Caqui o persimón: ¿quién llegó antes?
También conocido como palosanto, el caqui es una fruta propia del otoño. De pulpa jugosa y dulce y textura cremosa -aunque deja en la boca una sensación áspera-, el caqui es rico en hidratos de carbono, por lo que resulta un alimento nutritivo y energético, ideal para quienes realizan actividad física. También contiene antioxidantes como la provitamina A y C y la ceaxantina, un carotenoide que protege los ojos y previene la degeneración macular, primera causa de ceguera asociada a la edad. Minerales como el manganeso, gran aliado para huesos y articulaciones, también están presentes en el caqui, que suele comerse con cuchara por su consistencia blanda, aunque también puede degustarse con piel.
Las opciones culinarias y gastronómicas de esta fruta originaria de China y Japón que llegó a España en el siglo XIX no acaban aquí. El palosanto combina a la perfección con quesos y yogures, así como en cremas e incluso en pizzas de verduras y quiches, aunque conviene incorporar cantidades moderadas. También es habitual como mermelada.
El persimón: la versión dura del caqui
Esta sabrosa y versátil fruta de temporada comparte color y sabor con otra que está muy de moda: el persimón. Tal es el parecido entre ambas que muchos se preguntan si el persimón es un caqui o bien un híbrido de cualquier otra fruta. Conozcamos un poco más a este alimento que también pone el toque naranja a las estanterías de las fruterías y supermercados.
Para empezar, el persimón (también conocido popularmente como caqui-persimón) no tiene la carne pulposa del caqui, sino una pulpa firme y una textura más parecida a la de un melocotón. Se trata de una variedad más resistente y mejorada del caqui e inventada en nuestro país. Concretamente, en la Comunidad Valenciana, donde se cultiva desde principios del siglo XX.
La principal diferencia entre ambas frutas otoñales es el punto de madurez. El caqui se recolecta maduro y se vende así, mientras que el persimón se recoge semimaduro y se somete a un tratamiento de deshidratación para eliminar su astringencia y, por tanto, resulta de gran ayuda para controlar los problemas gastrointestinales. Este proceso se lleva a cabo conservando el persimón a una temperatura de 20 grados entre 2 y 4 días en cámaras con una atmósfera controlada con alcohol etílico y una humedad relativa del 90%. De este modo, se eliminan los taninos, sustancias químicas naturales que provocan astringencia, y se logra una consistencia firme que permite que esta fruta se pueda cortar en rodajas.
La versatilidad en la cocina de este caqui duro es otra de sus virtudes. El persimón es una pieza ideal para ensaladas, salsas y postres como pasteles, pudines, bizcochos y galletas. Te proponemos tres platos: una ensalada variada y dos deliciosos postres para que les saques el máximo partido a estas dos frutas de temporada.
Ensalada de persimon, queso y granada
Además de exótica y colorida, una ensalada a base de rúcula, trocitos de persimón y de queso fresco y granos de granada, es un chute de vitaminas y minerales y una manera fácil y sana de mantener la línea. Rápida de preparar y muy nutritiva, este cóctel antioxidante puede convertirse en la mejor opción para una cena ligera y deliciosa.
Strudel de persimón
Strudel significa remolino en alemán y es una receta típica de la cocina germano-austríaca que se ha convertido en un postre clásico en toda Europa. Aunque tradicionalmente este hojaldre se comía relleno de manzana (Apfelstrudel), hoy en día incorpora otros ingredientes, tanto dulces como salados. El persimón puede ser uno de ellos, y podría formar parte del relleno del strudel junto con la manzana o bien solo.
Pastel de caquis
Sin dejar de lado la repostería, el pastel de caquis es un excelente reclamo en las sobremesas otoñales. Jugoso y apetecible a partes iguales, este postre de textura suave es fácil de preparar y resulta una opción deliciosa y muy saludable. Como toque final, puedes espolvorearlo con azucar glas.