Hotel Condes de Barcelona: tapas de altura en el centro de Barcelona
La enorme terraza 'Alaire' pone la ciudad a nuestros pies. El frenesí urbano a ocho pisos de distancia y al mejor Gaudí en nuestra retina. Vista directa a la Pedrera iluminada -la terraza abre al atardecer, pasión nocturna- y también a la avenida donde todos quieren estar, el Paseo de Gracia. Aunque el espacio interior es agradable (barra de azul retroiluminado, mesitas modulares y banco corrido en la pared), lo ideal es conquistar alguna de las mesas exteriores y dejarse llevar por el paladar potenciado con las vistas. En los platos encontramos cocina muy sólida en las tapas tradicionales -bravas, bacalao con romesco- y mucha inspiración y técnica certera en las propuestas más atrevidas -vieira con remolacha a la sal, pulpo adobado y canelón de pies de cerdo con foie y piparras-. Conocemos al detalle la propuesta del Hotel Condes de Barcelona para Menús de tapas, que podéis degustar hasta el próximo 31 de marzo.
Escarola con bacalao, aceitunas negras y romesco
Ensalada que de alguna manera nos recuerda a un xató -aunque faltan las anchoas para la combinación canónica-. Conjunto muy ligero, la base vegetal es escarola de la variedad frissée (más dulce y suave que la escarola habitual) y se contrasta con el crujiente radical de los quicos pasados por freidora. La salsa romesco (sabores tostados y a fruto seco) es muy suave y acompaña perfectamente los dados de bacalao bien desalado, al punto. La olivada provee el momento de sabor punzante, el punch del plato. Un bocado muy fresco que abre las papilas y nos deja listos, con ganas de más.
Bravas con salsa chipotle y alioli
La salsa chipotle combina un agradable sabor ahumado con un ligero toque dulzón y el picante moderado pero ineludible en todo plato que se pretenda bravo (no siempre pasa). Entre sus ingredientes contamos con los chiles variedad chipotle, pimentón dulce y un punto de cayena. La patata la encontramos con piel, gruesos dados bien fritos y de corazón tierno (ayuda la utilización de la variedad monalisa, de textura cremosa) y el alioli sirve para completar el conjunto con el necesario toque untuoso. Un clásico perfectamente ejecutado, la salsa se adapta con total naturalidad al concepto tradicional.
Vieira con salsa ajilimojili y tartar de remolacha
Uno de los grandes (en nuestra opinión el más grande) momentos del menú. La cocción perfecta de la carne bivalva -tierna, jugosa, delicada- se combina con los dados de remolacha cocinada a la sal (enterrada en sal durante una hora y cuarto a 140 ºC) y su textura al dente y sabor muy ligeramente salado. Dos salsas más contribuyen a dar complejidad al plato. La primera una salsa ajilimojili (de origen jienense, en este caso con el imprescindible ajo, vinagre de manzana y aceite) y la segunda una mayonesa agripicante (mayonesa, salsa thai, chiles y ajo). La mezcla en el paladar es explosiva y placentera, complejidad y harmonía a raudales. Platazo.
Pulpo con kimchee y wasabi
Tras una primera cocción, al octópodo lo bañan de 24 horas en un marinando: aderezo de pimentón dulce, vinagre de jerez, sal y aceite. Aires andaluces para que se cuelan por las fibras del animal e inundan cada bocado de aromas y sabores suculentos. Antes de servir, el pulpo se brasea para caramelizar el exterior, y añadir así sabores complejos dulzones y tostados. Se adereza con salsa kimchee de origen coreano (salsa salada y picante con verduras fermentadas) y unos puntos de mayonesa con wasabi que limpian el paladar. Cocción perfecta del pulpo, textura sensacional. Otro de los grandes momentos del menú.
Canelón de pies de cerdo con salsa de carne y brotes tiernos
Plato tradicional llevado al terreno sofisticado: relleno mantecoso gracias a las gelatinas naturales de los marranos pies y la grasa sideral del foie. La salsa cárnica es una demi-glace con 48 horas de cocción continuada y una posterior reducción radical a fuego intenso. El resultado cremoso, casi al punto de pomada. Como homenaje a Martin Berasategui, las piparras y también los pepinillos agridulces aportan el toque encurtido para aligerar la potencia y concentración proteica del plato. Un sorprendente equilibrio entre la intensidad cárnica y el aporte fresco vegetal.
Crema helada de limón con kéfir
La esfera central de helado es muy cremosa y combina magistralmente los sabores cítricos y ligeramente ácidos del limón y el kefir.. Las dos tejas aportan textura crujiente y sabores ligeramente tostados: la primera es un crumble de lima, la segunda luce color verde clorofílico y aromas de fragante albahaca. Muy buen postre para terminar un menú de alta potencia y sabores profundos.
Precio del menú (que incluye dos bebidas): 25€