La algarroba, el superalimento que te cuida
Con el paso del tiempo, la algarroba, también conocida como carob o garrofa, ha pasado de ser un alimento infravalorado, y del que prácticamente no se oía hablar, a considerarse todo un superalimento gracias a las múltiples bondades que contiene. Saludable y muy nutritiva, se ha colado en nuestras vidas y ya la incluimos en muchas de nuestras recetas, principalmente en forma de harina o como sustituto del cacao.
Este fruto procede del algarrobo mediterráneo, un árbol longevo que puede llegar a vivir hasta 500 años. La algarroba tiene forma de vaina y mide entre 10 y 15 centímetros de longitud. Es de color verdosa que cambia a marrón oscuro una vez madura y en su interior encontramos una decena de semillas marrones comestibles (igual que su envoltura). La recolecta de este alimento se realiza durante la temporada estival. En el terreno de la alimentación se suelen emplear sus semillas deshidratadas y posteriormente trituradas.
La algarroba tiene en su composición un alto porcentaje de proteínas, es rica en carbohidratos y contiene cerca de un 50% de azúcares aunque, gracias a su alto contenido en fibra, se absorben de manera más lenta. Además, tiene polifenoles que ayudan a prevenir los efectos del envejecimiento y es muy rica en hierro, calcio y vitaminas B2 y B6 por lo que es muy beneficiosa para mujeres embarazadas y niños. Pero si hay algo por lo que la algarroba es muy apreciada en el ámbito de la salud es por ser un alimento que contiene D-pinitol. Se trata de un componente muy valioso que encontramos en las vainas y que ha despertado el interés de comunidades científicas, como la del Instituto Nacional del Cáncer Norteamericano (NCI), al comprobarse que su uso continuado previene el cáncer de próstata y de mama. Entre otros beneficios destaca por tener efectos similares a la insulina, por su efecto protector sobre el tejido hepático, renal y pancreático y por su posible uso en el tratamiento de patologías como la artritis o el asma.
En cocina, su consumo se va tornando cada vez más habitual. Comprada en polvo o en harina, se emplea en la elaboración de pasteles, postres y helados por su capacidad espesante. En el mercado podemos encontrar diferentes tipos de harina de algarroba, siempre en función del grado de tueste que presente (bajo, medio o alto). Su sabor, ligeramente amargo pero dulce a la vez, recuerda al del chocolate. Precisamente por esto, durante la posguerra española era un alimento muy habitual entre los más pequeños. Es más común utilizar la algarroba en líquidos calientes al ser más soluble en altas temperaturas. De ahí su uso en salsas, cremas o sopas. Incluso en algunas zonas de la geografía española se escabechan con vinagre y suele emplearse también en la fabricación de cervezas artesanales. Como puedes ver sus aplicaciones son casi infinitas.
Estamos, además, ante un producto apto para diabéticos y para celiacos ya que no contiene gluten. Muchos vegetarianos y veganos también la han introducido de manera habitual en su dieta, así como muchos deportistas por sus propiedades remineralizantes y energéticas.
Como anécdota cabe destacar que España es uno de los primeros productores mundiales de algarroba y que a nivel internacional se asocia el producto con el sol y la salud. Y tú, después de descubrir todo lo que la algarroba aporta a la salud y sus múltiples usos en gastronomía, ¿la incorporarás en la despensa?