Cómo llenar la despensa de cara al otoño
Volver a una rutina de cocinar después de las vacaciones de verano puede ser un todo un desafío. Algunos todavía no nos hemos recuperado del fin de las vacaciones. Sin embargo, hay que reconocer que el otoño también tiene su encanto y es un momento ideal para disfrutar de los nuevos productos de temporada.
Para orientarme un poco de cara a la nueva estación me reúno con Katie Schmidt, coach certificada y experta en nutrición y salud integral (en cuanto que atiende no sólo a los aspectos físicos sino también a los mentales).
Katie es todo energía y paz, empiezo a pensar que todo lo que rodea su blog “whole nourishment” (nutrición completa) en el que ha volcado sus más de diez años de experiencia y formación en el tema, realmente vale la pena.
Antes de hablarme de elementos esenciales para la despensa de otoño y algunos métodos de cocina, Katie me habla de lo importante que es vivir una alimentación saludable con sencillez y sin privaciones. La falta de planificación de comidas y el estrés diario son obstáculos diarios que afectan a nuestras opciones alimenticias. Ella aboga por una cocina sencilla y nutritiva que mejora la digestión, el estado de ánimo, la claridad mental y que nos hace estar pletóricos de energía (¿dónde hay que firmar?). Se trata de encontrar una alimentación placentera, saludable, flexible y variada. Vamos, que no hemos venido a este mundo a sufrir.
Cambio de armario nutricional
La comida estacional se asocia con el producto local y el famoso movimiento slow food del que hemos hablado en otras ocasiones . Katie nos explica que se trata simplemente de ralentizar y ajustar nuestros cuerpos con el medio ambiente; comer y cocinar en consecuencia. Los lectores dirán: “¡lógico!”. Aunque parezca mentira hoy en día muchos comen de la misma manera e idénticos alimentos a lo largo del año. Hay que escuchar al cuerpo y darle lo que necesita de acuerdo con el clima y el cambio de rutina. De esta forma encontraremos variedad y placer en la comida.
Al igual que cambiamos la ropa del armario, nuestros hábitos alimenticios también cambian en otoño de manera natural, en busca de alimentos más contundentes de cara a los días fríos y lluviosos que se avecinan.
Los consejos nutricionales de Katie se centran más bien en una comida vegetariana. Esto no es óbice para que se pueda combinar con otro tipo de proteínas que no sean vegetales. Son simplemente ideas que se pueden ir incorporando poco a poco a nuestro día a día, desplazando hábitos nutricionales poco saludables. De hecho, Katie nos recomienda recetas muy sabrosas y apetecibles en su blog (en inglés) como calabaza rellena de lentejas con pesto de cebollino y avellanas, olla caliente marroquí de verduras, sopa de frijol negro con salsa de patata dulce asada, cuscús verde con calabaza asada, queso feta y granada… entre muchas otras recetas con las que la boca se hace agua.
Surtir una despensa para el otoño con súper alimentos naturales
En una despensa de otoño no pueden faltar:
-Legumbres: lentejas, judías, garbanzos…
-Huevos.
-Cereales como espelta o quinoa y semillas (de lino, sésamo, cáñamo, chia...) que podemos utilizar en todo tipo de guisos, ensaladas y pastas.
-Frutos secos (nueces, almendras, pistachos…).
-Variedad de quesos.
-Especias “calientes”: jengibre, canela, pimienta negra, clavo, chile…
-Tubérculos que solucionan cualquier comida como zanahorias y patatas dulces…
-En el congelador debemos tener siempre verduras bio congeladas que nos sacaran de más de un apuro, tales como guisantes, espinacas, brócoli…
-Podemos utilizar también legumbres de bote (ya cocidas) en caso de urgencia, aunque siempre es preferible cocinarlas nosotros mismos, puesto que serán mucho más beneficiosas para nuestro tránsito intestinal.
-Otras verduras y hortalizas como calabaza, coles de Bruselas, nabos, coliflor, calabaza de nuez, boniato, lombarda, apio, rábano, setas, hinojo, acelgas, puerro, pimientos, berenjena, calabacín, kale…
-Frutas: manzanas, peras, arándanos, caqui, pomelo, aguacate, mandarinas, moras, chirimoyas, kiwis, naranjas, granadas, dátiles, castañas…
Es importante añadir probióticos o alimentos fermentados a esta lista. Estos son esenciales para promover una buena salud intestinal durante todo el año. Los probióticos son especialmente importantes en los meses fríos puesto que un intestino sano es fundamental para un sistema inmunológico saludable, ya que el 70% de nuestras células inmunes residen en nuestro intestino.
Podemos utilizar diferentes recursos como pro bióticos:
-Kimchi hecho en casa.
-Chucrut o col fermentada.
-Encurtidos o conservas lacto-fermentadas.
-Yogur de coco con cultivos activos vivos.
-El yogur de leche de oveja con cultivos activos vivos o kefir, o un suplemento probiótico multi-cepa son asimismo buenas opciones y se pueden encontrar en tiendas especializadas.
Cómo incorporar estos alimentos en comidas cotidianas
Lo ideal es planificar toda la semana y así podernos olvidarnos del stress que supone saber qué cocinar y comer cada día. Incluso podemos cocinar un día y congelar raciones individuales para toda la semana, como sugerimos en este artículo.
Katie sugiere asar una serie de verduras y hortalizas de temporada que nos gusten en una gran bandeja en el horno. Estas durarán hasta 4 días en la nevera y las podemos reutilizar con diferentes recetas. Por ejemplo, un día las podemos añadir a una ensalada templada de lentejas, otro las podemos cocinar en tortilla, o en revuelto, al día siguiente se le puede añadir quinoa y añadir ingredientes diferentes (queso feta, parmesano…) y diversos aliños progresivamente. Incluso podemos llevarlas envueltas en un wrap para comerlas en la oficina a modo de sándwich.
De esta manera nos dejamos guiar por la intuición y nos basamos más bien en una “fórmula” que en una receta (en palabras de Katie). ¡No hay nada mejor que salir de la rutina añadiendo diversión a nuestra cocina, mezclando los ingredientes a nuestro antojo!
Katie imparte talleres en cada estación del año para saber qué comprar, qué tener a mano y como usarlo. No deja de recalcar la importancia de ser nuestro “propio detective” a la hora de comer. Nadie mejor que nosotros puede saber qué alimentos nos sientan mejor. No es cuestión de dejarse llevar por modas alimenticias sino de escuchar a nuestro cuerpo y establecer hábitos saludables para toda la vida. Buenos hábitos como no dejar de tomar un buen desayuno que nos proporcione energía para toda la mañana o acudir a aperitivos sanos para picar entre horas (especialmente para los pequeños de la casa). No se trata de alcanzar la perfección sino de progresar y avanzar cada día. Es decir, ser indulgentes y flexibles con nosotros mismos, llevar una vida saludable sin esfuerzo y de forma natural, sintiéndonos satisfechos con lo que comemos.