'Euskal Letxuga', label de frescura, origen y respeto al medio ambiente
Los caseríos vascos han sido desde tiempos inmemoriales auténticos ‘núcleos artesanos’ de producción de magníficos alimentos. Prueba de ello es la rica cultura gastronómica que el País Vasco posee, desde sus imprescindibles materias primas hasta la preparación de las más exquisitas salsas y guisos, pasando por los expertos cocineros o los experimentados productores. Un completo ecosistema culinario donde las hortalizas, tales como la lechuga, se han mantenido siempre en los primeros puestos como vital materia prima.
Por todo esto, hace ocho años, en concreto, la Fundación Hazi –organismo dependiente del Gobierno Vasco- incorporó la lechuga vasca a la amplia variedad de artículos que ofrece bajo el distintivo ‘Eusko Label’ de calidad. De hecho, nos encontramos ante un producto de una frescura inigualable así como tierno, cultivado en los caseríos vascos por las manos más profesionales. Estas hortalizas son cuidadas, en concreto, con mimo y cariño, protegiendo, además, tanto el entorno rural como el medio ambiente. Es más, la ‘Euskal Letxuga’ se recoge siempre a mano, una por una, cortándola del tallo limpiamente y con cuidado, de manera que no se dañe.
Un componente idóneo para una dieta equilibrada y de calidad por sus propiedades nutritivas y su gran frescura, ya que gracias a la cercanía entre el sitio de producción y el de consumo, estos artículos siempre llegar en perfecto estado a manos de la clientela. Previamente, además, dicho alimento ha pasado por una exhaustiva recolección, selección e identificación como producto ‘Eusko Label’, es decir, ha superado todos los controles así como el estricto reglamento impuesto por Hazi para adquirir la denominación.
¿Sus características?
Concretamente, son lechugas de las variedades del grupo batavia –Lactuca sativa- adaptadas a la zona de producción y cultivadas, recogidas así como manipuladas siempre en la Comunidad Autónoma Vasca por explotaciones homologadas. Su peso no debe ser inferior a los 200 gramos en otoño-invierno y, en primavera-verano, en cambio, 300 gramos.
Las lechugas tendrán que ser, además, de primera categoría, onduladas y/o rizadas, de hoja bien formada, buen cuerpo así como de color verde claro, brillante y homogéneo. Deberán ser tersas, de corte limpio al tronco y con hojas en el mismo tronco. Es importante también que sean piezas de abundante hoja y bien conformadas, simétricas, sin tierra ni parásitos y con el interior de la pieza completo. Por si esto fuera poco, los lotes de semillas deberán llevar un sello de su origen, tratamiento y calidad.
Todo ello es controlado desde el principio hasta el fin, desde que se adquieren para su cultivo hasta que llegan a manos del consumidor o consumidora, por medio de exhaustivos sistemas de control, trazabilidad y certificación supervisado. Unos controles implementados, exactamente, en toda su cadena de cultivo, recolección, conservación, almacenamiento, transporte, envasado y comercialización. Finalmente, solo adquirirán la categoría ‘Eusko Label’ aquellas lechugas que reúnan todos los requisitos.
Dos formas de comercializarse
La ‘Euskal Letxuga’ se puede hallar de dos modos en el mercado: por unidades, esto es, entera y embasada de manera individual, o en bolsa. Esta última, siempre se adquirirá lavada y troceada, lista para su consumo. No en vano, la escasez de tiempo y los nuevos hábitos alimenticios de nuestra sociedad exigen alimentos listos para degustar en el mínimo tiempo posible.
Ello ha llevado a dicho sello vasco a dar un paso más y fusionar tradición e innovación, hasta presentar esta magnífica lechuga de cuarta gama: lavada, troceada, embasada y etiquetada en el mismo día en bolsas de 140 gramos, con una temperatura constante de entre uno y cinco grados centígrados.
Respecto a su presentación, las individuales se comercializan dentro de una bolsa de papel con un sello numerado bajo el logotipo de ‘Eusko Label’.
En definitiva, dos formas distintas de consumir una única calidad que garantiza un producto auténticamente fresco y respetuoso con una procedencia clara: el caserío vasco.