Nueve trucos para emplatar como un gran chef
Aunque lo más importante de nuestro plato lo juzga el paladar, lo cierto es que en muchas ocasiones la comida nos entra por los ojos y no solo el sentido del gusto es el que debemos de tener en cuenta. Por ello, la presentación de nuestros platos es un factor clave para que nuestros comensales disfruten de una experiencia gastronómica completa.
Cuando empiezas a colocarlo todo, ten en mente cómo quieres que sea, ya que según la disposición de los productos podrá tratarse de un emplatado central; cuando los alimentos se colocan en el centro visual del plato sin que ninguno destaque por encima de los demás, emplatado rítmico; el cual se utiliza especialmente en pastelería y consiste en integrar un producto varias veces, en forma de repeticiones en el plato, emplatado simétrico, suele utilizarse cuando hay pares de productos poniéndolos de forma paralela. El asimétrico es un modelo que permite al cocinero mostrar sus habilidades creativas culinarias en el que se evita la simetría sin dejar de lado la atracción visual; el oblicuo, cuando el ingrediente principal se presenta en un lateral del plato, y el emplatado en escala, cuando los productos tienen diferentes tamaños y se colocan de manera escalada.
Despierta todos tus sentidos siguiendo nuestros consejos y consigue la elegancia culinaria que buscabas.
1. No al barroquismo. Nuestro plato es como un lienzo, y, aunque muchos pintores se empeñen en llenarlo de colores, a veces una decoración sencilla puede crear mejor impacto visual que muchos ingredientes en un mismo plato. Para adornar nuestras recetas de forma simple pero elegante, las salsas, verduras o frutas bien cortadas, pueden ser de ayuda. A veces, menos es más.
2. El 3D no solo está presente en el cine. Gracias a que los alimentos tienen distintos tamaños y alturas, la comida puede presentarse en distintas dimensiones. Evita las disposiciones planas, sin perspectiva y juega con tus ingredientes de forma que consigas un emplatado en 3D.
3. Usa moldes redondos. Este tipo de moldes, bautizados como timbales, nos facilitan la creación de formas cilíndricas con altura. Ya sean carnes o pescados, cualquier plato puede brillar colocado verticalmente.
4. El tipo de plato. Como la belleza muchas veces está en lo discreto, te aconsejamos que no abuses de los platos con estampados. En todo caso, se aceptan los detalles en el borde o en los lados.
5. Cómo colocar los alimentos. Al igual que si intentamos hacer muchas cosas a la vez lo normal es que el resultado sea un desastre, en nuestros platos debemos tener claro cuál es el elemento principal. Es aconsejable que sea el más grande y que los demás, en vez de taparlo, ayuden a destacarlo. Pero cuidado, recuerda que tampoco es necesario crear un castillo de naipes gastronómico.
6. Colores y texturas. Si queremos transmitir relajación y frescor, los alimentos verdes serán nuestros aliados, pero si es deseo o pasión, elegiremos los que posean tonalidades rojas. El negro siempre representará la elegancia y, el que nunca hay que utilizar en nuestros emplatados por convertir nuestras recetas en comidas poco apetecibles, es el azul. Además, las combinaciones de ingredientes cremosos con crujientes o de secos con jugosos crearán contrastes ideales que no pasarán desapercibidos en ningún paladar. La psicología de los colores también entra en juego antes de poner el plato en la mesa, pues las cartas de los restaurantes amarillas, naranjas o rojas abren el apetito y ayudan a captar la atención del comensal, al contrario que las verdes o azules.
7. Cuida hasta el último detalle. Ni salirse con la salsa, ni crear churretes accidentalmente. Aunque no lo parezca, pon atención a este tipo de pormenores si lo que buscas es la perfección. Para rellenar refinadamente las zonas vacías de tu plato, las especias pueden ser una gran solución.
8. Decoración comestible. Simple y obvio, no queremos que tus comensales tengan que calentarse la cabeza pensando qué pueden comerse o qué deben apartar del plato. Olvídate de las decoraciones que no sean comestibles.
9. La salsa. Antes de derramar la mitad del cazo, piensa en qué cantidad debes añadir para que no reste sabor al plato y quede en armonía con los ingredientes. Por ello, escúrrela bien, coloca los alimentos primero y, por último, la salsa. No queremos que el plato se quede inundado en ella.
Para que tu presentación quede ideal, recuerda que el sabor del plato debe complementarse con su emplatado, integrarse perfectamente y no situar los ingredientes, las salsas y las especias fortuitamente.