Moix Wine & Gastrobar

En el Raval, cerca del Liceo, las Ramblas y la Boqueria abrió hace poco sus puertas el Moix Gastrobar. Una ubicación privilegiada en un barrio que ha sido desde siempre lugar de entrada a la Ciudad Condal, tanto de gente como de mercancías procedentes de todo el mundo que llegaban al puerto barcelonés. En el Moix están orgullosos de esa historia y quieren seguir el viaje de la misma por el lado bohemio y multicultural de la vida.

Así, al entrar, nos encontramos dentro de un espacio de diseño actual, moderno, con un toque “industry” y colores tierra, madera y arena, acogedores y elegantes, obra de la interiorista Gisela Grandes. Ella ha sido la encargada de diferenciar los tres espacios que dan forma al restaurante. La barra, a la entrada, que invita a comer o picar algo y dónde destaca el logo de Moix iluminado con bombillas.

A continuación, el comedor, con luz natural procedente del patio interior, decorado con fotografías del Raval obra del artista Joan Vendrell. Finalmente, el Rebost del Moix, la joya de la corona del local, una sala para dieciocho personas situada en el sótano en la que disfrutar de comidas con el chef como telón de fondo. Un lugar especial donde compartir gran momentos culinarios.

El producto como eje

El joven chef Robert Argacha, uruguayo de nacimiento y catalán de adopción, con una trayectoria en la que destacan restaurantes como La Biblioteca Gourmande, Chez Cocó o La Balsa, es el artífice de lo que él mismo define cómo: “una cocina sencilla, de producto sin alharacas y preparaciones no simétricas”. A su lado, Omar García, otro chef con quién coincidió en el Siroco y que ha trabajado con Martín Berasategui.

Pero, por encima de estos nombres y del gran equipo que los acompaña, en la cocina del Moix el producto es el eje, el palo de pajar a partir del cual todo coge forma. Sólo una cuidadosa tarea de localización del mejor producto basada en criterios de proximidad, calidad, elaboración artesanal y estacionalidad puede garantizar la trazabilidad de cada plato y, con ella, la máxima calidad y frescura.

Tratadas con creatividad, técnica y unas pinceladas de estética, estas materias primas se transforman en preparaciones culinarias de vanguardia sin ninguna concesión a extravagancias insulsas ni añadidos químicos. Territorio, producto, técnica y nada más.

Carta y menú

La carta del Moix ofrece auténticas golosinas. Y cuando digo golosina, hay que añadir delicatessen. Tienen ostras del Delta del Ebro con limón, con algas, su versión “fritte”, caviar de esturión siberiano y los grandes ibéricos Juan Manuel gran reserva DO Guijuelo. Todo esto a precios muy ajustados que permiten degustar estos productos poco conocidos para muchos clientes.

Añadimos patés de Eth Restilhe, un obrador del Valle de Aran, elaborados según recetas familiares, totalmente artesanos y con excelentes materias primas. Para hacer boca, sirven variedades de queso azul, de conejo, de pintada y de tortilla, acompañados de pan tostado y de una ensalada de hojas y hierbas.

Para quienes gustan de tapas más tradicionales nada como sus huevos rotos o fritos con jamón, los crujientes buñuelos de bacalao con miel, guindilla y allioli o la coca de caballa marinada casera con escalibada y tapenade. Ahora que vivimos un auténtico furor por el steak tartar, el del Moix a base de vaca vieja con mostaza, rábano raifor y huevo ecológico es para lamerse los dedos.

Sibaritas, no dejéis de probar los blinis y dados de salón marinado con eneldo, pepinillo y alcaparras.

El consomé de vieiras con foie gras, las alpargatas con tuétano de ternera y espárragos del bosque o las nuevas tapas que en breve se incorporarán a la carta con setas y caza prometen sonrisas al paladar.

Y como tapear es compartir, en el Moix ofrecen dos menús para mínimo de 2 personas, uno a 35 euros y el otro, de degustación, a 48. El primero incluye anchoas sobre tomate de Montserrat, croquetas de jamón, huevos con ibérico, sepietas con alcachofas del Prat y papada de cerdo y cola de toro al vino tinto con parmentier de patata Ratté, dos postres y otros platos al mismo nivel.

El de degustación, parte de dos aperitivos para continuar con un tartar de navajas, los llamados blinis y steak tartar, un huevo a baja temperatura con chanquete, un mar y montaña de papada de cerdo y cococha de merluza, lechales de ternera lacada con colmenillas y espárragos, ternera Morena madurada con foie y torrija de Santa Teresa con panettone de aceite y helado de leche cruda.

Cómo decía Santi Santamaria “Con la tierra como fuente esencial de inspiración, mi cocina tiene la fuerza que me aporta la naturaleza, con un sabor y un olor que me permiten apreciar la belleza a través del gusto”. Es hora de disfrutar del Moix. Pide y comparte, porque sus platos están pensados para compartir en un ambiente que invita a la tertulia.