La floración del almendro ibicenco: llega la primavera a la Isla Blanca
El almendro es, junto al algarrobo, uno de los cultivos más tradicionales de secano de la isla de Ibiza. Hasta hace 50 años, la almendra era uno de los grandes productos generadores de valor añadido de la isla, al ser exportados a los mercados nórdicos debido a su alta calidad y gran demanda.
La progresiva desaparición del almendral de Ibiza y de su diversidad biológica ha afectado en los últimos años a entornos en los que el almendro constituye la especie predominante, como el valle del Pla de Corona, en Santa Inés. Por este motivo, este año se ha puesto en marcha una campaña de reforestación de almendros en la zona, con una plantación de un total de 286 nuevos árboles, que representan la esperanza de los agricultores del lugar para preservar el cultivo de estos frutales en la Isla Blanca.
Espectáculo visual y gastronómico
Más allá del importante valor que los campos de almendros encarnan para la agricultura de la zona y como consecuencia, para la gastronomía local, este frutal también constituye en sí mismo un auténtico espectáculo visual durante su periodo de floración: desde los últimos días de enero hasta el comienzo del mes de marzo.
Aunque los campos de almendros se hallan salpicados por toda la isla, sin duda uno de los mejores lugares para admirar la gran fiesta de la floración del almendro es el valle del Pla des Corona, en Santa Inés, un pueblecito tan diminuto como encantador, rodeado por robustos montes. Desde sus puntos más altos –uno de los más famosos es el acantilado de ‘Sa Penya Esbarrada’- se puede contemplar una panorámica inigualable de la amplia explanada de Corona teñida de su manto blanco y rosa: una imagen que desvela otra cara de Ibiza que representa posiblemente la antítesis de todos aquellos atributos que han dado fama a la isla como destino turístico mundial: sus playas, sus fiestas, su ambiente cosmopolita… Y es que, el único ruido que se aprecia en El Pla des Corona es el provocado por los rebaños de cabras y ovejas al pastar, y el mayor espectáculo es el que brinda la propia naturaleza a través de los cambios producidos por el paso de las diferentes estaciones del año.
La almendra ha sido desde hace siglos una de las materias primas protagonistas en la gastronomía ibicenca, principalmente en su repostería, con ejemplos como las famosas magdalenas ibicencas, postres como la salsa de Nadal (típico especialmente durante las fiestas navideñas) y otros platos, como el popular guiso de raya (borrida de ratjada): una sabrosa y original receta para degustar este pescado típico de las Pitiusas, cuya salsa se elabora a partir de almendras fritas.
La importancia de la almendra en la sociedad ibicenca es tal, que, desde 2016, se celebran en el mes de febrero las fiestas de la almendra, dentro del marco de las festividades de Santa Inés de Corona. Mediante esta celebración se persigue “fomentar su consumo y contribuir a la conservación de los almendros” a base de talleres culinarios para elaborar, por ejemplo, leche o helado de almendras; degustaciones de bebidas y dulces, charlas informativas, plantaciones, podas, música e incluso demostraciones de baile payés.