¿Se puede conocer una sociedad por su cocina?
Tiene gusto amargo, el correo en que el amigo y antropólogo Pep Bernadas me cuenta que la crisis obliga a suspender temporalmente y replantear una revista de viajes clásica: Altaïr. Espero que vuelva pronto, sea en el formato que sea, porque creo firmemente en el viaje como método de conocimiento del mundo, de la vida y de uno mismo. Ya hace unos cuántos años, durante un tiempo, escribí en Altaïr; obviamente en el apartado gastronómico, una sección llamada Fogones lejanos. Ahora es un trabajo que se continúa haciendo em la revista de referencia de viajes en este país, Lonely Planet Traveller, en una sección llamada Gourmet a cargo de la periodista Mar Calpena, también colaboradora de Gastronosfera. En aquella sección reflejaba mi mirada sobre culturas alimentarias que había visitado y saboreado con fascinación de la mano de cocineros y cocineras locales, tanto profesionales como caseros: mercados, casas, puestos de comida en la calle, labradores, pescadores, restaurantes más o menos populares, tiendas, supermercados, recetas, conservas, cocciones singulares, formas de comer, costumbres, fiestas, representaciones simbólicas, significaciones emocionales… Como dice el título de un libro publicado por el Museo del Hombre de París, la cocina es el reflejo de las sociedades: explica y se explica por aquel grupo humano que la hace y a la vez vive; es estructural, sistémica. Mirándolo con perspectiva, estoy convencido que fue precisamente este intento, necesariamente siempre sin concluir, de conocer in situ las principales tradiciones gastronómicas, el que me llevó a comprender la verdadera importancia de nuestra cocina y a focalizarme en el estudio del patrimonio cultural que representa. Más información: . Si quieres saber más sobre la gastronomía y los viajes, no puedes perderte este post del libro de Lonely Planet La mejor comida callejera del mundo.