Unas llamativas luces rojas de neón, que coronan la entrada, son el signo distintivo de este provocativo local, de nombre nada discreto. My Fucking Restaurant ofrece una alocada carta de fusión: sus raíces son italianas, aunque se complementan con sabores de otras cocinas, en especial la catalana. En él encontraréis un auténtico repertorio de vistosas tapas y platillos, pensados para compartir, que sorprenderán a cualquier comensal.
El cocinero Matteo Bertozzi regenta el local desde principios de 2017, año en que abrió sus puertas en el Raval, uno de los barrios más turísticos de Barcelona. “Cuando empezamos, nuestro público era 100% estrangero. Ahora más o menos representa el 60% de nuestros clientes”, apunta. Y es que uno de sus objetivos es atraer cada vez a más comensales locales: “A la gente de aquí les gusta los platos grandes con precios baratos, buen servicio y muy buena calidad. Y, a veces, todo eso no se puede tener y hay que subir los precios: cuesta mucho dinero una plantilla de 12 o 13 personas trabajando con un sueldo digno y un horario correcto”. Otro de sus puntos diferenciadores es que todas sus propuestas son gluten free. “Esto hace también que nuestros platos sean más costosos: las harinas que empleamos cuestan el doble que una harina normal”, comenta Bertozzi.
Trabajan con producto de proximidad, y se nota especialmente en los pescados y las verduras. No emplean salmón, atún ni otros pescados "sobreexplotados" por respeto al mar y, aproximadamente, el 80% de la carta la conforman platos con ingredientes vegetales. "La verdura es muy bonita: ¡yo me tatúo verdura!, pero hay que respetarla y convertirla en algo delicioso". Por su parte, la carne que utilizan la consiguen de una empresa familiar gallega. Aprovechan productos de otras zonas siempre que haya un proceso ético detrás, en su producción. "No quiero cerrar puertas; por ejemplo, el sake lo compramos de una pequeña bodega familiar".
Aunque en la base de My Fucking Restaurant está la cocina italiana, en su minuta no encontraréis sus preparaciones más icónicas, como las pizzas, las pastas o las focaccias. A lo sumo, algún tipo de queso, como la burrata, o alguna receta identitaria como la polenta. “Tenemos platos raros, poco típicos, pero muy divertidos. Nos gusta jugar y experimentar. La cocina no puede ser aburrida”, sentencia el cocinero.
La carta va cambiando dependiendo de la temporalidad de los productos con los que trabajan. Cuando visitamos el local, a principios de marzo, pudimos probar el irreverente mini kale con curry rojo y praliné de cacauetes; la irresistible caballa soasada con curry de calabaza y almendras; la explosión de sabores que representa el boniato asado, acompañado de chutney de cilantro y praliné de ajo asado y el exquisito calamar con beurre blanc de azafrán y algas, suave y extremadamente tierno.
La burrata con remolacha en textura, kale y nueces; las hojas de invierno, fondue de asiago y aceite de calçots y el risotto cremoso de lentejas beluga y carabinero son otras de las opciones disponibles y que dejamos pendientes para otra ocasión.
Su oferta dulce no es muy extensa, aunque sus elaboraciones son realmente acertadas y también transmutan dependiendo de la época del año. Degustamos la panacotta de peras con cardamomo y pimienta de Sichuan y la falsa sacher de mandarina y jengibre, aunque destacamos la torrija de polenta, ruibarbo (un vegetal originario de Asia) y crema agria, servida con el toque fresco que le aporta la granada. Una torrija diferente, difícil de clasificar, que simboliza a la perfección la comida de fusión por la que se caracteriza el restaurante.
Actualmente My Fucking Restaurant dispone de dos menús degustación: uno de 39€ y otro de 46€, bebidas aparte. La capacidad del local es de unas 70 personas: 10 en la barra, unas 40 en la sala principal y 20 en la planta inferior: un espacio idóneo para una cena más íntima, con cocina abierta y un contacto más estrecho con el personal de sala. Por último, y no menos importante, resulta fundamental hacer una reserva con suficiente antelación. Su horario de apertura es de 19 a 23h de jueves a lunes, y también de 13 a 16h los fines de semana.
Fotos: Flaminia Pelazzi
Carrer Nou de la Rambla, 35
Barcelona Barcelona
España