Almendras: disfrútalas con estas 4 propuestas
Hemos de remontarnos a tiempos ancestrales, concretamente a hace más de cinco milenios, para hallar el origen de las almendras. Este popular y venerado fruto seco, que los fenicios introdujeron en nuestro país, fue considerado un ingrediente de lujo en los banquetes de la Edad Media. Hoy en día, las almendras están en la despensa de casi cualquier hogar por su sabor, incontables beneficios para la salud y versatilidad en la cocina. Con todas estas virtudes no es de extrañar que estos frutos secos tengan incluso un Día Mundial, el 16 de febrero, en el que reivindican sus propiedades.
Una de ellas es su riqueza en proteínas, esenciales para niños y adolescentes, y de gran ayuda para quienes practican deporte, por su poder vigorizante. Su alto contenido en ácidos grasos convierte a las almendras en grandes aliadas para el cerebro -estimulan el rendimiento intelectual y previenen las pérdidas de memoria y los cambios de humor-, y para el corazón, ya que disminuyen el colesterol malo y el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas.
Más calcio que la leche
Por otro lado, su riqueza en calcio -aportan mucho más que la leche- hace que las almendras sean muy beneficiosas para la formación y regeneración de huesos y dientes y muy recomendables para las embarazadas.
Su sabor dulce y refinado, su textura mantecosa y su versatilidad hacen de las almendras un fruto seco muy utilizado en la cocina, especialmente en recetas dulces, aunque también se recurre a ellas en muchos platos salados, ya sea en una ensalada, una salsa romesco o un relleno de verduras. Te proponemos dos recetas dulces y dos saladas para que disfrutes al máximo de estos deliciosos frutos, que puedes tomar tanto crudos como tostados, enteros o molidos.
Almendras garrapiñadas: un snack tradicional que siempre gusta
El recubrimiento de caramelo y el dulce y crujiente sabor de las almendras garrapiñadas las convierten en un tentempié que podríamos estar comiendo a todas horas.
Ingredientes:
Un vaso de almendras enteras con piel, un vaso de azúcar, un vaso de agua y una cucharada de vainilla en polvo.
Preparación:
Ponemos una sartén a calentar a fuego alto y añadimos el agua y el azúcar.
Cuando empiece a espesar, añadimos las almendras y removemos con una cuchara de madera hasta que el agua se evapore y el azúcar adquiera una textura arenosa.
Subimos un poco el fuego y seguimos removiendo hasta que el azúcar se caramelice.
Finalmente, sacamos las almendras, las colocamos en una fuente y las dejamos enfriar. ¡Ya puedes disfrutar de ellas!
Tarta de Santiago: bendito y venerado postre
Las almendras son uno de los ingredientes estrella de la aclamada tarta de Santiago, uno de los postres típicos de nuestro país, con fama internacional. ¡Vamos a prepararla!
Ingredientes:
250 g de almendras molidas crudas, 5 huevos, 250 g de azúcar blanco, la ralladura de la piel de medio limón, una cucharadita de canela molida, 50 g de azúcar glas y un poco de mantequilla para untar el molde.
Preparación:
Molemos bien las almendras sin piel en una picadora.
Colocamos las almendras molidas en una sartén y dejamos que se vayan tostando a temperatura baja.
Mientras, colocamos en un bol el azúcar y los huevos y batimos bien hasta que blanqueen un poco. Reservamos.
Lavamos el limón, secamos y rallamos la mitad del mismo y lo añadimos a la mezcla, junto con la cucharadita de canela molida.
Dejamos que se enfríe la almendra tostada y, cuando esté tibia, añadimos la crema de huevo aromatizada. Mezclamos bien con una espátula para que la almendra se mezcle con la crema de huevo.
Precalentamos el horno a 180º.
Mientras, untamos con un poco de mantequilla un molde desmontable de unos 23-25 cm de diámetro y vertemos la masa, de forma que quede bien repartida.
Ponemos el molde en la bandeja del medio del horno y dejamos que se cocine durante 30 o 35 minutos, hasta que esté dorada.
Sacamos la tarta del horno y la dejamos en reposo unos 10 minutos. Después, la desmoldamos, colocamos encima una plantilla recortada de la cruz de Santiago y espolvoreamos con azúcar glas, de manera que quede la superficie de la tarta bien cubierta.
Retiramos la plantilla de la cruz con cuidado y ya podemos servirnos un trozo (o dos) de esta tradicional y exquisita tarta de Santiago.
Salsa romesco: el mejor acompañamiento para los calçots
Es época de calçots y la salsa romesco es el complemento indispensable para disfrutar de estos típicos brotes tiernos. Además de acompañar a estas verduras, la salsa romesco sirve de guarnición en carnes y pescados. A su sabor único se une su fácil preparación. ¡Toma nota!
Ingredientes (para 4 o 5 personas):
2 tomates maduros, una cabeza de ajos, una ñora, 10 gramos de almendras tostadas, 15 gramos de avellanas tostadas, una rebanada de pan tostado, aceite de oliva virgen, vinagre, pimentón dulce, guindilla y una pizca de sal.
Preparación:
Para empezar, ponemos en remojo la ñora durante 4 o 5 horas.
Después, le sacamos las pepitas y reservamos la piel con la carne.
A continuación, asamos los tomates y los ajos en el horno. Para ello, lo precalentamos a unos 200º durante unos minutos y después colocamos los tomates y los ajos en distintas bandejas durante 15 o 20 minutos, hasta que queden asados.
Sacamos cada ajo de la cabeza y la piel a los tomates, quitamos las pepitas de las ñoras y reservamos la carne.
Mientras, pelamos las almendras y las avellanas tostadas y tostamos una rebanada de pan.
Cuando los tomates y los ajos estén fríos, los ponemos en un vaso de batidora junto con el resto de ingredientes y batimos a velocidad media.
Para acabar, añadimos una cucharadita de pimentón rojo dulce, una pizca de sal y una punta de guindilla para darle un toque picante a la salsa. Batimos de nuevo y vamos rectificando de sal, vinagre o aceite hasta que tenga una buena consistencia.
Colocamos la salsa romesco en un bol y ya podemos mojar unos calçots o servirla junto a un delicioso rape, una parrillada de verduras o un buen solomillo. ¡Buen provecho!
Coliflor con salsa de almendras: una receta ligera y de temporada
Este cogollo de sabor suave y algo dulzón es una hortaliza ligera y de temporada que aporta muchos beneficios a nuestro organismo. Aderezada con una deliciosa salsa de almendras, se convierte en un plato saludable y apetitoso para cualquier día de la semana.
Ingredientes (para 4 personas):
Una coliflor, medio litro de leche de almendras, 30 g de harina de trigo, 30 g de harina de almendra, 25 g de almendras laminadas, aceite de oliva virgen extra, una pizca de sal y unas hojas de perejil.
Preparación:
Ponemos a calentar agua en una cazuela. Incorporamos la coliflor, previamente lavada y cortada en ramilletes. Salpimentamos y dejamos que la coliflor se cueza durante 20 o 25 minutos.
Una vez lista, la escurrimos y la colocamos en una fuente apta para horno.
Mientras, ponemos a calentar un poco de aceite de oliva virgen extra en una cazuela, incorporamos la harina de trigo y la rehogamos bien. Añadimos la harina de almendra y rehogamos un poco.
A continuación, vertemos poco a poco la leche de almendras, sazonamos y removemos a fuego lento durante 10 minutos.
Cubrimos la coliflor con la salsa y esparcimos por encima las almendras laminadas. Colocamos la fuente en el horno, previamente precalentado a 180º, y la dejamos hasta que quede gratinada.
Sacamos del horno la bandeja de coliflor con salsa de almendras, dejamos que se enfríe y emplatamos. Como toque final, añadimos unas hojas de perejil por encima. ¡Lista para degustar!