Origen y receta clásica de los buñuelos de viento
“Fruta de sartén que se hace de masa de harina bien batida y frita en aceite, y que al freírse se esponja y sale de varias formas y tamaños”. ¿Qué es lo primero que te viene a la mente si lees esta definición?
Exacto, estás en lo cierto. Hablamos de buñuelos. A pesar de que su origen es algo confuso, lo que sí sabemos es que se trata de un postre exquisito y muy esponjoso ligado a la Cuaresma y a la Semana Santa, que puede ir relleno de crema, nata, cabello de ángel u otro dulce, así como vacío y simplemente espolvoreado con azúcar.
Raíz etimológica e histórica
Se dice que el nombre de buñuelo deriva de dos posibles raíces. En primer lugar, de la palabra puñuelo, una especie de bola de masa que los romanos amasaban con las manos. En el siglo II aC, de hecho, el político, escritor y militar, Catón el Viejo, mencionó en el libro De Agri Cultura unos postres tradicionales llamados globos. La receta indicaba una mezcla de queso y harina que, hecha bolitas, se freía y se untaba con miel y semillas de amapola.
Por otro lado, también existe la creencia de que buñuelo proviene del término beignet, un dulce francés de elaboración muy similar que, en la actualidad, ha llegado a conquistar ciudades como Nueva Orleans, en Estados Unidos.
Dejando de lado su raíz etimológica, sin embargo, se piensa que los verdaderos artífices de traer la receta a la península ibérica fueron los árabes que se aposentaron en Andalucía. Su versión consistía en unos buñuelos de agua miel, una delicia musulmana que se freía en aceite y se bañaba en miel hirviendo.
Receta tradicional
Convirtiéndose en los protagonistas de estas fechas, los buñuelos de viento también se pueden consumir el resto del año. Su preparación es relativamente sencilla, pero te recomendamos no pasarte con las cantidades porque se trata de un dulce muy calórico. A continuación, te presentamos los ingredientes para unas 35 - 40 unidades.
Ingredientes
170 g de harina de trigo, 4 huevos, ¼ de litro de agua, 3 g de levadura, 50 g de mantequilla, un poco de sal, piel de limón, abundante aceite para freír y azúcar para rebozar.
Preparación
Para empezar, vierte en un cazo el agua, la mantequilla, la piel de limón y una pizca de sal hasta que hierva. En ese momento, retira la ralladura de limón y añade la harina mezclada con la levadura. Remueve hasta que se trasforme en una masa espesa que se despegue de las paredes del recipiente.
Seguidamente, retira el cazo del fuego y deja reposar unos 5 minutos. Poco a poco, añade los huevos siguiendo el mismo procedimiento: añade uno, bate con las varillas eléctricas o la espátula hasta que vuelve a espesar y repite hasta utilizar los 4 huevos. Una vez la masa esté homogénea, deja reposar otros 30 minutos.
Pasada la media hora, calienta aceite y con la ayuda de dos cucharaditas pequeñas forma bolitas para freírlas hasta que doren. Para quitar del aceite sobrante, cuando saques los buñuelos de la sartén déjalos en un plato cubierto con papel de cocina. Sin permitir que se enfríen, rebózalos en azúcar en otro plato y sírvelos rápidamente. ¡Buen provecho!