Mandarina, dulce cítrico invernal
El origen de los mandarinos parece ser que se sitúa en China, ya que se han encontrado referencias documentales a sus frutos fechadas en el siglo XII a.C. De allí, se expandió por todo el sudeste asiático, Filipinas y Japón. En el país del Sol Naciente se cultivaba intensamente ya en el siglo X de nuestra era. Sin embargo, ni los viajes de Marco Polo ni de otros comerciantes la trajeron a Europa, tal vez porque la seda y las especies reportaban más beneficios.
No fue hasta 1805 cuando Sir Abraham Hume llevó consigo hasta Inglaterra dos variedades de mandarino, iniciando el cultivo en Europa. Debido a las dificultades que presentaba cultivarlas en las islas Británicas, los propios ingleses las introdujeron en Malta, de donde pasó a cultivarse en Italia y en el resto de países mediterráneos. Unos años después, en 1870, el Coronel George L. Dancy las llevó a Florida y desde allí se extendió su cultivo por muchos países de América.
En lo que se refiere a España, hay constancia de que en 1845 el conde de Ripalda envió a Valencia unos injertos de mandarino para estudiar las posibilidades de su cultivo. Diez años más tarde los campos de mandarinos empezaron a extenderse por Burriana y la provincia de Castellón.
En cuanto al nombre “mandarina”, el Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana indica: “… probablemente de mandarín por alusión al color del traje de este”. Esto sería debido a que los mandarines, altos cargos burocráticos de la China Imperial, vestían trajes de color anaranjado.
Numerosas variedades
Desde mediados del pasado siglo se empezaron a cultivar diversas variedades de mandarinas con el propósito de prolongar su período de recolección, lo que se hizo también con las naranjas. Hoy en día disponemos de muchos tipos de mandarina que, al producirse de manera escalonada, permiten que podamos consumirlas desde mediados de octubre hasta el mes de abril.
Para simplificar, podemos agrupar todas las variedades de mandarina en tres grandes grupos:
1. Las Clementinas son las más apreciadas tanto por su sabor dulce como por su producción, ya que los árboles de esta variedad son los más productivos y vigorosos. Sus frutos son de color naranja intenso, esféricos o ligeramente aplanados, sin semillas y tienen excelentes cualidades organolépticas.
2. Las Satsuma son originarias de Japón y destacan especialmente por su aroma profundo y exquisito. Aunque sus árboles son los últimos en florecer, las mandarinas de esta variedad son las primeras que se recolectan y son de color naranja amarillento o asalmonado. Carentes también de semillas, se utilizan mucho para la conserva de sus gajos en almíbar y para la fabricación de zumo.
3. El último grupo es el de los Híbridos. Como su nombre indica, proceden del cruce con otras especies de cítricos. Sus frutos son de buen tamaño y color naranja tirando a rojizo, son los más tardíos y contienen gran cantidad de zumo abundante en azúcares y ácidos orgánicos pero con el inconveniente de que la pulpa está muy adherida a la corteza y son difíciles de pelar.
Fuente de vitamina C
La principal cualidad vitamínica de las mandarinas es su alto contenido de vitamina C. Aportan también a nuestro organismo vitamina A, ácido fólico y minerales como potasio, fósforo, magnesio y hierro. Sus propiedades antioxidantes colaboran a eliminar los radicales libres de nuestro organismo.
Su consumo continuado ayuda a reducir el colesterol, a prevenir la anemia y también la gripe y los resfriados. Al contener fibra, mejoran el tránsito intestinal. Los aceites esenciales de mandarina se usan en tratamientos terapéuticos para prevenir el estrés y los estados depresivos, mientras que las infusiones con su piel reducen el nivel de azúcar en sangre.
Ensalada y crêpes con mandarina
Aparte su consumo como fruta en sí misma, la mandarina resulta muy apetitosa para combinar en ensaladas o como componente de algunos platos dulces como las crêpes. La siguiente receta de ensalada es fácil de hacer y resulta muy gustosa por su contraste entre el sabor amargo de las espinacas y el dulce de la mandarina con el contrapunto de los frutos secos y el toque caliente del beicon.
ENSALADA DE ESPINACAS, MANDARINA I BEICON
Ingredientes:
- (Para 2 personas)
- - 400 gramos de espinacas para ensalada, ya lavadas y listas para comer
- - 4 lonchas de beicon
- - 2 o 3 mandarinas según tamaño
- - 50 gramos de nueces
- - 50 gramos de avellanas
- - Aceite de oliva virgen extra
- - Vinagre de manzana
- - 1 cucharada sopera de olivada de aceitunas negras
- - Sal
- - Pimienta
Preparación:
- Preparamos una vinagreta con tres partes de aceite y una de vinagre de manzana. La cantidad depende de cuánto aliño nos guste para las ensaladas. Removemos para que se mezcle bien.
- Picamos con ayuda de una picadora las nueces y las avellanas. Las incorporamos a la vinagreta junto con la cucharada sopera de olivada de aceitunas negras y removemos con fuerza. Reservamos.
- Disponemos las hojas de espinaca sobre platos grandes, de modo que sirvan como base para el resto de ingredientes. Si no tenemos espinacas ya lavadas, podemos usar espinacas naturales. En ese caso, después de limpiarlas y lavarlas es necesario escurrirlas bien para que no se mustien rápidamente.
- Pelamos las mandarinas, separamos sus gajos y los colocamos encima de las hojas de espinaca.
- Cortamos las lonchas de beicon en tiras no demasiado anchas y las freímos en una sartén con aceite de oliva, removiendo para que queden crujientes de forma homogénea sin quemarse. Las sacamos con la ayuda de una espumadera y las repartimos sobre la espinaca.
- Salpimentamos al gusto y finalizamos aliñando con la vinagreta que habíamos preparado. Hay quien gusta de echar también por encima, usando una cucharilla para no quemar las hojas, parte del aceite en el que se ha cocinado el beicon, para darle un toque caliente más contrastado.
CRÊPES SUZETTE
Esta receta de sabrosísimas crêpes se ha extraído del libro considerado “la Biblia” de la cocina italiana, La cuchara de plata de Ed. Phaidon.
Ingredientes:
- (Para 6 personas)
- - 12 crêpes
- - 100 gramos de mantequilla
- - 100 gramos de azúcar
- - 1 mandarina
- - 50 mil. de curaçao
- - Azúcar avainillado
- - Cointreau u otro licor dulce (opcional)
Preparación:
- Preparamos 12 crepes.
- Las apilamos intercaladas con papel vegetal y las conservamos calientes.
- Exprimimos la mandarina y colamos el zumo.
- En un bol, batimos la mantequilla e incorporamos, sin dejar de batir, el azúcar, el zumo de mandarina y el curaçao.
- Untamos las crêpes con la mezcla, las doblamos en cuatro y las espolvoreamos con el azúcar avainillado.
- Las colocamos en una fuente y las servimos templadas. También podemos rociarlas con Cointreau y flambearlas a la vista de los comensales.