El espacio íntimo
Haced el experimento con alguien de confianza, por si os ganáis una colleja. Mientras habláis de cualquier cosa, acercaos poco a poco. Llegará un momento en el que la situación se volverá incómoda y vuestro interlocutor se apartará aunque sea inconscientemente. Esa distancia de intimidad representa el escudo protector que nos garantiza un ámbito inmediato libre de interferencias. Solo lo cruzamos en situaciones concretas...–para saludar, celebrar o consolar– o entre seres queridos, que por eso solemos llamar cercanos. La intimidad no es solo individual. El diccionario la explica como el “ámbito privado de una persona, de una familia, de una pareja, etc.", consecuentemente, también se define un mínimo espacial –obviament más extenso– que separa los diferentes grupos que comparten un cierto entorno. Cada uso o práctica modela un diámetro íntimo distinto. En la discoteca o club nocturno se acorta considerablemente: la música hace que todo el mundo deba hablarse al oído, el deseo y el alcohol pueden relajar el radio de prevención. La gente se sienta a más distancia en un restaurante que en un bar de tapas, y fijaos en la densidad que habita delante de las barras de pinchos. La cultura, las tradiciones, también determinan este espacio íntimo; siempre me acuerdo cuando vengo a Francia y compruebo cómo de juntas están, las mesas de los bistrots. Texto de Toni Massanés publicado originalmente en el suplemento Què Fem? de La Vanguardia