¿Qué son las casseroles? Origen, historia y recetas
El término "casserole" proviene del francés y significa "cazuela" o "sartén". Originalmente, hacía referencia a una olla grande y profunda que se utilizaba para cocinar lentamente en un horno. Dejando atrás la literalidad de la palabra, actualmente y por influencia anglosajona, se utiliza casserole para denominar un estilo de cocina donde los ingredientes se mezclan en un recipiente –casi siempre de cerámica o cristal– y se cocinan en el horno, facilitando la preparación de comidas completas de manera rápida y sencilla.
Las casseroles, si lo consideramos de forma más amplia, han estado presentes en diversas culturas a lo largo de la historia, bajo diferentes nombres y formas, pero el concepto básico sigue siendo el mismo: una combinación de ingredientes que se cocina lentamente en un recipiente profundo, generalmente en un horno.
Un poco de contexto histórico de las cazuelas
Antigüedad: Las primeras cazuelas se remontan a la antigüedad, cuando las personas cocinaban en ollas de barro sobre fogones abiertos. Estas primeras versiones combinaban ingredientes locales como carnes, verduras y granos, creando comidas nutritivas y fáciles de preparar.
Edad Media: Durante la Edad Media, las cazuelas continuaron evolucionando. En Europa, se utilizaron recipientes de hierro fundido que permitían una cocción más uniforme. Los ingredientes también se diversificaron con la introducción de nuevas especias y técnicas de cocción traídas por el intercambio cultural.
Siglo XIX: El término "casserole" comenzó a popularizarse en el siglo XIX en Francia. La revolución industrial trajo consigo cambios significativos en la cocina, incluyendo la disponibilidad de utensilios de cocina de metal y cerámica, lo que hizo que las casseroles fueran más accesibles para la clase media.
Siglo XX: Las casseroles ganaron popularidad en América del Norte. Esto se debió en parte a la conveniencia de los alimentos enlatados y congelados que podían mezclarse fácilmente en un solo plato, permitiendo a las amas de casa preparar comidas completas con facilidad.
Hoy en día, las casseroles son populares en todo el mundo y se pueden encontrar en una variedad de cocinas, desde la italiana hasta la mexicana y la india. La modernidad ha traído nuevos materiales de cocina, como el vidrio y el silicón, que han influido en la forma en que se preparan y se sirven las cazuelas.
Las casseroles: soluciones prácticas y económicas
Como ya se ha comentado, las casseroles como concepto culinario permitían a las familias maximizar el uso de ingredientes baratos y disponibles. Las verduras, los granos y las legumbres eran más asequibles que las carnes, y las cazuelas permitían combinarlos de manera sabrosa y nutritiva, por lo que eran (y son) perfectas para aprovechar ingredientes sobrantes, haciéndolas un recurso económico y práctico. La simplicidad de combinar todos los ingredientes en un solo recipiente, además, permite una preparación rápida y fácil, y la cocción en horno permite que los sabores se mezclen y se intensifiquen, creando un plato lleno de sabor sin necesidad de atención constante.
Por otro lado, las casseroles son ideales para alimentar a grupos grandes, crucial en antaño para familias numerosas o comunidades que se reunían para compartir los pocos recursos disponibles, y hoy en día si participamos de alguna reunión multitudinaria y no tenemos tiempo o ganas de dedicarle mucho tiempo a la cocina.
Algunas recetas de casseroles
Ya sea por esta razón o simplemente porque nos apetece preparar un plato sencillo, nutritivo y apetitoso, anota estas inspiraciones de casseroles y cocínalas tú mismo, ¡descubrirás lo fáciles y deliciosas que son!
Casserole de bacalao con patatas, nata y cebolletas
Ingredientes:
- 500 g de bacalao fresco o desalado (sin espinas y en trozos)
- 4 patatas medianas, peladas y cortadas en rodajas finas
- 1 taza de nata (crema de leche)
- 1 manojo de cebolletas (separar la parte blanca de la verde)
- 2 dientes de ajo, picados finamente
- 1 cucharadita de pimentón dulce (opcional)
- ½ cucharadita de pimienta negra molida
- ½ cucharadita de tomillo seco
- Sal y pimienta blanca
- Aceite de oliva virgen extra
Elaboración:
Precalienta el horno a 180°C. Comienza pelando y cortando las patatas en rodajas finas, luego fríelas en una sartén con un poco de aceite de oliva hasta que estén doradas por ambos lados, unos 8-10 minutos. Una vez listas, retíralas del fuego y resérvalas. En la misma sartén, añade más aceite de oliva si es necesario y sofríe la parte blanca de las cebolletas junto con el ajo picado, aproximadamente 5 minutos.
A continuación, agrega el bacalao a la sartén y cocina durante unos 3-4 minutos, hasta que el pescado comience a desmenuzarse ligeramente. Incorpora el pimentón dulce, la pimienta negra, el tomillo y ajusta de sal a tu gusto. Mezcla bien para que el bacalao se impregne con las especias y retira.
Ahora es el momento de montar la casserole: en una fuente para horno, coloca una capa de las patatas doradas, añade una capa de la mezcla de bacalao y cebolletas sobre las patatas. Repite el proceso con otra capa de patatas y bacalao, terminando con una capa de bacalao. Vierte la nata uniformemente por encima de toda la preparación. Cubre la fuente con papel aluminio y lleva al horno durante 25 minutos. Pasado este tiempo, retira el papel aluminio y deja que se dore en el horno durante unos 10 minutos más, o hasta que la parte superior esté dorada y burbujeante.
Una vez que el casserole esté listo, retíralo del horno y deja reposar durante 5 minutos antes de servir. Justo antes de llevar a la mesa, espolvorea por encima la parte verde de las cebolletas, finamente picada.
Casserole de pollo con brócoli y gratinado crujiente
Ingredientes:
- 2 pechugas de pollo
1 cabeza de brócoli, cortada en floretes
- 100 g de cereales (como copos de maíz), triturados ligeramente
- 1 cucharadita de comino molido
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta al gusto
Para la salsa de queso:
- 30 g de mantequilla
- 30 g de harina
- 500 ml de leche
- 150 g de queso cheddar rallado
- ½ cucharadita de mostaza en polvo
Sal y pimienta al gusto
Elaboración:
Precalienta el horno a 180°C. Cocina las pechugas de pollo en una sartén con un poco de aceite de oliva hasta que estén doradas por ambos lados y completamente cocidas por dentro. Luego, retira el pollo de la sartén, córtalo en trozos medianos y resérvalo. Aparte, cocina el brócoli en agua hirviendo con sal durante unos 3-4 minutos, hasta que esté tierno, pero aún crujiente. Escúrrelo bien y resérvalo también.
Para preparar la salsa de queso, derrite la mantequilla en una cacerola a fuego medio. Añade la harina y cocina, removiendo constantemente, durante unos 2 minutos para formar una roux. Poco a poco, vierte la leche, batiendo constantemente para evitar grumos, y cocina la mezcla durante unos 5-7 minutos, o hasta que espese. Retira del fuego y añade el queso cheddar rallado, removiendo hasta que se derrita completamente. Si deseas, incorpora la mostaza en polvo para un toque extra de sabor, y ajusta con sal y pimienta al gusto.
En una fuente para horno, combina los trozos de pollo cocido con el brócoli y mezcla bien. Vierte la salsa de queso caliente sobre el pollo y el brócoli, asegurándote de que cubra todos los ingredientes de manera uniforme. Espolvorea el comino por encima, mezclando suavemente para distribuir las especias.
Tritura ligeramente los cereales hasta obtener migas grandes y espolvoréalas sobre la mezcla de pollo, brócoli y salsa de queso, creando una capa crujiente en la parte superior. Coloca la fuente en el horno y hornea durante unos 20-25 minutos, o hasta que la salsa de queso esté burbujeante y el gratinado de cereales esté dorado y crujiente. Una vez listo, retira del horno y deja reposar unos minutos antes de servir.
Casserole de pastel de calabaza con carne picada y patata
Ingredientes:
- 500 g de carne picada (vacuno, cerdo o mezcla)
- 1 calabaza pequeña, pelada y cortada en cubos
- 4 patatas medianas, peladas y cortadas en rodajas finas
- 1 cebolla mediana, picada finamente
- 2 dientes de ajo, picados finamente
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 1 cucharadita de comino molido
- 1 cucharadita de pimentón dulce
- 100 ml de caldo de carne
- 50 g de mantequilla
- Sal y pimienta al gusto
- 2 cucharadas de perejil fresco, picado
Elaboración:
Precalienta el horno a 180°C. Cocina la calabaza en una cacerola con agua hirviendo durante unos 10-12 minutos, o hasta que esté tierna. Escurre bien y, usando un tenedor, machaca la calabaza hasta obtener un puré tosco, de trozos grandes. Agrega una pizca de sal y un poco de pimienta al puré de calabaza y mezcla bien. Reserva.
Mientras la calabaza se cocina, calienta 1 cucharada de aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio. Añade la cebolla picada y el ajo y sofríe hasta que estén tiernos y dorados, aproximadamente unos 5 minutos. Luego, incorpora la carne picada a la sartén, rompiéndola con una cuchara de madera para que se dore de manera uniforme. Cocina la carne hasta que esté bien cocida, unos 8-10 minutos. Añade el comino, el pimentón dulce, sal y pimienta al gusto. Vierte el caldo de carne y cocina por unos minutos más, hasta que la mezcla se reduzca y espese un poco. Retira del fuego y reserva.
En otra cacerola, cocina las rodajas de patata en agua hirviendo con sal durante 8-10 minutos, o hasta que estén apenas tiernas, pero no deshechas. Escúrrelas y reserva.
Para montar el casserole, unta con mantequilla una fuente para horno. Coloca el puré de calabaza en el fondo de la fuente, extendiéndolo de manera uniforme para formar la base. A continuación, vierte la mezcla de carne picada sobre la calabaza, distribuyéndola uniformemente. Luego, cubre la carne con las rodajas de patata, superponiéndolas ligeramente.
Derrite el resto de la mantequilla y pincela con ella la capa superior de patatas. Lleva la fuente al horno y hornea durante 25-30 minutos, o hasta que las patatas estén doradas y crujientes.
Una vez que el casserole esté listo, retíralo del horno y deja reposar durante unos minutos. Antes de servir, espolvorea el perejil fresco picado por encima para darle un toque de frescura y color.
Casserole de calabacín con arroz, queso feta y champiñones
Ingredientes:
- 2 calabacines medianos
200 g de arroz blanco o integral
- 200 g de champiñones, cortados en láminas
- 150 g de queso feta, desmenuzado
- 1 cebolla mediana, picada finamente
- 2 dientes de ajo, picados finamente
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 200 g de queso rallado (mozzarella, cheddar o una mezcla)
- 1 cucharadita de tomillo seco
- Sal y pimienta al gusto
Elaboración:
Precalienta el horno a 180°C. Cocina el arroz en una cacerola con agua y sal, siguiendo las instrucciones del paquete, hasta que esté tierno. Una vez cocido, escurre si es necesario y reserva.
Mientras el arroz se cocina, corta los calabacines en dos partes: una parte en cubos pequeños y la otra en rodajas finas (estas rodajas se utilizarán para cubrir el casserole al final). En una sartén grande, calienta el aceite de oliva a fuego medio y añade la cebolla picada. Sofríe la cebolla hasta que esté tierna y translúcida, aproximadamente 5 minutos. Añade el ajo picado y cocina un minuto más, hasta que esté fragante.
Agrega los champiñones laminados a la sartén y cocina hasta que estén dorados y hayan soltado su líquido, unos 5-7 minutos. Añade los cubos de calabacín a la sartén y cocina durante 3-4 minutos, hasta que comiencen a ablandarse. Sazona con tomillo, sal y pimienta al gusto. Retira la sartén del fuego y mezcla las verduras cocidas con el arroz cocido y el queso feta desmenuzado.
Engrasa ligeramente una fuente para horno con aceite de oliva. Vierte la mezcla de arroz, verduras y queso feta en la fuente, distribuyéndola de manera uniforme. Coloca las rodajas de calabacín que habías reservado sobre la mezcla, cubriendo completamente la superficie del casserole.
Espolvorea el queso rallado por encima de las rodajas de calabacín, cubriéndolas bien para que se gratinen en el horno. Coloca la fuente en el horno precalentado y hornea durante 25-30 minutos, o hasta que el queso esté dorado y burbujeante y las rodajas de calabacín estén tiernas.
Casserole de boniato con marshmallows
Ingredientes:
- 1,5 kg de boniatos, pelados y cortados en cubos
- 100 g de mantequilla
- 100 g de azúcar moreno
- 1 cucharadita de canela molida
- ½ cucharadita de nuez moscada molida
- ½ cucharadita de extracto de vainilla
- 100 ml de leche
- 1 pizca de sal
- 200 g de mini marshmallows o nubes
- Opcional: 400 g de tater tots (croquetas de patata pequeñas típicas de USA)
Elaboración:
Precalienta el horno a 180°C. Coloca los boniatos en una cacerola grande y cúbrelos con agua fría con sal. Lleva a ebullición y cocina durante 15-20 minutos o hasta que estén muy tiernos. Escúrrelos bien y vuelve a colocarlos en la cacerola.
Añade la mantequilla, el azúcar moreno, la canela, la nuez moscada, el extracto de vainilla, la leche y la pizca de sal a los boniatos. Usa un pasapurés o un tenedor para machacar los boniatos hasta obtener un puré suave y cremoso. Ajusta el sabor con más azúcar o especias si es necesario.
Engrasa ligeramente una fuente para horno con mantequilla. Extiende el puré de boniato de manera uniforme en la fuente, alisando la parte superior con una espátula. Distribuye los tater tots sobre el puré de boniato en una sola capa, asegurándote de cubrir toda la superficie.
Coloca la fuente en el horno precalentado y hornea durante 20-25 minutos, o hasta que los tater tots estén dorados y crujientes. Retira la fuente del horno y distribuye los mini marshmallows por encima, cubriendo completamente los tater tots.
Vuelve a colocar la fuente en el horno y hornea durante 5-10 minutos adicionales, o hasta que los marshmallows estén dorados y ligeramente derretidos. Observa de cerca para evitar que los marshmallows se quemen.
Una vez que el casserole esté listo, retíralo del horno y deja enfriar unos minutos antes de servir.
Casserole de macarrones o pasta corta con romesco y jamón
Ingredientes:
- 400 g de pasta corta (penne, rigatoni, fusilli, etc.)
- 150 g de jamón serrano o jamón cocido, cortado en tiras
- 200 g de pimientos rojos asados (pueden ser de bote o asados en casa)
- 1 cucharadita de pimentón dulce
- 50 g de queso rallado (opcional, para gratinar)
- Sal y pimienta al gusto
- Perejil fresco picado (opcional, para decorar)
Para la salsa romesco
- 2 tomates maduros, pelados y picados
- 2 dientes de ajo
- 50 g de almendras tostadas
- 1 rebanada de pan, preferiblemente del día anterior
- 1 cucharada de vinagre de jerez o vinagre de vino tinto
- 100 ml de aceite de oliva virgen extra
Elaboración:
Comienza cocinando la pasta en una cacerola grande con agua hirviendo con sal, siguiendo las instrucciones del paquete hasta que esté al dente. Escurre la pasta y resérvala.
Para preparar la salsa romesco, comienza tostando ligeramente las almendras en una sartén sin aceite, hasta que estén doradas. Luego, fríe la rebanada de pan en un poco de aceite de oliva hasta que esté crujiente y dorada. Retira el pan y resérvalo.
En una batidora o procesador de alimentos, coloca los pimientos rojos asados, los tomates picados, los dientes de ajo, las almendras tostadas, el pan frito, el vinagre de jerez, el pimentón dulce y un poco de sal y pimienta. Comienza a batir mientras vas añadiendo el aceite de oliva en un hilo continuo, hasta obtener una salsa espesa y homogénea. Prueba y ajusta el sabor con más sal, pimienta o vinagre si es necesario.
Precalienta el horno a 180°C y, paralelamente, en una sartén grande, calienta una pequeña cantidad de aceite de oliva y saltea las tiras de jamón durante 2-3 minutos, hasta que estén ligeramente doradas.
En una fuente para horno, mezcla la pasta cocida con la salsa romesco, asegurándote de que la pasta esté bien cubierta. Añade las tiras de jamón salteadas y mezcla todo cuidadosamente. Si deseas, espolvorea el queso rallado por encima para gratinar.
Coloca la fuente en el horno y hornea durante unos 15-20 minutos, o hasta que el queso esté derretido y dorado, y la pasta esté bien caliente.