Un paseo con regusto modernista

Establecimientos donde es posible retroceder a la Barcelona de principios del siglo XX. Son locales emblemáticos de una Barcelona bohemia y rompedora donde se gestaron las grandes conquistas artísticas, políticas y literarias de principios del siglo pasado. Era fácil entonces encontrarte en una mesa al mismísimo Dalí, Picasso, Gaudí o Hemingway. Estos establecimientos del barrio Gótico tienen en común una cuidada decoración modernista, que han mantenido intacta hasta hoy. Por todo ello, se han convertido en un fuerte reclamo tanto para los turistas, como para los propios barceloneses. Hay más de una decena y vale la pena detener el tiempo y viajar hasta la Barcelona más burguesa y revolucionaria entre copas, cafés y absenta. Rosa Dòria, propietaria del Cafè de l’Òpera, asegura que “se trata de bares muy diferentes, no solo por la decoración, sino también porque se respira aquel aroma especial de los cafés literarios de París”. Un aroma que con el tiempo no se ha evaporado ya que por el Cafè de l'Òpera han pasado cantantes, poetas, escritores, pintores y políticos de todo el mundo y de todos los tiempos. De hecho, Rosa recuerda haber visto a Joan Miró y, su padre, le había explicado que Dalí y Picasso también eran buenos clientes. También han pasado por allí quien fuera presidente de la Generalitat de Catalunya en el exilio, Josep Irla, los escritores Maria Aurèlia Capmany y Terenci Moix, y la soprano Montserrat Caballé. Cafés de "batallitas" En la calle donde nació Terenci Moix (Joaquim Costa) está Casa Almirall, otro bar modernista que conserva elementos de la decoración original, como la puerta, el mostrador, una reproducción en hierro forjado de la musa de la Exposición Universal de 1888. Ramon Solé, uno de los propietarios, explica que “el músico Dámaso Pérez Prado venía al bar a tocar cada diomingo antes de ir a La Paloma”. También le han dicho que durante la Guerra Civil, en una de las mesas del bar había un artesano que arreglaba pistolas a los milicianos e incluso "un día se le disparó, con la lógica alarma que eso provocó". El joven Picasso también había frecuentado Casa Almirall y el London Bar, donde se reuniían otros jóvenes artistas, como Miró o Gaudí. El London Bar también era el punto de encuentro para la gente del mundo circense, ya que en aquella época gran parte de los agentes del espectáculo estaban instalados en el Nou de la Rambla. La actual propietaria, Elionor Bertrán, explica que "siempre es y ha sido un punto de encuentro de gente con inquietudes culturales” y, de hecho, aún lo es. Músicos como la Fundación Tony Manero o Jarabe de Palo han ofrecido conciertos y, cada día se programan actuaciones en directo. Locales innovadores El Grill Room esconde la historia del hermano pequeño de uno de los cafés más emblemáticos de la época, el Petit Torino. La familia Bofarull es la propietaria desde 1916 y ha sabido posicionarlo como un local cosmopolita donde encontrar mesa sin reserva es complicado. Como también lo es el Muy Buenas, que sirve las mejores torrijas árabes de la ciudad. De hecho, el Muy Buenas se erige en uno de los centros culturales con más proyección que impulsa la carrera de jóvenes artistas. Sin duda, este era el esperíritu de estos locales a principios del XX y, quién sabe si en alguna de nuestras visitas compartimos mesa o música con futuras hornadas de celebrities. Texto de Vanessa Pérez