El cheese tea, la bebida más exótica para los tea lovers
¿Qué tienen en común el té y el queso? De entrada, ni la consistencia. Sin embargo, la curiosa
-y también extravagante- combinación de ambos ingredientes da como resultado una singular bebida que deleita especialmente el paladar de los cheese lovers. Se llama cheese tea -té de queso, en castellano-. Esta bebida, convertida en una tendencia gastronómica, arrasa en Instagram y se puede tomar a cualquier hora del día.
El cheese tea tiene su origen en Taiwan, en cuyos mercados se vende desde hace una década. De allí se exportó a China, donde rápidamente se popularizó. Hoy en día, esta colorida y apetecible bebida se suele preparar con té negro, verde o matcha, a los que se añade crema batida de queso. A estos dos ingredientes estrella se pueden unir otros como el melocotón, la leche condensada, el chocolate, la creme brûlée, el chocolate blanco o incluso el tiramisú, sabores que sitúan el cheese tea en la categoría de postre más que en la de bebida. Las opciones son ilimitadas, tantas como quieras añadir a este tentempié que causa furor.
El país del sol naciente no es el único que disfruta de esta aromática bebida. Países como Singapur, Hong Kong, Malasia y Estados Unidos también apuestan por esta novedosa infusión. Incluso en Los Ángeles hay un local especializado en cheese tea llamado Little Fluffy Head Café, que los prepara con queso, crema batida y sal rosa del Himalaya.
El té de queso suele tomarse frío, como si fuera un té helado, aunque también hay quienes prefieren disfrutarlo caliente. Sea cual sea la opción elegida, lo importante es tomarlo siguiendo un ritual: se puede beber mezclando el té con la espuma de queso o bien por separado, es decir, tomar primero la infusión y después coger un poco de espuma de queso y mezclarla en la boca.
¿Por qué tiene tanto éxito el cheese tea? El contraste de sabores tiene mucho que ver. El té es bastante amargo, pero, al combinarse con el queso, su sabor queda difuminado. De ahí que el resultado sea una bebida suave y refrescante que no necesita edulcorantes.
¡Prepáralo en casa!
Como hemos dicho, el cheese tea está disponible en establecimientos de varios países asiáticos y estadounidenses, pero aún no se ha popularizado en otros como el nuestro. Esto no impide que podamos disfrutar de esta original bebida. Su preparación es muy sencilla, por lo que podemos hacerla en casa y apenas nos llevará unos minutos.
Para ello, solo hace falta elaborar una infusión con el té escogido y dejar que repose en el frigorífico. Mientras, batimos 100 ml. de nata, 50 ml. de leche, 20 g. de queso crema y añadimos una pizca de azúcar y sal. Una vez está la mezcla bien batida, ponemos unos cubitos de hielo en un vaso, vertemos la infusión y añadimos la espuma de queso. Voilà!
Su composición, frescura y sabor hacen que el cheese tea sea saciante y se pueda disfrutar solo, aunque hay quienes prefieren acompañarlo con alguna pieza de bollería. Sea cual sea tu elección, atrévete con esta refrescante combinación ahora que llega el buen tiempo.