"He dado el último toque al plan para lo que va a convertirse en una ciudad única en el mundo, construida para que la gente viva con simplicidad y alegría". Así resumía el arquitecto Le Corbusier su ciudad utópica creada en Chandigarh, al norte de la India en los años 50. Y basándose en este icónico proyecto, esta pasada primavera abrió Chandigarh Café en un chalé reformado de la parte alta de Barcelona.
El contraste armónico de los colores de sus paredes, el mobiliario y las lámparas de época, los espacios diáfanos y las diferentes perspectivas, todo quiere ser un homenaje a la ciudad ideada por Le Corbusier en los años 50. Como este chalé construido en la misma década y recuperado por Tomás Tarruella Abadal, Paula Ospina y Beatrice Mas para ubicar su restaurante.
Paula, quien también regenta el restaurante Les Filles, es quien se ha encargado de dar este toque único a la decoración del local, que incluye las icónicas sillas Chandigarh, ideadas por Pierre Jeanneret que combina madera y la cómoda rejilla. Nos cuenta que quisieron crear un restaurante "relajado como una casa, más cómodo"; y desde luego que lo han logrado, con su terraza ajardinada y un patio trasero con una espectacular buganvilia reservado para grupos y eventos.
La "simplicidad y alegría" que buscaba Le Corbusier se traslada también en los platos que salen de la cocina del Chandigarh Café. Regentada por el chef parisino Hervé Escobar, se basa en un buen producto y, por supuesto, en el savoir faire francés. Los productos de la huerta del Maresme, la carne de Lleida, la pasta fresca casera y un horno de leña, hacen posible una carta sencilla, completa y, sobre todo, muy fresca.
Aquí se trata de que cada cual encuentre el placer gastronómico que buscaba y a un precio razonable. Abren la carta los entrantes, entre los que hay que probar las sabrosas y cremosas croquetas de confit de pato, o los platillos para compartir de tarama (puré cremoso a base de huevas de caballa), humus de berenjenas ahumadas o el paté de campaña. Capítulo a parte merece el pescado marinado con maíz y jalapeño, en una combinación fresca y deliciosa que se derrite en la boca.
El hecho de que la verdura provenga de la huerta se nota en cada bocado cuando uno prueba la berenjena con sanfaina y yogur griego ahumado o la zanahoria a la barbacoa con miel y mostaza, queso feta y almendras. Entre las ensaladas, se puede elegir entre la César con kale, anchoas de Cantabria y queso Pasamontes; la de Stracciatella ahumada, tomates del Petit Bané y encurtidos de cebolla; la de judías en vinagreta, berros y queso de cabra fresco; o el carpaccio de hinojo, naranjas, mató y almendras marcona.
Pasta fresca casera o pizzas cocinadas en el horno de leña son otra gran opción que teletransporta al comensal a Italia: rissotto carnarolli con pesto de rúcula, bimis asados y pecorino; taglioni con espinacas, espárragos verdes, parmesano y limón; o los tortellini con berenjenas, tomate seco, beurre noisette y salvia, son algunas de las deliciosas opciones.
Para los fans de la carne, uno de los platos estrella del chef: el onglet de ternera, tierno y con todo el sabor, acompañado de cebolla y espinacas asadas. Steak tartar, pollo ecológico o la burger Chandigarh completan el apartado carnívoro. Y en el de pescado: merluza Colbert, con salsa tártara y coleslaw; corvina salvaje a la brasa, con acelgas, peras y beurre blanc; o los calamares con salsa virgen, hinojo y ensalada de hierbas.
Y, para finalizar, cómo no entretenerse con unos postres caseros. Una de las estrellas de la casa es el Eton mess, una delicia de trozos de merengue con fresas del Maresme y vainilla. También son una buena elección la mousse de chocolate Cuba 70% con caramelo salado y nougatine; la Isla Flotante con crema inglesa y almendras tostadas; y los helados Paral·lelo con sabores tan originales como de limón y gengibre o de sésamo negro. Y, como no podía ser de otra manera, una opción muy francesa para concluir: los quesos de la semana con mermelada de cereza negra.
Como la ciudad ideada por Le Corbusier, una utopía que quería prestar una vida alegre y sencilla a sus ciudadanos, Chandigarh Café logra este efecto: hacernos un poco más felices con su incomparable entorno y su apetitosa gastronomía.
Fotos: Flaminia Pelazzi
Av. d'Esplugues, 105
Barcelona Barcelona
España