"Uno de los problemas de hoy día es el cómo comemos. Nosotros queremos enseñar que hay otras formas de comer. No queremos poner una cruz a los carnívoros, al contrario, queremos atraerles y enseñarles que se puede comer de otra forma". Así lo apunta Bryan Fox Fernández, el propietario del que es el primero, y, de momento, único restaurante vegetariano de la turística capital de la Costa Daurada. Toda su carta es cien por cien vegetariana. No entran en el círculo vegano debido a que sí incluyen el huevo (huevos ecológicos) en algunos de sus platos.
Para empezar el día con una energía positiva, Sama Sama propone tostadas de pan de espelta integral: con nutella de elaboración propia y coco rallado; con hummus casero; con mantequilla de cacahuete y mermelada del día o la ya citada de queso de anacardos. Unas propuestas saludables y que aportan muchos beneficios para el organismo (vitaminas, antioxidantes, proteínas vegetales...). Los Smoothie Bowls que ofrece este restaurante son más que un simple batido. Prueben, entre otros, el Ocean Wave, hecho con base de plátano y piña, homemade granola, almendras, mantequilla de cacahuete, polen de flores y semillas de cáñamo. Y no se pierdan la variedad de zumos naturales.
Las opciones dulces para el desayuno, brunch y meriendas, totalmente caseras, son sensacionales: mini pancakes veganos (con plátano, manzana, frutos rojos, chips de coco, chocolate), pastel de zanahoria hecho con harina de espelta, pudin de limón o el típico dulce argentino Pastafrola, con dulce de leche, totalmente vegano. Algunos de esos dulces los elabora la pareja de Bryan Fox y su madre, de origen argentino.
Entre las opciones saladas también hay un buen abanico de galettes, una especie de creps hechas con harina de trigo sarraceno, como la crepe con mozzarella vegana, tomate seco, aceitunas negras y pesto rosso. Y entre sus platos estrella se encuentra el gofre de tortilla de patatas (con queso feta, aceitunas negras, rúcula, tomates cherry y pesto rosso o bien con huevo a la plancha, aguacate, tomate asado, champiñones Portobello y cebolla caramelizada, entre otros).
Para los platos principales, en Sama Sama trabajan sobre todo con carnes vegetales, especialmente Jackfruit, una fruta originaria de Indonesia que tiene un peculiar sabor a carne; y Heura, una carne vegetal que tiene como base la proteína de guisante y de soja y que podría recordar el sabor del pollo. "Son productos supernaturales, muy recomendables para el organismo; no tienen ninguna composición química, ni aditivos ni sulfitos", apunta Bryan Fox. Algunas propuestas que pueden encontrar en la carta son tacos de Heura con salsa tex-mex, queso cheddar vegano, aguacate y tomate; tacos de Jackfruit con salsa Sweet Chili con guacamole, mango y cebolla morada; y burrito de falafel casero con mixto de hojas verdes, zanahoria rallada, aguacate y una versión de salsa Tzatziki; y un surtido de croquetas veganas. También ofrecen unos burgers muy especiales, como el burger de Heura con cebolla caramelizada y salsa BBQ.
Sea a la hora que sea, entre las nueve de la mañana y las nueve de la noche, en Sama Sama seguro que encuentran alguna opción para comer de forma saludable. Bryan Fox, un catalán de madre escocesa, dice que buena parte de su clientela no es vegetariana ni vegana: "muchos vienen a degustar nuestra comida y repiten; ven que aquí se puede comer de otra forma", afirma. Antes de diseñar la carta del Sama Sama ha sido necesaria una labor de estudio del mundo vegano y vegetariano: "hay un trabajo de investigación muy importante detrás de la carta; tanto por parte de los clientes como de los propios restauradores hay todavía mucho desconocimiento", reconoce Bryan Fox. En Sama Sama, además, todos los platos aparecen referenciados para que el cliente pueda saber en todo momento qué puede comer y si es intolerante a algún ingrediente.
Tanto el nombre como la decoración del local acompañan al visitante. Sama Sama es una expresión que en indonesio -mejor aún, en balinés-, significa agradecimiento. Y el local y la terraza son sitios con mucha personalidad, acogedores, con una decoración de aire balinés, de colores suaves, con todo el mobiliario de segunda mano y bien reformado. Destacan las cañas en el techo de la terraza, las luces hechas con esparto y fibras naturales y, en una de las paredes del comedor interior, un gran mural pintado a mano con un rostro femenino de aires entre indonesios i argentinos.
En Sama Sama cuidan todos los detalles para no derrochar nada, para reducir plásticos (las pajitas para beber no son de plástico, sino de cristal), para reciclar y reaprovechar. "Intentamos dar una segunda vida a los productos", asegura Bryan Fox. Por ejemplo, de la piel de la piña crean un probiótico natural para endulzar sus jugos. En Sama Sama no sobra nada.
Fotos: Xavi Jurio
Carrer d'Aragó, 8
Salou Tarragona
España