Gastronomía es una palabra femenina: mujeres y cocina
Ratatouille (Brad Bird, 2007) es una película tan sumamente completa en materia gastronómica que incluso se atrevió, por medio del personaje de Colette, a poner de manifiesto la eterna marginación o invisibilidad de la mujer respecto la alta cocina.
- Colette: ¿Cuántas mujeres ves en esta cocina?
- Linguini: Ehh...uhmm
- Colette: ¡Solo yo! ¿Por qué crees que es esto? Porque la alta cocina es una anticuada jerarquía construida sobre reglas escritas por estúpidos hombres viejos. Reglas diseñadas para hacer imposible que las mujeres entren en este mundo. ¡Pero sigo todavía aquí! ¿Cómo ha sucedido?
Y es que no deja de ser paradójico el hecho de no hallar nombres de mujeres en manuales de historia si precisamente la cocina ha sido el espacio protagonista de su vida doméstica a lo largo de los siglos. Por ello, dedicamos este artículo a algunas de aquellas voces femeninas que como cocineras, empresarias o literatas merecen tener su propia página en la Historia de la Gastronomía.
Las reinas: embajadoras gastronómicas
Las futuras esposas reales llevaban consigo un gusto, unas preferencias culinarias y unos productos que solían implantarse en el país de destino como tendencia y moda entre las altas clases. Teodora de Bizancio, Catalina de Médici, Ana de Austria o María Antonieta son algunos de los mayores ejemplos. “Madre Song” y Wu: en un Oriente lejano Cuando China no era tal, ya en el s. XII, la capital de la Dinastía Song gozaba de puestos de comida callejeros, bodegas, salones de té y restaurantes para todos los bolsillos e incluso con cocina especializada (cinco siglos antes que en Occidente). Mamá Song fue una cocinera conocida por todos, venerada incluso por el emperador gracias a su sopa de pescado con carpa o bien cordero. Por otro lado, contemporánea a ésta tenemos una autora de la cual sólo sabemos su apellido, Wu, quien fue respetada y referenciada durante siglos por su libro Zhougkui Lu, considerado uno de los primeros recetarios de temática 100% culinaria.
Las monjas: preservación y dedicación infinita
Nadie como los conventos y monasterios han sido capaces de preservar y aportar más a la tradición. Famoso es el ejemplo de las hermanas del Convento de San Clemente en Toledo, que ante el asedio de la ciudad idearon una receta que pudiera alimentar y dar fuerzas a la población a partir de los dos únicos ingredientes que disponían: almendra y azúcar, dando origen al mazapán. Pero claro, la lista de aportaciones culinarias es muy, muy extensa e indudablemente tienen parte de culpa de la culinaria dulce de este país.
Emprendedoras decimonónicas
Anette Boutiaut, alias Mère Poulard (1851-1931) y Micaela Ruiz Téllez, alias La Colchona (1821-1904) Anette comenzó como sirvienta y acabó poniendo la sartén en la mano al mismísimo rey de Suecia, quien se había atrevido a decir que la elaboración de su afamada tortilla era sencilla. Fue famosa por su hospitalidad en la posada que regentaba en el Mont Saint-Michel y precisamente por dicha omelette logró el reconocimiento nacional y hoy día sigue siendo imitada y valorada como la mejor de Francia. Micaela es la responsable de que en Navidad compremos mantecados. El postre como tal existía, pero era muy perecedero, por lo que ideó la forma de que se mantuvieran intactos a pesar del transporte. Y es que Micaela, aprovechando que su marido se dedicaba a ir de un municipio a otro vio la oportunidad para hacer crecer su negocio. Una emprendedora en la Andalucía del s. XIX que ayudó a colocar a Estepa en lo alto de los dulces navideños.
Escritoras y feministas, los orígenes
Emilia Pardo Bazán (1851-1921) y Carmen de Burgos, Colombine (1867-1932) Emilia Pardo Bazán es por todos conocida como una de las mujeres más importantes de la literatura española. Colombine es como se hacía llamar la escritora, periodista y primera mujer corresponsal de guerra que tuvo España. Bazán escribió dos libros sobre cocina, mientras a la segunda le fueron publicados tres, todo un hito porque antes que ellas sólo contamos con tres obras patrias en toda la historia de la gastronomía de este país. Ambas son conocidas por su literatura y su pensamiento feminista en una época donde destacaba la misoginia social. Utilizarán el género literario gastronómico para defender la cultura gastronómica, criticar a ciertas instituciones e incluso, aunque parezca paradójico, para defender su feminidad.
Visionarias y eruditas de la gastronomía
Simone Ortega (1919-2008), Nicolasa Pradera (1870 - 1959) y María Mestayer de Echagüe, alias Marquesa de Parabene. (1877-1949) Sus recetarios son tres de las mayores obras del género escritas en España. Al morir la primera, Capel destacó que su libro se encontraba por detrás de El Quijote y la Biblia en cuanto a número de ediciones; obviamente, un hito en todos los sentidos, sobre todo cuando pensamos que la literatura de corte culinario siempre se ha considerado menor. Por otro lado, Nicolasa fraguó carrera como empresaria, tanto en San Sebastián como en Madrid, pero su libro sigue siendo valorado (y su prólogo, escrito por el Doctor Marañón). La Marquesa de Parabene también una vasca todoterreno, gastrónoma y erudita, la gran divulgadora de su época. Como dice la bloguera biscayenne fue una visionaria capaz de prever avances tecnológicos que tardarían todavía décadas en llegar.
Mediáticas y contemporáneas
Julia Child (1912-2004) Fue una de las mujeres más mediáticas del mundo gastronómico gracias a su faceta televisiva. Parte de su vida fue llevada a la gran pantalla por Meryl Streep, quien dejó constancia de su valentía y genio por partes iguales. Su mayor logro fue llevar Francia a la mesa yanqui, educar el paladar y mejorar las técnicas culinarias de un amplio porcentaje de la población que vivía en pleno esplendor del alimento congelado y fast-food. Carme Ruscalleda. Colette en la playa. Sant Pol de Mar/Tokyo (1952) Es una de las personas más internacionales e influyentes en el sector. En cuestión culinaria ya era revolucionaria antes de la llegada de la cocina tecnoemocional, pero si hablamos de género debemos aplaudir y recopilar lo que ella misma manifestó al rechazar el galardón de la prestigiosa Restaurant Magazine a La mejor chef del mundo. ¿Por qué? Atención a sus palabras: “¿por qué, pues, esa noche hay que dar un premio especial para ellas? Los gourmets que siguen la lista, si les apetece pueden comprobar fácilmente en qué posición están los restaurantes con chef femenino. Se juzga al restaurante y no hay que sacar de contexto el sexo del líder del establecimiento. ¿Es que en próximas ediciones de la gala se premiará al mejor chef de color?”. Espero haberme dejado muchos nombres. Sí, sí, habéis leído bien: lo espero. Ojalá nos escribáis reclamando a muchas más mujeres, porque haberlas haylas, lo único es que hay que investigar y comenzar de cero, no pasar por alto lo anecdótico y sacar a la luz nombres que quedaron en una esquina de la historia. Al fin y al cabo lo mismo sucedió con la historiografía del arte, donde casualmente, los autores y críticos también se olvidaron de incluirlas a ellas y es que en ambos mundos se ha pecado de tener preferencias y prejuicios ante el contexto profesional, el liderazgo y la creatividad. Pero queridos lectores, esto sólo acaba de comenzar. Más sobre Mujeres y gastronomía en www.culturagastro.com