¿Por qué las frutas y verduras feas son tendencia?
Los consumidores vivimos un despertar y tenemos en cuenta el producto sostenible con el medio ambiente y de calidad. Como dice el antiguo adagio “la belleza está en el interior” y eso también se puede aplicar a las frutas y las verduras feas y deformadas. Cuando yo vivía en el norte de África e iba a la frutería me daba la sensación de que toda la fruta estaba podrida porque la presentaban sin lavar (cubierta de tierra) y con formas muy dispares. Acostumbrada a los productos idénticos en tamaño, lustrados y aparentemente perfectos que encontramos en las tiendas en Europa, era reacia a estas frutas y verduras que se presentaban recién salidas de la tierra, de la huerta o del árbol. La aversión me duro cinco minutos y enseguida descubrí unos sabores intensos y deliciosos, con un aroma y una textura incomparable que me recordaban a los productos que consumía en mi infancia.
Alrededor de 1.300 millones de toneladas de alimentos se desperdician cada año en todo el mundo y, de ellos, las frutas y verduras tienen las tasas de desperdicio más altas de todos los tipos de alimentos. Asumimos que las manzanas rojas brillantes serán más crujientes que las magulladas o que los pimientos firmes sabrán mejor en sus ensaladas que los blandos. En otro ámbito se encuentra el coste ambiental de todo esto: cultivamos millones de hectáreas de tierra empleando mucha agua para producir alimentos que irónicamente nadie termina comiendo.
La revolución de la #uglyfruit
Poco a poco los vendedores toman nota de los movimientos que surgen para acabar con este disparate. Usan términos eufemísticos como fruta y verdura "descuidada" o "imperfecta ". Grandes cadenas lanzan campañas de venta de estos productos en sus pasillos de productos frescos. En los Estados Unidos y Europa se han hecho esfuerzos para comercializar alimentos feos. El famoso chef James Oliver también ha apoyado sin cesar al "ugly food movement" y ha firmado acuerdos con cadenas británicas de alimentación para apoyar sus esfuerzos.
Las frutas y verduras “feas” no se recolectan en el campo o se tiran en la tienda, simplemente porque no tienen buen aspecto. Cada año se desperdician 160.000 millones de dólares en productos en los Estados Unidos. Para contrarrestar esta situación en EEUU precisamente se ha puesto de moda recibir cajas de fruta y verdura fea a domicilio por un 40% menos de lo que costaría en una tienda. Estas empresas venden productos orgánicos frescos que las granjas y tiendas no consiguen vender por una cuestión estética.
Hasta ahora, una parte de los productos “feos” se convertía en sopas, salsas, salsas, mermeladas, helados o directamente se donaba a organizaciones benéficas. Sin embargo, muchas pequeñas y medianas empresas no pueden asumir el coste que ello supone y el hecho de comercializar estos productos es una magnifica salida al mercado.
La tendencia de comer fruta y verdura que no es atractiva se ha instalado entre los millennials que incluso han creado cuentas de Instagram con este tipo de productos. Algunas fotos de frutas y verduras producen más de una sonrisa. El activista de la alimentación Jordan Figueiredo, que ha solicitado a los grandes supermercados americanos que vendan productos imperfectos, pone de relieve las "personalidades" de estas frutas y verduras “feas” en los medios de comunicación social. Parte de su campaña "Ugly Fruit and Veg", muestra zanahorias abrazadas o tomates con nariz larga al más puro estilo Cyrano de Bergerac.
Hasta hace poco, la Unión Europea tenía normas que impedían la venta de alimentos feos. Por ejemplo, los espárragos no podían venderse a menos que el 80 por ciento de su longitud fuera verde. Afortunadamente, desde el 2009 se han producido cambios legislativos que permiten la venta de 26 frutas y verduras con una etiqueta distinta como “destinado a la transformación" o “para ser cocinado”.
¿Qué se considera fruta o verdura fea?
1. Productos demasiado grandes o demasiado pequeños.
2. Con manchas que solo afectan al punto de vista estético.
3. Irregulares o con protuberancias.
4. Productos que no reúnen una cantidad suficiente para venderse en supermercados.
5. Tienen arañazos o agujeros (algo que indica que probablemente no se han utilizado pesticidas para cultivar esta fruta).
6. Asimetría.
7. Tienen que madurar un poco más.
Siempre hay que diferenciarlo de la fruta de mala calidad que se presenta mal olor, está fermentada, con moho, partes blanquecinas o está excesivamente oscura.
¿Dónde comprarla?
1. Internet es una gran plataforma para estos productos. Cada vez hay más cooperativas que venden estos alimentos.
2. Muchos supermercados lanzan campañas de fruta y verdura fea cada cierto tiempo a un precio más económico.
3. Otra opción es ir a mercados de agricultores de los pueblos o acudir a las citas que se dan en las grandes ciudades de forma periódica. En Barcelona puedes encontrar el Mercat de les pageses a la entrada del mercado de la Boquería y en Madrid se organiza uno el primer sábado de cada mes en el recinto ferial de la Casa de Campo.
Cuestión de ética
Casi la mitad de los alimentos cultivados por los agricultores nunca se venden y resulta paradójico que cada vez sea más difícil comer sano por los precios excesivos. Se genera un ciclo de desperdicio de comida que no nos podemos permitir. Sobre todo, viviendo en un mundo donde 800 millones de personas no consiguen los nutrientes necesarios para sobrevivir.
Luchemos por apreciar la belleza en todas las formas, tamaños y colores. No hay nada mejor que comer sano, ayudar a regular un sistema alimenticio consumista y que no tiene en cuenta el medio ambiente. ¿Te unes al movimiento?