin embargo, consideran más saludable encontrar la fuente de hierro en verduras de hoja verde oscuro, como la espinaca, el repollo, la col rizada y el brócoli en combinación con la vitamina C de otras frutas y verduras.
Las principales ventajas estriban en que es una dieta flexible, nada estricta, con infinidad de posibilidades y que se adapta muy bien al día a día. Por otro lado, ayuda a la pérdida de peso y se evitan las consecuencias de productos de origen animal en nuestro cuerpo, como la inflamación o la ralentización del metabolismo. Un estudio de la Organización Mundial de la Salud descubrió que comer 50 gramos de carne procesada todos los días puede aumentar el riesgo de cáncer colorrectal.
Por otro lado, faltan instrucciones específicas sobre qué cantidad de carne incluir y como reducir su consumo poco a poco. La pérdida de peso es más lenta pero más duradera en el tiempo. Es casi imposible que un carnívoro se deje seducir por esta dieta, a menos que sea por razones de salud.
Sin embargo, ser flexitariano no consiste solo en comer carne y pescado dos veces a la semana. Se dice que la proporción de dieta vegetariana es de un 80% frente a un 20% de productos de origen animal. Los flexitarianos prefieren las carnes blancas a las rojas y huyen de alimentos procesados por el hombre.
Los 5 elementos de una dieta flexitariana
1.Sustitutos de la carne: ricos en proteínas como lentejas, guisantes, tofu, nueces, habas, garbanzos, tempeh, quinoa... Un buen comienzo es disminuir la ingesta de carne a la mitad, comerla despacio y en pequeñas porciones.
2.Frutas y verduras ricas en antioxidantes y nutrientes y con altos niveles de fibra, que ayudan a la sensación de saciedad.
3.Cereales integrales como arroz integral, trigo sarraceno, mijo, centeno o semillas de chia.
4.Productos lácteos: contienen vitamina D y calcio, proporcionan altas concentraciones de potasio, vitamina A, vitamina B12, riboflavina, niacina y fósforo.
5.Edulcorantes naturales, hierbas y aderezos para ensaladas.
6.El ejercicio es fundamental en esta dieta, por lo menos 30 minutos de ejercicio moderado 5 días a la semana.
7.La ingesta de calorías debe estar entre 1200 y 1500 al día.
8.Las recetas deben ser muy variadas y flexibles. Hoy en día hay muchos libros con infinidad de ellas y listas de la compra para hacerlo todo mucho más fácil.
Blatner propone tres niveles de flexitarismo: principiante, avanzado y experto. Los principiantes comienzan con dos días sin carne por semana (o reduciendo a menos de 700 gramos de carne o ave por semana). Se disminuye gradualmente la cantidad de carne que ingiere hasta alcanzar el nivel de experto: cinco días sin carne cada semana, lo que significa que está consumiendo aproximadamente 250 gramos de carne o pollo por semana.
Es cierto que muchos vegetarianos critican esta dieta porque dicen que no ayuda lo suficiente al medioambiente y al bienestar animal. Aun así, siempre es mejor hacer algo que nada en absoluto. Al fin y al cabo, somos humanos y no es difícil dejarse tentar por un buen sushi o una deliciosa hamburguesa de vez en cuando.