La apicultura, una actividad milenaria dedicada a la crianza de las abejas
Hace unos 9.000 años que los seres humanos tuvimos el acierto de empezar a recolectar la miel de abeja -existen pinturas rupestres en Bicorp (Valencia) que dan fe de ello- y al principio esta actividad se ejercía sin más protección que los ropajes y el hambre -que cuando aprieta, ayuda mucho a soportar lo que sea-. El primer rastro del uso del ahumador se encuentra en otra pintura rupestre localizada en Zimbabue, aunque fueron los egipcios hace 5.000 años los primeros en colocar las abejas en colmenas y sistematizar el sistema de producción de miel.
Desde entonces hasta ahora, el oficio de apicultor ha sufrido cambios tecnológicos que no han alterado la esencia principal: proporcionar un entorno seguro y cómodo a las abejas para que estas trabajen sin parar acumulando reservas para la colonia... Que serán finalmente disfrutadas por los humanos. Aun así, incluso hoy en día siguen existiendo 'cazadores de miel' silvestre que se enfrentan a los enjambres equipados con herramientas y vestimenta de muy baja tecnología.
Charlamos con Joan Comas Castellet, apicultor de nueva generación en Apimelgarraf para que nos cuente cómo es la vida de un apicultor moderno.
Un oficio en que las abejas se trasladan de ubicación a lo largo del año ya que en cada ubicación producen una miel distinta y a menudo son 'contratadas' por agricultores que necesitan polinizar sus campos. De esta manera, el apicultor obtiene ingresos por la venta de la miel y el alquiler del trabajo que realizan sus abejas. Un sector que está en lucha despiadada contra el abuso de los pesticidas y las plagas asiáticas que la abeja europea ha de afrontar actualmente. Aun así su mensaje final es positivo y esperanzado.
¿Cómo es el día a día de un apicultor en temporada de producción? ¿Cuáles son las tareas principales?
Las jornadas son entretenidas y divertidas. Hay mucho trabajo porque has de estar yendo al monte con mucha asiduidad para sacar más miel de los panales. Las tareas principales son sacar los panales llenos de miel para cambiarlos por panales vacíos que es donde las abejas depositan la miel en unas pequeñas celdas que tiene cada lámina de cera. En unos quince días o más vuelven a llenar los panales, y nos toca volver a sacar la miel hasta que la floración termine.
Las abejas son insectos vulnerables a los que hay que cuidar para garantizar el bienestar. Estas actividades de cuidado se realizan durante todo el año y no solo en época de floración... ¿Cómo cambia el trabajo a lo largo del año y las estaciones?
Hay mucho trabajo porque no solo se trata de recolectar la miel y venderla. Hay mucho más. El trabajo de todo el año implica vigilar y controlar las especies invasoras. Un gran peligro. Además, hay que controlar la floración para saber cuándo va a sacar miel. También hay que limpiar las zonas de los asentamientos, hacer el mantenimiento de las colmenas vacías, poner agua en los depósitos (porque las abejas necesitan agua y se la hemos de suministrar) y crear enjambres nuevos para poder ir teniendo producción.
¿El humo sigue siendo la mejor manera de calmar las abejas o ha evolucionado la técnica?
Sí, el humo aún es la herramienta esencial para calamar las abejas. En este sentido, la técnica no ha cambiado y es ancestral. La diferencia es que actualmente hay en el mercado ahumadores eléctricos que queman un combustible especial. Pero en nuestro caso, nosotros aún preferimos utilizar para hacer humo el modo tradicional: un trozo de saco con paja seca.
¿Cuáles son los peligros que amenazan a las abejas?
Los pesticidas y los neonicotinoides. Estos elementos químicos son los que hacen que las abejas pierdan el sentido de la orientación. Cuando eso pasa no pueden volver al asentamiento y entonces los individuos terminan muriendo por no haber encontrado su colmena, que es el hogar. Otro gran problema que nos encontramos actualmente son las especies invasoras. Así como posibles enfermedades. En el primer caso la avispa velutina es muy agresiva y un gran peligro y la varroa es una plaga que nos obliga a estar muy atentos y combatirla activamente.
La avispa velutina lo que hace es cazar abejas en cuanto salen del panal. Esperan a la salida y en cuanto salen las decapitan para dar de comer a sus crías. Es una guerra continua y es muy importante eliminarlas.
La varroa es un pequeño parásito, un ácaro que morfológicamente recuerda a una garrapata, que se les pone encima de la cabeza hasta que la dejan tan débil que al final mueren. Además, también se deja caer dentro de las celdas de cría y en su interior mientras se desarrolla la abeja adulta se multiplica tan rápido que la colmena termina muriendo.
¿Cómo se produce la miel una vez se recolecta de la colmena?
Los panales llenos de miel se trasladan al centro de producción, y aquí hay que quitarle la capa superficial de cera que evita que la miel se derrame dentro del panal. Se sitúan dentro de un extractor, que normalmente funciona por fuerza centrífuga para poder extraer la miel de forma limpia y sin aplicarle temperatura. Un proceso poco conocido es la maduración de la miel, que ha de estar como unos quince días en reposo y maduración para que todas las partículas de cera de pequeño tamaño que pueda contener suban a la superficie y así queda la miel bajo las mismas ya lista para envasar. Es un proceso muy natural.
¿Qué factores marcan la calidad y el sabor de la miel?
Los tipos de microclima que tenemos hacen que la miel sea de una calidad diferente. Para cada clima y territorio tenemos unas flores concretas que acaban dando un sabor determinado. Para obtener miel de romero o miel de tomillo por ejemplo, se han de situar los panales en campos concretos y mantenerlos ahí. Luego claro, no mezclarlas con otras mieles durante la producción.
Y el problema de la miel importada de baja calidad... ¿Es importante?
Se importa muchísima miel adulterada con azúcares y glucosas baratas de otros países, y la miel de calidad producida en nuestra empresa se exporta fuera como miel de calidad. Es una paradoja que deberíamos ser capaces de romper. Comprar miel de productores locales parece una buena manera de empezar.
¿Cuál es el futuro de la profesión de apicultor? ¿Hay buenas perspectivas?
Pues el futuro es bueno, porque cada vez se incorporan más apicultores jóvenes a este mundo. La miel de calidad es un producto cotizado, como hemos comentado la mayoría de nuestra miel se dedica a la exportación. Aunque es cierto que habrá que encontrar soluciones para combatir las plagas que en el mundo globalizado nos atacan, como ya hemos comentado la avispa velutina. Y el tema de los insecticidas, que son muy agresivos y perjudican a las abejas causando gran mortalidad. Es un reto global, de nivel planetario, porque las abejas no solo producen miel, son necesarias para la polinización de muchos cultivos. Las abejas nos hacen falta.