6 trucos para tener una buena despensa
Ya lo dice el refranero español: “Con una despensa llena, se guisa pronto la cena”. Y es que en una buena organización está el secreto de una buena dieta, razón más que suficiente para dedicar todos nuestros esfuerzos para tener una despensa perfecta. Ahora que estamos más cocinitas que nunca, es importante optimizar lo que compramos, cocinamos y consumimos en el día a día. Y el primer paso para hacerlo es tener una despensa organizada y estructurada, que incluya todos los ingredientes necesarios para comer sano y equilibrado durante semanas. Estos consejos te ayudarán a conseguirla.
1. Empezar desde cero
Una de las ventajas de tener una despensa organizada es saber qué productos tenemos y cuáles no. Para ello, lo primero que te recomendamos es hacer un inventario de todo lo que hay en los armarios, la nevera y el congelador de la casa. Seguro que descubrirás que tienes botes de especies repetidas, yogures olvidados en el fondo de la nevera o algún táper congelado que ya no recuerdas cuándo cocinaste. Que no te de pereza hacer este listado: te aseguramos que gracias a él podrás optimizar mucho mejor lo que vas a comprar de ahora en adelante, e incluso te puede dar ideas para elaborar nuevas recetas con productos que no sabías que tenías. Aprovecha, además, para tirar aquellos envases y latas caducadas o para cocinas los que están a punto de hacerlo, poniendo en práctica la imaginación con recetas de aprovechamiento.
2. Los ingredientes clave de la despensa
En el libro La depensa ideal, Eve O’Sullivan y Rosie Reynolds seleccionan diez ingredientes básicos que toda despensa debería tener. Estos incluyen un paquete de arroz, una botella de leche, un paquete de pasta, una lata de garbanzos (según las autoras, el ingrediente más versátil que existe), un paquete de harina, una caja de huevos, una lata de tomate triturado, una tableta de chocolate, una lata de leche de coco y un bote de crema de cacahuete. Aunque esta selección está intrínsecamente ligada al origen de O’ Sullivan y Reynolds, y por tanto no tiene por qué ser aplicable a nuestro caso particular, sí que nos da una lección interesante: la de hacer un listado de diez productos básicos que se puedan guardar en un armario durante días. ¿Cuáles serían tus diez ingredientes esenciales?
3. Potenciadores de sabor
Después de pensar estos diez productos, debemos seguir llenando la despensa con otros básicos que nos permitan cocinar recetas con mucho sabor. No hace falta explicar la necesidad de tener sal, azúcar, vinagre o aceite de oliva en casa, ni tampoco señalar cómo de versátil son los ajos y las cebollas para todo tipo de guisos. Pero también podemos agregar a la despensa algunos productos internacionales con mucho sabor, que cada vez tienen un espacio más importante en nuestra dieta. Entre ellos, la salsa de soja, la pasta tahini, la cúrcuma o los chiles secos. Por su parte, las hierbas aromáticas y las especias son capaces de dar un sabor único a las recetas, e incluso hacer que dos platos en apariencia iguales tengan un gusto muy distinto. Es por eso que vale la pena abastecer la despensa con al menos cinco especias distintas. El orégano, el tomillo, la canela, el pimentón o el comino son algunos de los recomendados, aunque, de nuevo, los paladares de cada casa pueden elegir aquellos que mejor se adapten a sus gustos.
4. Un orden para casa cosa
Para organizar todos estos productos en la despensa, es recomendable dividir los alimentos en grupos, según sean cereales, harinas, lácteos, etc., de manera que sea muy fácil localizarlos cuando los busquemos. Aquellos que más usemos deberían estar en los sitios más accesibles, y siempre es mejor colocar los productos que comamos de forma esporádica al fondo del armario o de la estantería (no hace falta decir que, cuánto menos a la vista esté el chocolate, por nombrar un ingrediente que siempre apetece comer, menos tentaciones tendremos de degustarlo). Además, si organizamos la despensa teniendo en cuenta la fecha de caducidad de los alimentos, evitaremos malgastar productos en el futuro. Una vez lo tengamos todo bien ordenado, es hora de pensar qué ingredientes frescos se adaptan mejor a nuestras necesidades, ya sean verduras, carnes o pescados.
5. Alimentos frescos recomendados
A la hora de pensar qué ingredientes frescos queremos para la dieta, es interesante dar un vistazo a las pautas que han publicado recientemente desde el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa). Estas especifican qué alimentos incluir en la cesta de la compra en caso de confinamiento y explican, por ejemplo, que las hortalizas y frutas que mejor aguantan el paso del tiempo son las zanahorias, la coliflor, las cebollas, la col, la col lombarda, las naranjas y las mandarinas. Por el contrario, la lechuga, el brócoli, los tomates, los plátanos, las peras o las manzanas no serían tan recomendables en las circunstancias actuales. Otra opción es adquirir fruta enlatada y verduras congeladas, que mantienen las propiedades nutricionales de estos alimentos.
6. La importancia de idear un menú
Para elegir qué productos frescos comprar, además de tener en cuenta las recomendaciones de los expertos, también te recomendamos coger papel y boli y escribir las próximas recetas que te gustaría cocinar. De esta manera, podrás elaborar un plan detallado que te permita tener muy claro qué alimentos vas a necesitar a semanas vista. La costumbre de planear comidas con antelación, además, ayuda a comer más sano y equilibrado, ya que nos obliga a pensar las proteínas, carbohidratos y verduras que ingeriremos cada día. Es más: si tenemos claro lo que vamos a comprar, evitaremos caer en tentaciones de alimentos precocinados o con muchas grasas saturadas y azúcares. Y recordemos que estar en casa es también una invitación para elaborar nosotros mismos pasteles y galletas, que siempre serán mucho más saludables. ¡Tu imaginación es el límite!