Mantequillas veganas, una tendencia saludable y untable
¿Os suena el tahini? Una pasta hecha de semillas de sésamo que se utiliza para elaborar hummus (puré de garbanzos) o baba ganush (puré de berenjenas). ¿Y la mantequilla de cacahuete? Esa crema que, en las películas y series americanas, se suele comer untada en un sándwich con mermelada. Pues son mantequillas veganas. Un producto que, según los informes de tendencias gastronómicas, es absoluta tendencia en este 2020.
Los más puristas probablemente renieguen del término ya que, si miramos en la RAE, la definición oficial de mantequilla es “manteca de la leche de vaca”. Y eso se contradice con los postulados veganos. A parte de los debates lingüísticos —podemos denominarlas mantequillas, pero también cremas o pastas para untar—, estos alimentos se convierten en una perfecta alternativa vegetal y saludable a la mantequilla tradicional, ya que se elaboran sin grasa animal, pero son igual de untuosos gracias a la grasa que desprende el fruto seco.
El ingrediente: los frutos secos
Y es que cacahuetes, anacardos, almendras, avellanas, pistachos, nueces, etc. son los elegidos para elaborar este tipo de mantequillas, aunque también se suelen preparar con semillas y legumbres. El alto contenido en grasa vegetal de los frutos secos es perfecto para emulsionar y conseguir la textura untable de estas cremas que se suelen combinar con pan y tostadas, para darle un giro salado a desayunos y meriendas. También funcionan como tentempiés healthy cuando se necesita un extra de energía, ya que contienen las grasas saludables, la fibra y las proteínas del fruto seco.
Y es muy fácil introducirlas como aderezo para ensaladas, emulsionadas con aceite y vinagre; como complemento en un bol de fruta fresca; o como base en recetas de repostería. Unos muffins veganos de mantequilla de cacahuete y plátano, unas galletas elaboradas con mantequilla de almendras. Suena bien, ¿verdad? Su versatilidad, sumada al interés creciente de los consumidores por la alimentación saludable y por las dietas veganas y vegetarianas, han hecho que estas mantequillas sean cada vez más populares y que sea fácil encontrarlas en el supermercado.
La elaboración: a golpe de batidora
Pero, ¿por qué no prepararlas en casa? Elaborarlas es facilísimo y los pasos de la receta son los mismos tanto si se usan almendras, nueces o semillas de calabaza. Se trata de tostar los frutos secos o las semillas en una sartén o al horno —para potenciar su sabor—, triturarlos con una batidora y poco más. Se le puede añadir aceite de girasol, de oliva o alguna bebida de origen vegetal, pero la propia grasa del fruto seco funciona por si sola como emulsionante. Eso sí, para obtener una crema suave y homogénea tendremos que tener un poco de paciencia y aliarnos con la batidora.
Se pueden enriquecer con chocolate, miel o fruta desecada en caso de querer endulzarlas, con trocitos del mismo fruto seco para darle un toque crocante o con especias y hierbas si se quieren aromatizar. Y para conservarlas solo hace falta un frasco de cristal bien hermético y colocarlas en la nevera, donde pueden durar hasta un mes. ¿Listos para prepararlas?
Mantequilla de pistachos
Ingredientes:
50 g de pistachos pelados, 50 g de almendras peladas, 3 cucharadas de aceite de oliva, 1 limón, 1 pizca de sal y 1 pizca de comino.
Elaboración:
- Tostar las almendras en una sartén al fuego.
- Cuando estén doradas, colocarlas en el vaso de la batidora, añadir los pistachos, un chorrito de zumo y ralladura de limón.
- Incorporar el aceite, el comino y la sal y batir bien hasta que quede una pasta homogénea.
- Colocar en un bote de cristal, tapar y conservar en la nevera durante un par de horas.
- Sacar de la nevera unos minutos antes de usarla.
Mantequilla de almendras
Ingredientes:
400 g de almendras enteras crudas y sal marina.
Elaboración:
- Tostar las almendras en una sartén grande a fuego medio o asarlas en el horno, previamente calentado a 180ºC, durante unos 10 minutos.
- Cuando estén doradas, retirarlas y dejarlas enfriar.
- Colocar en el vaso de la batidora y triturarlas, pero no en exceso para que el fruto seco libere su grasa y se convierta en una pasta untable.
- Si quedan restos en las paredes del vaso, retirar con la ayuda de una espátula, incorporar a la pasta y seguir triturando hasta que la pasta sea homogénea.
- Se le puede añadir una pizca de sal, dejarla al natural o aromatizarla con especias.
- Colocar en un frasco de cristal, tapar y conservar en la nevera.
Mantequilla de anacardos
Ingredientes:
200 g de anacardos crudos, 1 y ½ cucharadas soperas de aceite de oliva y 1/2 cucharadita de sal.
Elaboración:
- Calentar el horno a 180ºC y tostar los anacardos entre 10 y 15 minutos, removiéndolos de vez en cuando para que se doren por todos lados.
- Poner los anacardos en el vaso de la batidora o en un robot de cocina y triturar un poco. Recuperar los restos que queden en las paredes del vaso, incorporar a la pasta de nuevo y seguir triturando. Repetir hasta que quede una pasta homogénea.
- Añadir el aceite y la sal y triturar hasta obtener una pasta homogénea, untuosa y cremosa.
- Colocar en un frasco de cristal, tapar y conservar en la nevera.
Mantequilla de semillas
Ingredientes:
350 g de semillas de calabaza, 300 g de semillas de girasol, 250 g de semillas de sésamo, 50 g de semillas de lino y una pizca de sal marina.
Elaboración:
- Lavar las semillas y escurrirlas bien.
- En una sartén, colocar las semillas y sin parar de remover para que no se quemen, esperar a que se sequen y se tuesten ligeramente. Algunas de ellas, sobre todo las de calabaza y las de sésamo, empezarán a inflarse.
- Cuando se hayan enfriado un poco, colocar en el vaso de la batidora o en un robot de cocina y triturar poco a poco, dejando reposar y enfriar las semillas, y volviendo a triturar.
- Triturar hasta obtener una crema suave y homogénea.