Una escapada a Palamós para descubrir los tesoros del mar
La antigua lonja de pescado de Palamós, en la Costa Brava, se recorta contra el azul del mar y el cielo. El puerto de esta población pesquera durante años fue el lugar de entrada de las capturas de la flota de la localidad. Las gaviotas siguen planeando entorno al edificio que, aunque ya no está lleno de los ruidos de la subasta del pescado, sigue totalmente vinculado a él.
Convertido desde 2002 en un Museo de la Pesca, este equipamiento de Palamós es un lugar único que nos descubre cómo el ser humano se ha enfrentado al océano y ha sabido adaptarse a él para ganarse el sustento.
En él se puede ver cómo el ingenio ha hecho desarrollar los aparejos de pesca desde la prehistoria, las artes para atrapar pescado, para construir barcas, para reparar redes... También podemos descubrir los distintos oficios del mar y las curiosas tradiciones y supersticiones que genera un medio tan peligroso.
Después del museo, nos morimos de ganas de hacernos a la mar. Y qué mejor que tomar un barco centenario, al estilo de los que salían a la pesca del arrastre por el Mediterráneo.
En Palamós, el Rafael, construido en Mallorca hace 100 años. En el Rafael se puede navegar a motor, pero la gran experiencia es hacerlo impulsado por su vela latina, y dejarse mecer –o a veces, galopar- por las olas, navegando más allá de las pequeñas islas Formigues mientras su capitán nos cuenta historias sobre las calas que vamos pasando.
Para refrescarnos, una cerveza, y durante la temporada, erizos de mar. Durante los meses fríos, estos erizos –conocidos como “oriços”, “garotes” o “garoines”– son una delicia de la Costa Brava, puro sabor a mar.
Con el hambre ya abierto, nos dirigimos al Espai del Peix. Un nuevo equipamiento integrado en el puerto, impulsado con la colaboración de la Fundación Damm. Aquí es donde ahora se celebra la subasta del pescado actualmente, que puede seguirse desde el mirador acristalado que da al magnífico comedor. Porque aquí todo está pensado para divulgar la tradición gastronómica detrás de la cocina marinera.
El énfasis se pone en las especies que generalmente se desaprovechan o a las que no se presta atención. Showcookings, talleres para niños, maridajes, clases de cocina... y para que luego podamos poner en práctica nuestros conocimientos, las pescaderías que hay a la entrada nos permitirán llevarnos a casa los más frescos tesoros del mar. Un pedazo de Mediterráneo en nuestro plato.
Fotos de Alicia García